lunes, 28 de julio de 2014



Bendiciones en vez de sacramentos



Se ha hablado mucho de evangelizar la cultura. 
¿Cómo denominar al fenómeno inverso, o sea, al hecho de que la cultura seculariza determinados elementos religiosos o, por mejor decir, utiliza la religión como pretexto para determinadas celebraciones que tienen un sentido también secular, pero para las que no se ha encontrado un acto secular que satisfaga todo el sentido que uno quiere darles? Quizás podríamos hablar de secularización de la religión por parte de personas que piden un acto religioso pero prescinden del sentido religioso del acto.

Hay católicos no practicantes que todavía acuden a la Iglesia para solicitar determinados servicios, fundamentalmente bodas, bautizos, primeras comuniones y funerales. Cuando a estas personas se les dice que deben hacer un cursillo para poder recibir alguno de esos sacramentos, unas veces lo aceptan con resignación, otras ponen mil excusas para no hacerlo y otras hasta protestan. En realidad esas personas buscan un modo de celebrar un acontecimiento que les afecta muy de lleno. No han encontrado el equivalente no religioso que pueda dar un sentido a la fiesta o al acontecimiento. Primero porque todavía están imbuidos de un ambiente social cristiano, que les hace recordar que en su familia esos acontecimientos se celebran de ese modo. Y segundo porque no se han impuesto aún los sustitutivos seculares correspondientes. El único sustitutivo que está ya totalmente impuesto es el matrimonio. Pero para celebrar el nacimiento, o la entrada en la adolescencia y no digamos para llorar la muerte, todavía los mejores servicios los presta la Iglesia.

Si ponemos dificultades a estas personas, poco a poco irán buscando otros modos de vivir y celebrar estos acontecimientos. Ya en la antigua República Democrática Alemana se intentó algo de eso sustituyendo la primera comunión por una fiesta de entrada en la adolescencia. ¿Vale la pena “aprovechar” esta demanda de servicios para intentar mantener un catolicismo de mínimos, o nos ponemos serios y rechazamos a los que no son serios según nuestros criterios de seriedad? No lo tengo claro, pero me planteo si no deberíamos hacer lo posible para no apagar las mechas humeantes. Siempre ha habido grados en la vivencia de la religión. Me pregunto si ha llegado el momento de distinguir entre un sacramento y una bendición eclesial. Hay muchas personas que no están preparadas para recibir un sacramento, pero sí que lo están para acoger una bendición o una oración que les ayude a vivir mejor un acontecimiento humano que les importa.

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