miércoles, 16 de julio de 2014

Argentina, 

lugar teológico del Papa. Con Croatto, Gera y Ferrara

Xabier Pikaza


















Melchor Cano(1505-1560), manchego famoso y maestro salmantino, escribió una obra definitiva sobre los “Lugares teológicos”,pasando por alto uno que es hoy básico: la ubicación geográfica y social.

Pues bien, en este momento (VII, 2014), siento la obligación de decir queArgentina se ha convertido en un lugar teológico fundamental, pues de allí ha venido (y allí reside mentalmente, en lenguaje, corazón y gozo) nuestro Papa Francisco.
Por eso me siento obligado a presentar algunos rasgos de este lugar teológico porteño y argentino del Papa con sus grandes posibilidades. La Iglesia católica hoy se puede comparar con un Gran Buenos Aires, con sus posibles limitaciones, con sus grandes valores, y así lo muestro en las reflexiones que siguen.
En este entorno ha surgido nuestro Papa, un buen lugar para vivir y pensar, para amar y sufrir, para explorar caminos de cristianismo, un lugar por donde salía pasear el Diablo (como dijo el gran maestro E. Sabato, en Héroes y Tumbas)… pero donde también pasea Dios y está presente.
Hay muchos otros, empezando por Derisi y por Pironio, beneméritos ambos, cada uno en su línea. Pero en mi memoria teológica han quedado especialmente estos tres, Croatto, Gera y Ferrara, todos ítalo-argentinos, máximos representantes de un tipo de Teología que ha desembocado en el Papa Francisco.
A los tres he conocido (con Ferrara que aún vive he mantenido un tenso/hermoso diálogo teológico). Los tres son los teólogos de referencia del Papa, y así quiero decirlo, ahora que vuelo a su tierra argentina.

Ubicación
No son reflexiones de momento, que hoy presento y que mañana pasan, en este momento estoy volando hacia Buenos Aires, para ofrecer el primer tema de un Coloquio internacional organizado por el Instituto Raspanti, con motivo de los cincuenta años de la Ecclesian suam, como seguiré informando puntualmente a los lectores de mi blog, si no se cansan y me dejan.
Como esos lectores saben, el tema de Argentina me ha ocupado con frecuencia, y mi última referencia ha sido hace pocos días (05.07.14), presentando una de mis conferencias del próximo viernes (18.07.14), retomando y situando lo que ha sido para mí Argentina en los últimos sesena años.
Allí aludía a tres argentinos que han influido en mi vida: E. Angelelli, R. Iribarne y el Papa Francisco. No quiero seguir hablando hoy de ellos. Por este blog han pasado temas obispos argentinos y de otros hombres de muy diverso tipo, y he dado con frecuencia la palabra a mis amigos y colaboradores Juan Manuel González (Córdoba) y, sobre todo, a Ariel Álvarez (Santiago del Estero).
La última vez que estuve por allí en activo fue en febrero del 2007, dirigiendo un Curso de Biblia en el Instituto Bíblico Parresia y en la Universidad Católica de Córdoba, y con esa ocasión traje unos libros y publiqué en este blog una serie de trabajos sobre grandes teólogos argentinos. Por su parte, con inmensa generosidad, C. M. Galli, profesor de teología de la UCA (Universidad Católica Argentina) me regaló los libros que él había dirigido en homenaje a L. Gera y a R. Ferrara.
Hoy quiero recordarles a esos dos (con S. Croatto) que han sido y siguen siendo para mí las máximas autoridades teológica de Argentina, de las mayores del mundo… Ellos forman sin duda el entorno teológico del Papa, los tres en Buenos Aires, un lugar de fuerte pensamiento humanista y social, literario y teológico (un think tank de los más grandes del siglo XX).

1. S. CROATTO (1930-2004), 
un hombre de comunión
En el blog del 30.03.07 publiqué un amplio trabajo sobre S. Croatto, comentando en general sus libros sobre Biblia, y más en particular su estudio Experiencia de lo sagrado y tradiciones religiosas. Estudio de fenomenología de la religión (Verbo Divino, Estella y Guadalupe Buenos Aires 1997). Ha sido para muchos de nosotros un maestro y amigo. Compartí con él un tiempo de estudio (Jerusalén, 1981) y soy testigo de su humanidad cordial y de su gran sabiduría. Falleció el año 2004.
Severino Croatto ha sido quizá el investigador bíblico más sabio del siglo XX en lengua castellana. Había nacido en Córdoba (Argentina), el año 1930; estudió en el Instituto Bíblico de Roma y en la Universidad Hebrea de Jerusalén. Fue profesor de Antiguo Testamento e Historia de las Religiones en la Facultad de Teología de San Miguel, en la Universidad de Buenos Aires. Pero tuvo que dejar la cátedra católica por haber dejado el ministerio presbiteral activo y por casarse.
No tuvo la Iglesia Católica argentina la valentía humana y la gracia cristiana de seguirle ofreciendo un lugar en la enseñanza oficial, condenándole a una vida católica semi-clandestina, a pesar que era uno de los católicos más lúcidos y comprometidos del país. Gracias a Dios, los hermanos protestantes de la facultad de Teología Protestante (ISEDET) le ofrecieron un lugar y un “estipendio” para seguir elaborando una de las teologías más claras del siglo XX, en clave de estudio de la Biblia y de las religiones.
Croatto conocía como nadie las culturas del entorno bíblico, como demostró en sus grandes libros sobre el Génesis y sobre Isaías:
El hombre en el mundo. Creación y designio - Estudio de Génesis 1:1-2:3, La Aurora, Buenos Aires, 1974. Íd., Crear y amar en libertad. Estudio de Génesis 2:4 - 3:24, La Aurora, 1986. Íd., Exilio y sobrevivencia. Tradiciones contraculturales en el Pentateuco. Comentario de Gen 4-11, Lumen, Buenos Aires 1997. Esta trilogía ofrece el mejor comentario científico escrito en castellano sobre el comienzo de la Biblia y sobre las tradiciones fundantes de Israel.
Cf. también: Isaías 1-39, Comentario Bíblico Ecuménico (Buenos Aires: La Aurora, 1989); Isaías (40-55). La liberación es posible. La palabra poética y su relectura hermenéutica, Lumen, Buenos Aires 1994; Isaías 56-66. Imaginar el futuro. Buenos Aires, Lumen, 2001.
Pero su obra quizá más importante fue Experiencia de lo sagrado y tradiciones religiosas. Estudio de fenomenología de la religión (Verbo Divino, Estella 2002), La obra consta de dos partes básicas. La primera está dedicada a la experiencia religiosa y a sus manifestaciones. La segunda ofrece un análisis de textos religiosos de la Biblia.
S. Croatto represente representa en encarna el carácter ecuménico, universal, dialogante, del gran Buenos Aires de la segunda mitad del siglo XX. Mientras la España donde yo nací era un desierto, en aquellos años (1978) uno podía encontrar en Buenos Aires las mejores obras de diálogo de religiones y, en especial, de judaísmo (con el ecumenismo intracristiano). En ese lugar pudo estudiar y enseñar Croatto, en ese lugar pudo ofrecer a los cristianos (y en especial al Papa) un entorno de diálogo de culturas vivas y de religiones antiguas y modernas. Bendigo a Dios por Croatto y por su Buenos Aires (el Buenos Aires de nuestra Papa, con su cultura ecuménica).

2. LUCIO GERA (1924-2012), 
hombre de pueblo
Fue muy distinto de Croatto, aunque igualmente católico, igualmente universal, pero en línea de compromiso de iglesia. Fue uno de los últimos grandes símbolos de la teología de la liberación y del pensamiento teológico en lengua castellana, partidario de una teología de la liberación abierta siempre desde la Iglesia, en comunión real con los pobres.
Fue un hombre como el Papa, un ítalo-argentino, cordial, profundo y claro… Fue el profesor más importante para generaciones de teólogos argentinos. Pasé con él una mañana y una tarde, hace ya mucho tiempo (el año 1978), en conversación entrañable, de humanidad, de amor al pueblo, de servicio al evangelio. Después nos hemos mantenido en contacto. Hubiera sido un hombre del Papa Francisco, incluso un buen papa como Francisco, pero murió unos meses antes de la elección de Francisco. Le recordé en mi “postal” del 08.08.12, un día después de su muerte.
Gera fue sin duda un teólogo que estuvo siempre en sintonía con lo que ha sido y es el pensamiento del Papa, cuando era un cristiano de a pie, un obispo de Buenos Aires). Fue un hombre de transformación de iglesia, y de vinculación al pueblo. Con él aprendí a sentir lo que implican los cristos sufrientes de América (el pueblo crucificado) y las vírgenes gloriosas (signo de resurrección).
Gera ha destacado como persona y como guía (amigo) de una generación de teólogos y pastores de Argentina, al servicio de la liberación humana y de la reconciliación de la Iglesia. Participó en los comienzos de la Teología de la Liberación, desde una perspectiva más espiritual que política, aunque abierta al compromiso social. Ha sido profesor de la Facultad de Teología de la Universidad Católica de Buenos Aires y miembro de la Comisión Teológica Internacional, uniendo su investigación teológica con la docencia y, sobre todo, con el cultivo de una religiosidad popular, atenta al pensamiento de las comunidades autóctonas.

Ha vinculado su fidelidad a la Iglesia con una intensa vinculación a los signos y valores de la cristiandad latino-americana (centrada, como he dicho, en los cristos sangrantes y en las gloriosas de la Virgen María de la pascua cristiana femenina), con un fuerte compromiso al servicio de la libertad y promoción del pueblo marginado.

Estoy convencido de que el último Gera influyó positivamente en Bergoglio, por su forma de entender la implicación social del Mensaje y la cercanía al pueblo real, a la gente, más que las élites políticas y religiosas. Sin un hombre como Gera, sin su encarnación real en la vida, sin su utopía de transformación social, desde el evangelio, no podría entenderse el pensamiento de Bergoglio.
((De acuerdo con Gustavo Irrazábal, abogado y doctor en Teología, el pensamiento de Bergoglio coincide con el de Lucio Gera, integrante del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo, no el de principios de los años 70, sino el de Puebla, en 1979. Los escritos de Gera y sus compañeros de militancia preocuparon al menos a dos obispos, que recurrieron a Leonardo Castellani para que emitiera un veredicto. A juzgar por el escrito que hoy reproducimos, pareciera que Castellani no dio mucha importancia al tema. La crítica a Gera es breve, áspera y por momentos sarcástica. No obstante, distingue dentro del movimiento tercermundista dos sectores: uno, abiertamente modernista; otro, confuso y politiquero. En este segundo sector se ubica Gera, el inspirador de Bergoglio. Quienes esperaban de parte de Castellani algo del estilo de los panfletos anticomunistas que en los 70 emitía la T.F.P. -en los que todo se reducía al peligro del comunismo, y los nacionalistas católicos eran "socialistas" por defender la función social de la propiedad- se habrán sentido defraudados por un escrito “descafeinado”. En cambio, quienes sabían que la preocupación central de Castellani era el fariseísmo en relación con la Parusía, entenderán una valoración crítica que no deja de reconocer buenas intenciones, algunas verdades parciales y una preocupación por los menesterosos. (cf. http://info-caotica.blogspot.com.es/2014/03/castellani-sobre-lucio-gera.html).))
-- Sus amigos de Argentina le han dedicados tres libros de homenaje, que tengo el honor de conservar en mi biblioteca:
1) Uno más testimonial: Juntos en Su memoria. 50 años de sacerdocio con Lucio Gera(1947-1997) [Victoria, Santa Escolástica, 1997]
2) Otro más teológico: R. Ferrara y C. Mª. Galli (ed.), Presente y futuro de la teología en Argentina. Homenaje a Lucio Gera [Buenos Aires, Paulinas, 1997]
3) Y un número especial de la revista Nuevo Mundo que intercala textos, estudios, reportajes y testimonios de su obra: Ministerio peregrino y mendicante. Lucio Gera, 50 años de sacerdocio. Introducción. I. Retrato. II. Su palabra. III. Recepción y fecundidad. IV. Vinculaciones(Nuevo Mundo 55 [1998], pp. 5-154).
-- Se ha comenzado también la publicación de sus textos selectos:
a. V. R. Azcuy, C. Mª. Galli y M. González (ed.), Escritos teológicos pastorales de Lucio Gera. 1. Del Preconcilio a la Conferencia de Puebla (1956-1981) [Buenos Aires, Ágape Libros y Publicaciones de la Facultad de Teología, 2006].
b. Id., De la conferencia de Puebla a nuestros días (1982-2007) (Buenos Aires, Ágape 2007).


3. R. FERRARA,
HOMBRE DE PENSAMIENTO
No me atrevo a decir que Dios es argentino, pero decía y digo que Ferrara, un argentino insigno, era y es uno de los pensadores cristianos más significativos del siglo XX. De corte tradicional, de inmensa erudición, ha sido capaz de escribir los trabajos más densos de teología que conozco en los últimos decenios, como puse de relieve en mis postales de 29.03.07 y de 15.04.07.

Ferrara, nacido en Buenos Aires en 1930, ha sido profesor en la Facultad de Teología de la Universidad Católica de Buenos Aires y ha pertenecido a la Comisión Teológica Internacional. Ha sido y sigue siendo uno de los mejores conocedores de Hegel. Él representa la mejor tradición especulativa de la teología argentina y, quizá, de toda la teología católica del momento actual. En esa línea se sitúa su obra fundamental: El misterio de Dios. Correspondencias y paradojas. Una propuesta sistemática, Lux Mundi 83, Ediciones Sígueme, Salamanca 2005).
En la postal del 29.03.07 me atreví a realizar una lectura crítica (¡constructiva, a mi entender!) de su pensamiento. Decía allí que ésta es quizá la obra sistemática más vigorosa que se ha publicado en lengua castellana en los últimos años sobre el tema trinitario. Consta de dos partes, prácticamente iguales por su extensión, dedicadas a los dos tratados clásicos de la teología cristiana (católica) sobre Dios:
De Deo uno y De Deo Trino. La primera parte, titulada Dios en la identidad de su ser (págs 39-346), nos lleva "de las obras de Dios a su esencia", para pasar después de la esencia a la economía general, es decir, al obrar básico de Dios en la historia salvífica.
La segunda parte, titulada Dios en la distinción de las tres personas sigue el mismo esquema que la primera, pasando primero "de la economía a la Trinidad inmanente" para tratar después de la historia salvífica a partir de la identidad trinitaria)).
Mantuve con él un gozoso intercambio (y una división constructiva) de opiniones, como podrá ver quien siga leyendo el post del 15.04.07 que he querido incluir aquí de nuevo para situar mejor eso que he llamado “Argentina, Lugar teológico”.
Fue un debate que no pude mantener con nadie en España. A pesar de que he conocido a la mayoría de los teólogos españoles de cierta edad… nadie ha querido entrar a discernir mi obra, ni a criticar sus posibles deficiencias, ni a reconocer sus posibles valores.
Es como si se hubiera extendido un gran silencio, como si personas como yo no existiéramos para el mundo académico. En contra de eso, el profesor R. Ferrara, un hombre del círculo de Papa Bergoglio, quiso mantener conmigo un largo y hondo debate, con cierta dureza (más mía que suya), pero con inmenso respeto.
Las palabras iniciales del Homenaje a Ferrara (V. M. Fernández y C. M. Galli, Dios es Espíritu. Luz y amor, UCA, Buenos Aires 2005, 23-27) son del Card. Bergoglio. Y no son palabras de trámite, sino de implicación personal, de compromiso pastoral y de comunicación cristiana.
Quiero acabar citando algunas otras obras "trinitarias" de R. FERRARA: Memoria, presencia y profecía. Celebrar a Jesucristo en el tercer milenio, Buenos Aires, 2000; .«La fe en Dios, Padre y Creador» en AA.VV. Comentario al Catecismo de la Iglesia Católica, Buenos Aires, 1996, 81-133; "La Trinidad en el postconcilio y en el final del del siglo XX: Método, temas, sistema», Teología, 39 (2002) 53-92; «El amor del Padre», en FERRARA, R y GALLI, C., (eds.), Nuestro Padre misericordioso. Nueve estudios sobre la paternidad de Dios. Buenos Aires 1999, 53-84.
FERRARA, R y GALLI, C., (eds.), El Soplo de Dios. Diez lecciones sobre el Espíritu Santo, Buenos Aires, 1998

Con esto termina mi postal de hoy sobre Argentina, lugar teológico. Sólo para algunos más interesados reproduzco mi “debate” con el Prof. R. Ferrara, a partir de mi “recensión” de su obra, aparecida en la postal del 29. 03. 07

APENDICE.
X. Pikaza, debate con R. Ferrara sobre la Trinidad (blog del 15.14.07)

El pasado 29 de marzo publiqué un post titulado Teología argentina 1. R. Ferrara: Dios es Trinidad, comentado un valiosísimo libro de Mons. Ricardo Ferrara, El misterio de Dios. Correspondencias y paradojas. Una propuesta sistemática, Lux Mundi 83, Ediciones Sígueme, Salamanca 2005. Como a veces pasa, fui quizá demasiado severo y poco equilibrado en mis juicios. Pero Mons Ferrara me ha contestado con una carta admirable de persona amiga (algo dolida por algunas de mis afirmaciones) y de investigador honesto que responde con gran precisión a mis críticas. Con su permiso quiero publicar hoy su contestación, que podrá servir de ayuda para los estudiosos de la Trinidad y para los amantes de la "alta" teología. Honra a mi blog y me honra poder publicar textos como el que sigue.
1. Ocasión y tema de un debate sobre la Trinidad
Mons. Ferrara contestaba a mi crítica con una breve carta, en la que me adjuntaba el “anejo” que publico a continuación, diciendo: “Estimado Don Xabier Pikaza. En el archivo adjunto va una respuesta mía a su Email del 29/3/07. Le deseo de corazón unas felices Pascuas de Resurrección. Cordialmente R. Ferrara”. Le respondí con unas letras que, desgraciadamente, no conservo, asegurándole que lamentaba la dureza de mi crítica, que había querido ser "de método", no de fondo, añadiendo que la publicación de su carta serviría para precisar el tema. Él me contestó amablemente el 8/4/07:
" Estimado Dr. Xabier Pikaza:
Le agradezco su Email de la fecha. La paz del Señor resucitado nos ha alcanzado a ambos. No tengo inconveniente en que Ud. incluya mi respuesta en su blog con las indicaciones que van en la línea de su Email de hoy. Su Enchiridion Trinitatis lo he comprado no hace mucho. En cambio le agradecería el envío de su libro sobre DIOS COMO ESPÍRITU Y PERSONA para la Biblioteca de la Facultad… Para "intercambiar figuritas", como hacíamos de niños, espero enviarle a su dirección postal alguna publicación mía reciente. Felices Pascuas. Ricardo Ferrara".

En mi “post” del 29 de marco, yo destacaba los valores de la obra de Mons. Ferrara. Pero incluía dos “críticas” fundamentales, que podían resumirse de esta forma:
1. Me parecía que Mons. Ferrara había elaborado una teología trinitaria que, en el fondo, resultaba demasiado “independiente” del proceso de la revelación bíblica. Yo tenia la impresión de que su “dogmática” era muy valiosa en línea especulativa, pero que quizá no reflejaba plenamente el despliegue del pensamiento bíblico. Ferrara me ha respondido, diciendo que ha querido ser fiel a la Biblia y que, de hecho, la ha tomado como base de su exposición; y yo le agradezco y acepto su respuesta.
2. Me parecía que Mons. Ferrara había elaborado una Teología Trinitaria que, de hecho, iba más allá de la “economía” de la salvación, distinguiendo quizá demasiadi la “Trinidad inmanente” de la “Trinidad económica”. Ferrara se ha defendido diciendo que sigue un camino que ha sido ratificado por la Comisión Teológica Internacional de la que forma parte; y yo agradezco y acepto su respuesta.
3. Sigo manteniendo básicamente mis reparos, pero quiero añadir que son de tipo teológico y, que en ningún momento, he querido decir de verdad que él es "un teólogo de primera división, pero que corre el riesto de ser un cristiano de tercera". No lo he "querido" decir, amigo Ricardo; pero si lo he dicho y suena así perdóname. Se puede ser cristiano desde diversas perspectiva teológica y (por lo que he leído) estoy convencido de que tu forma de ser cristiano es admirable (te he tratado de tú, que sería un "vos" en Argentina, porque estas cosas, en mi castellano de vasco sólo se puede decir así, de tú; luego, en cosas menos importantes, volveré al "Usted").
Teniendo esto en cuenta, tengo el gozo de publicar la respuesta de Mons. Ferrara, de la que me siento honrado. Espero que nuestras convergencias y divergencias contribuyan a un mejor estudio y conocimiento del misterio trinitario, que ha estado y sigue estando en la base de la fiesta cristiana de la Pascua. Todo lo que sigue es suyo, Mons. Ferrara. Agradecido lo publico:
2. Carta de Mons. Ferrara sobre la Trinidad
Buenos Aires 7/4/07, Sábado Santo
Don Xabier Pikaza

Estimado Señor,
El departamento de sistemas de la Facultad de Teología me hizo llegar su E-mail del 29/3/07 donde transcribe su reseña de mi libro El misterio de Dios. Correspondencias y paradojas. Una propuesta sistemática (sigla MD), recensión publicada en su “blog” periodístico. Grande fue mi sorpresa y agrado por sus elogios iniciales (cf. punto 1) pero no menor mi desazón por sus críticas terminales (cf. especialmente el punto 8.2). En este Sábado Santo su escrito me ha llevado del festejo del Domingo de Ramos –por mi promoción a “teólogo” de pri¬mera– a un doloroso Viernes Santo –por mi degradación a “cristiano” de segunda o de cuarta categoría. [Nota: « En un sentido estricto, esta obra podría presentarse como un buen ejemplo de un tipo de gnosis teológica ...independiente del mensaje cristiano y de la vida-pascua de Jesús... Con un poco de humor, alguien podría decir que estamos ante una buena Trinidad Eclesiástica (magisterial) que está vinculada de algún modo al cristianismo, pero no a la raíz cristiana del evangelio.»]. Quiero esperar, contra toda esperanza, que mañana el Señor resucitado derrame sobre estas heridas el bálsamo de su Espíritu de paz y de gozo.
En esta situación de “ecumenismo entre cristianos de distinta categoría”, a la que me veo llevado por su escrito no renuncio a un entendimiento pacífico. Pero para ello sólo dispongo del instrumento de mi pobre palabra. La utilizo para practicar el ecumenismo espiritual de la oración por la unidad. La empleo, además, para confesar mis limitaciones y para disculparme por mis diferencias con su proyecto de vida cristiana (no amo la “ruptura de las instituciones”), para tal vez intentar ser menos “diferente”, sin por ello abandonar mi fidelidad al Señor que me llamó a la fe y al sacerdocio ministerial. Finalmente la destino a la tarea de señalar los valores que pueden unirnos y de aclarar, en forma de diálogo respetuoso y honesto, algunas de las diferen¬cias que nos están separando. Mis fuerzas y mis obligaciones del momento me impiden puntualizar el abanico de temas desplegados por Ud. y me imponen limitarme a los dos puntos conclusivos de su escrito (7-8).

1. Comienzo por lo menos conflictivo, por valores que podemos compartir (punto 7) aun cuando en su realización efectiva Ud. señale deficiencias mías
1.1 En su escrito Ud. valora en mi libro el orden sistemático (7.1) y el ejercicio de un pen¬sar reflexivo (7.2). Pero cuando Ud. dice «no parece que la sospecha de la modernidad (Marx, Nietzsche, Freud) le haya afectado» tiene Ud. razón sólo en parte: aunque en el libro doy un lugar a esos autores (MD 111-116; cf 672) consideré que una confrontación con esa racionalidad de la sospecha, edificada sobre el deseo de poseer, de poder y de placer, encontraba un lugar más adecuado en una teología filosófica, tal como acaba de hacerlo Y. Labbé [Nota: Dieu contre le mal. Un chemin de théologie philosophique Cerf, Paris, 2003, Cf. Chapitre I «Pourquoi voulons-nous Dieu?» 39-70. Cuando redactamos nuestro libro no teníamos conocimiento de esta obra]. Análogo fue mi proceder con las llamadas pruebas” de Dios (cf MD 161 n 34). En ambos casos la omisión se imponía porque su desarrollo hubiera alterado las proporciones, ya considerables, de un manual de 688 páginas. No obstante ya me había pronunciado sobre esa modernidad del “deseo”, confrontándola con el deseo de Dios y de su Sabiduría en un ensayo de fenomenología dialéctica («de las “dialécticas” del deseo y de la fe a la “lógica” de la sabiduría») que Ud. podrá encontrar resumida en las últimas páginas de un estudio mío publicado en 2002 [Nota: Ricardo Ferrara: Religión y filosofía en F. Diez de Velasco - F. García Bazán (ed), El estudio de la religión (Enciclopedia iberoamericana de religiones). Trotta, Madrid, 2002, Ver especialmente pp 219-222]. Espero que Dios me de vida y fuerzas para desarrollar estos y otros temas en una Teología filosófica que reestructure y actualice mis cursos de los años 90 sobre esta disciplina.
1.2 En cuanto al magisterio eclesiástico (7.3-4) no reduzco mi valoración al aspecto jurídico de la sentencia definitoria del juez o de los elementos probatorios del notario. Su valor incluye para mí el aspecto pedagógico del maestro colaborador del Espíritu de Cristo para guiarnos dentro de la verdad plena (e)n pa/sh th= a)le/qeia), revelada por el Maestro (Jn 16,3). Confieso que no entiendo a donde apunta la frase: «No le ha preocupado demasiado la coherencia...con la vida de la iglesia y con sus estructuras sociales (en la línea del trabajo al Monoteísmo [¡sic!¿?])» (7.3) ¿Tal vez se refiere a lo que digo en MD 234?
2. En cuanto al punto 8 “Posibles limitaciones”, le agradezco su aclaración preliminar.
2.1 Tiene Ud. razón en la impresión de “splendid isolation” (8.1), pero ella no nace de una soberbia autosuficiente sino de unas carencias personales y de unas limitaciones impuestas a una obra ya voluminosa; esperamos remediarla en otros escritos de otra extensión y género literario.

2.2 El punto de fricción más delicado, configurado por 8.2 requiere ir frase por frase
a) «Falta un estudio bíblico realizado desde dentro de la misma dinámica de la tradición bíblica». Agradecería una mayor explicitación de esta proposición para que un lector desprevenido no se crea que me he limitado a los “dicta probantia” de los manuales antiguos. No sé exactamente lo que, a juicio del recensor, falta en el libro, pero puedo recordar que en las secciones “narrativas” del libro hay algo así como “una dinámica de las tradiciones bíblicas” (MD 61-82 y 359-375). En efecto son las tradiciones histórica, profética y sapiencial del Antiguo Testamento las que revelan la misericordia, la paternidad y la sabiduría de Dios (MD 61-72), preparando el discurso de Jesús sobre la paternidad de Dios (MD 73-76) y el pasaje de esta paternidad de Dios a la divinidad del Padre llevado a cabo en las teologías de Pablo y de Juan (MD 76-79). Su complemento trinitario se halla en el discurso acerca de la persona divina del Hijo y de la persona divina del Espíritu Santo» (MD 359-374), en las tríadas eucarísticas y bautismales y en las escenas trinitarias de la anunciación, del bautismo y de la transfiguración, de pascua y de pentecostés (374s). Más específicamente vemos en el mesianismo ascendente (Salmos 2,7 y 110,3) y descendente (Prov 8,22s Eclo 24,8s y Sab 7,24s) del Antiguo Testamento (MD 361-364) el punto de arranque de las cristologías del Nuevo Testamento, tanto la ascendente que proclama a Jesús como Señor e Hijo de Dios a partir del misterio de Pascua y Pentecostés (Hch 2, 22-36 etc. cf MD 365), como la descendente que ve en la necedad del crucificado la Sabiduría de Dios (1 Cor 1,23 Col 1,15-18) y la palabra de Dios (Jn 1,1-18, etc., Hb 1,2s; cf MD 365-370) (El keygma pascual del crucificado, resucitado y exaltado a la diestra de Dios fue la base de la cristología y del dogma trinitario subrayado en MD 365). Por cierto, este condensado de 40 páginas no satisface las exigencias de un estudio exegético ni lo pretende. Pero brevedad y concisión no es lo mismo que silencio y omisión.
b) «También es sorprendente el silencio pascual». ¿Cómo se compagina este veredicto sumario con lo que acabo de mostrar?
c) « Da la impresión de que para el autor la Trinidad es independiente de la pascua de Jesús (y en el fondo de la misma encarnación). En un sentido estricto, esta obra podría presentarse como un buen ejemplo de un tipo de gnosis teológica que podría ser, en el fondo, independiente del mensaje cristiano y de la vida-pascua de Jesús, con la experiencia de las primitivas comunidades. Con un poco de humor, alguien podría decir que estamos ante una buena Trinidad Eclesiástica (magisterial) que está vinculada de algún modo al cristianismo, pero no a la raíz cristiana del evangelio».

Más allá de un humor negro que no es de mi gusto y me resulta ofensivo, agradecería me aclare lo que aquí entiende como distinción entre cristianismo y raíz cristiana del evangelio. Además, por lo que atañe a su iterada “Trinidad independiente” (de la pascua, de la encarnación, del mensaje de Jesús) veo que Ud. no distingue en esa independencia el aspecto gnoseológico o manifestativo del ontológico o constitutivo. Debemos estar de acuerdo en el hecho de que gnoseológicamente no podemos conocer la Trinidad independientemente de su manifestación en el mensaje de Jesús, en su pascua y su encarnación. Pero le pregunto si Ud. está en desacuerdo con el siguiente parecer de la Comisión Teológica Internacional: «La Trinidad no ha sido constituida (effecta) simplemente en la historia salvífica, por la encarnación, cruz y resurrección de Jesucristo, como si Dios necesitara el proceso histórico para llegar a ser Trino» (Teología, Cristología, Antropología 250 y citado por Ud. más arriba, punto 4, párrafo 5). Si esto es verdad, entonces la Trinidad es «independiente» (ontológicamente) de ese proceso histórico, no está constituida por un acontecimiento de esa historia aun cuando por la libre encarnación del Hijo asuma esa historia como una dimensión suya ( cf. MD 222, en referencia a TMA 10). Esta «independencia» y «libertad» es lo que se corresponde con Dios en cuanto Creador y Señor, tanto en su obra creadora, como redentora y santificadora. Por cierto, si Dios decide libremente encarnarse, entonces es sumamente conveniente que lo haga en la persona divina del Hijo, como enseño en MD 583s, en conformidad con Karl Rahner y a diferencia del tomismo clásico (cf. MD 584 nota 31).
Permítame Ud. concluir aquí, regresando al punto inicial de su escrito
[Nota: «Él representa la mejor tradición especulativa de la teología argentina y, quizá, de toda la teología católica del momento actual». «Esta es quizá la obra sistemática más vigorosa que se ha publicado en lengua castellana en los últimos años sobre el tema trinitario». «Se trata... de una obra que marca una época en la investigación trinitaria », «el teólogo sistemático más importante del momento actual, en la línea de la investigación trinitaria, desde dentro de la tradición eclesial y de la teología tradicional», «no conozco ninguna [obra trinitaria] que vincule, como la de Ferrara, el vigor especulativo con el análisis de la tradición dogmática y filosófica»].

Déjeme decirle que agradezco de corazón aquellos generosos elogios que Ud. dispensó a mi trabajo, pero que me siento abrumado y lleno de confusión por ellos porque no veo cómo se compaginan con otras afirmaciones suyas y porque no hacen justicia a los méritos de otros colegas, empezando por Ud. mismo [Nota: Sobre todo por su Dios como espíritu y persona. Razón humana y misterio trinitario, Salamanca 1989. Se trata de una obra que tuve entre mis manos hacia fin del milenio y que después no pude volver a consultar porque desapareció de nuestra Biblioteca].
Con afecto en Cristo Jesús, Ricardo Ferrara

3. Respuesta de X. Pikaza: Un camino abierto
Quiero dejar abierto este "debate" sobre la Trinidad, volviendo decirle a Mons. Ferrara que lamento haberle puesto en la primera división de la Teología (entre el mejor once del mundo) para pasarle a la cuarta en lo que toca a la liga cristiana. Agradezco que lo haya tomado como "humor negro". Agradezco de un modo especial el tiempo y la sabiduría con que ha querido responderme, exponiendo con más concisión su postura. Acepto sus explicaciones, pero pienso que sigue exista una diferencia en cuanto al método básico y que, siempre que la mantengamos en sus límites, es bueno que exista.
a) En el plano bíblico. Ciertamente, Mons. Ferrara hace un uso bueno y muy bueno de la Biblia, pero da la impresión de que la toma como "prueba externa". Parece que parte de una "teología ya hecha" (y que se da sobre todo en la tradición de la Iglesia) y que luego busca un apoyo en la Biblia. Para mí, en cambio, la teología es el mismo Biblia pensaba (es la reelaboración temática del despliegue de la revelación concreta, en el camino de la historia de Jesús). Son perspectivas algo distintas, pero no se oponen.
b) Trinidad inmanente y Trinidad económica. Mons Ferrara dice muy bien que hay una "independencia" de la Trinidad Inmanente. Coincido con él; pero, al mismo tiempo, sigo pensando que la Inmanencia de Dios resulta inseparable de su economía..., de manera que no se puede establecer ninguna afirmación sobre la Trinidad Inmanente en sí misma, a no ser como formulación límite.
En el fondo, lo que nos une y separa a Mons. Ferrara y a mi es el modo de entender la tradición de la Iglesia y el sentido de la Razón Teológico. (a) Yo tiendo a ver la tradición de la Iglesia desde la Biblia (para replantearla y relativizarla desde allí, sin negarla); tengo la impresión de que Mons. Ferrare la da más autoridad. (b) Yo tiendo a ver la razón teológica (e incluso dogmática) de la tradición eclesial como algo que debe ajustarse a la Biblia y recrearse desde ella, de manera que no creo en la existencia de una tradición ontológico/teológica que pueda tomarse como determinane; en contra de eso, tengo la impresión de que Mons. Ferrara concede mucho más valor a la tradición ontológico/teológica (racional) de Occidente (dentro de la tradición de la iglesia católica).
Son diferencias de "matiz", lo que no impide que yo tenga mucho que aprender de Ferrara, como muestra mi esfuerzo por leer y entender no sólo esta obra, sino otras que ha escrito sobre Trinidad, además de su espléndido trabajo de traducción y actualización de Hegel. Cumpliendo su petición, le he mandado un par de libros míos. Él me ha prometido algunos de los suyos. Nos repartimos "estampitas", es decir, nos mantenemos en diálogo de pensamiento y en comunión de fe cristiana.

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