Romería al Santuario de Bom Jesus da Lapa
Santuario de Bom Jesus da Lapa, una romería contra la injusticia
Comunidades Eclesiales de Base que insisten en unir fe y política, justicia y profecía al servicio de la Vida
"No hay progreso justo si el bienestar de unos requiere la explotación y la miseria de los otros"
Don Helder Cámara decía: "No dejen morir la profecía", palabras que fueron asumidas por Don Tomás Balduino, recientemente fallecido y que fue uno de los obispos brasileños más preocupados con la defensa de los trabajadores rurales
Luis Miguel Modino, corresponsal de RD en Brasil.
En 1977, un grupo de ciento doce campesinos y campesinas de Itaetê, Nova Redenção y Andaraí, municipios del estado de Bahia, donde las comunidades eclesiales de base de la diócesis de Ruy Barbosa se hacían presentes, se subieron a varios camiones para dirigirse al Santuario de Bom Jesus da Lapa, en las márgenes del río San Francisco, el mayor de los ríos del nordeste brasileño, recorriendo más de 700 kilómetros por caminos pedregosos.
Era una romería diferente, en la que movidos por la fe, hombres y mujeres del campo pedían que el Bom Jesus les diese coraje para continuar la lucha contra las injusticias de los poderosos, que invadían sus tierras, soltaban su ganado en sus campos de cultivo y quemaban sus casas para intimidarles y obligarles a salir de su lugar de sobrevivencia. Era la época de la Dictadura Militar y los terratenientes contaban con la connivencia de las autoridades, que consentían que los derechos humanos fuesen pisoteados como algo normal y natural.
Fue así como surgió la primera Romería de la Tierra en Brasil. Este fin de semana ha sido celebrada la 37ª Romería de la Tierra y de las Aguas al Bom Jesus da Lapa, siguiendo una costumbre que no se ha interrumpido desde 1977. "Libertar la Tierra, es Defender la Vida" ha sido el lema de este año, en el que durante tres días más de seis mil personas, incluyendo la presencia de cuatro obispos y buen número de sacerdotes, religiosos y religiosas, procedentes de diversos estados brasileños, se han encontrado a los pies del Bom Jesus para reflexionar y rezar juntos y encontrar la luz que permita hacer realidad el Reino de Dios.
A decir verdad, los años pasaron, pero los problemas continúan: la reforma agraria y el reconocimiento de los territorios de los pueblos tradicionales (indígenas, descendientes de esclavos, pequeños agricultores...) se ha quedado en papel mojado; la explotación sexual de mujeres, jóvenes y niños y el trabajo esclavo son señales vergonzosas en un país que se dice defensor de los derechos humanos; la degradación del río San Francisco y muchos otros, en consecuencia de la deforestación y el crecimiento desordenado pone en peligro la sobrevivencia de mucha gente.
Es el nuevo modelo de desenvolvimiento que los detentores del poder político y económico quieren impulsar, ocultando las consecuencias catastróficas que están siendo desencadenadas, pues no es posible un modelo de vida, de economía, de política y de sociedad en que se combinen el crecimiento incesante con el respeto de los derechos humanos y del medio ambiente.
En estos días se ha podido ver que, una vez más, no podemos perder la esperanza, pues sigue habiendo gente que no se rinde y persiste en la lucha por defender el planeta, movimientos sociales que no bajan la cabeza frente a los gobernantes conniventes con los intereses de las grandes empresas, comunidades eclesiales de base que insisten en unir fe y política, justicia y profecía al servicio de la Vida, niños que son educados para conocer sus derechos, jóvenes que no se dejan seducir por la banalidad de la sociedad actual, gente que defiende la tierra y el agua como un derecho universal, que proclama que es posible un sistema de vida alternativo, basado en las relaciones igualitarias, la descentralización del poder y el respeto a la naturaleza.
Don Helder Cámara decía: "No dejen morir la profecía", palabras que fueron asumidas por Don Tomás Balduino, recientemente fallecido y que fue uno de los obispos brasileños más preocupados con la defensa de los trabajadores rurales, los pueblos indígenas y el respeto por el medio ambiente. El homenaje que recibió en esta romería fue un nuevo motivo de agradecimiento a alguien que se ha convertido en intercesor ante Dios por las causas de los excluidos.
No hay progreso justo si el bienestar de unos requiere la explotación y la miseria de los otros. Que el Bom Jesus da Lapa nos dé fe para perder los miedos que nos impiden continuar luchando para que el Reino de Dios sea una realidad cada día más visible.
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