martes, 3 de febrero de 2015

De cuando el poder argentino mandó a espiar a Bergoglio

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Jorge Mario Bergoglio
JORGE MARIO BERGOGLIO

Un amigo de Francisco y legislador de Buenos Aires revela que el gobierno argentino realizó labores de espionaje contra el Papa en sus tiempos como cardenal

ANDRÉS BELTRAMO ÁLVAREZCIUDAD DEL VATICANO

Uno de los agentes de inteligencia más cuestionados de la historia argentina reciente coordinaba labores de espionaje contra Jorge Mario Bergoglio. La revelación la hizo Gustavo Vera, un viejo amigo del Papa, legislador por la Ciudad de Buenos Aires y referente del organismo por los derechos humanos “La Alameda”. Cuando le preguntaron por cuenta de quien era investigado el entonces cardenal, él no dudó: “Por orden del gobierno de turno, de Néstor Kirchner”.

Vera presentó este lunes 2 de febrero una denuncia por enriquecimiento ilícito contra Antonio “Jaime” Stiusso. Se trata del espía preferido de Kirchner durante su presidencia, entre 2003 y 2007. Fue director de operaciones de Secretaría de Inteligencia argentina, también conocida como ex SIDE.

En las últimas semanas su figura captó el interés de la prensa porque él entregó gran parte de la información base de la denuncia presentada el 14 de enero pasado por el fiscal Alberto Nisman contra la presidenta actual. En ese escrito Cristina Fernández de Kirchner es acusada de urdir, con sus colaboradores más cercanos, un plan para asegurar impunidad a los supuestos responsables iraníes del atentado terrorista contra la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) del 18 de julio de 1994 y que dejó 85 muertos.

Un día antes de comparecer ante una comisión parlamentaria y cuatro después de haber interpuesto su denuncia, Nisman apareció muerto. Supuestamente se suicidó. Ahora el gobierno pasa una de sus peores crisis, a pocos meses del fin de su mandato.

Es una historia compleja, digna de una novela. Según la presentación de Vera, Stiusso y otros espías se habrían enriquecido gracias a una telaraña de empresas, algunas de ellas fantasma, a través de las cuales habrían lavado dinero.

En medio del affaire Nisman, el legislador fue entrevistado en Radio La Red de Buenos Aires. Al aire le preguntaron: “Stiusso cuando estaba en la ex SIDE, hace ya unos años, y cuando Francisco era Bergoglio, ¿lo investigaba, lo seguía?”. Vera dudó, después respondió: “¿A Bergoglio? Sí, si claro”. El periodista Carlos Burgueño insistió: “¿De qué manera, qué tipo de actividades hacía y por orden de quien?”. El legislador abundó: “¿Por orden de quién va a ser? Del gobierno de turno. Stiusso estuvo todo este tiempo bancado porque Néstor lo bancó”.

Vera fue mucho más allá. Recordó que Antonio Stiusso fue el agente preferido de Néstor Kirchner y aseguró que el presidente avalaba no sólo el espionaje sobre Bergoglio sino también sobre muchos otros ciudadanos, cuyos teléfonos fueron intervenidos por “cuestiones que no tenían que ver con órdenes judiciales”.

Si Burgueño hizo la pregunta, es que esa opción estaba en el aire. Esto por una simple razón: Todos recuerda que Kirchner consideró, durante buena parte de su presidencia, a Bergoglio como uno de sus principales enemigos. “Líder espiritual de la oposición”, lo llamaban al cardenal los principales funcionarios de su administración.

El arzobispo sabía que era espiado, por eso tomó precauciones. Pero nunca dejó de reunirse con líderes políticos, sociales y empresariales de toda extracción e ideología. Aquellos que le pedían audiencia eran recibidos. Él siempre fue un convencido de la necesidad de mantener abiertos los canales de comunicación con el poder civil. Aún así, jamás tomó partido.

En 2005 fue elegido presidente de la Conferencia Episcopal Argentina y su peso público aumentó exponencialmente. Fiel a su estilo, no dejó de indicar las debilidades y los peligros  de un contexto social que se radicalizaba cada vez más. Pero sus predicaciones resultaban incómodas. Eso llevó a una ruptura extrema con el presidente hacia finales de 2006. En mayo del siguiente año Kirchner canceló por primera vez su asistencia al “Te Deum” en la catedral metropolitana, una histórica ceremonia por la más importante fiesta patria argentina.

No obstante la ruptura, el 27 de octubre de 2010, el cardenal Bergoglio celebró una misa de exequias por el fallecimiento imprevisto de Néstor Kirchner y en su homilía exclamó: “Este hombre cargó sobre su corazón, sobre sus hombros y sobre su conciencia la unción de un pueblo. El pueblo que le pidió que lo condujera. Sería una ingratitud muy grande que ese pueblo, esté de acuerdo o no esté de acuerdo con él, olvidara que este hombre fue ungido por la voluntad popular”.    

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