sábado, 28 de febrero de 2015

Destruir hombres y dioses, perder la cabeza. Ante el desafío de ISIS

Xabier Pikaza


No les llamo bárbaros, pues los bárbaros en general no hacían eso; ni les llamo primitivos, los primitivos no actuaban tampoco de esa forma. Les llamo simplemente insensatos y locos perversos, religiosos corrompidos, conforme al adagio latino “corruptio optimi pessima est”: la corrupción de lo bueno es lo peor que hay en el mundo.

Esos llamados islamistas de ISIS y Mosul, los que raptan y matan cristianos por serlo, y destruyen estatuas de dioses y símbolos religiosos, que están en las raíces de nuestra cultura (¡no la suya solamente, sino la nuestra, la de toda la humanidad!), no son simplemente malos son pésimos, locos pervertidos de una religión que estoy convencido de que, en principio, es buena.
Ésos no son musulmanes de verdad, son otra cosa. No son peligrosos para el cristianismo, son nefastos para el Islam, que puede perder toda su credibilidad humana y religiosa si no responde con firmeza y prontitud.
No soy capaz de escribir sobre el rapto y muerte de cristianos, y de otros grupos religiosos y sociales distintos, incluso musulmanes (¡por no ser del Islam que ellos piensan que es el bueno!); no soy capaz, no encontraría palabras para expresar lo que siento. Simplemente sufro en silencio.
Pero cuando llegan al extremo de dinamitar, barrenar y destruir algunos de los signos sagrados más hermosos y profundos de la historia (¡los dioses de Nínive y entorno!) siento algo que me impulsa a decir unas palabras: ¡Son locos malos, unos perversos religiosos!
No sé si hay que hacer la guerra para combatirles. En principio, como pacifista confesante que soy, me resistiría a “proclamar” una cruzada militar en contra de ellos. Pero quiero que todos protesten de un modo comprometido:
-- Quiero que empiecen protestando los cientos de miles (de millones) de musulmanes amigos de la paz, respetuosos, tolerantes. Si no lo hacen, si no protestan con una sola voz, si no condenan desde su Corán y su experiencia sagrado a los locos malvados de Mosul, terminaré pensando que el Islam entero está enfermo de muerte,cosa que sería para mí una grandísima tristeza.
-- Quiero que protestemos los cristianos, no sólo de palabra, sino con el ejemplo, mostrando nuestra solidaridad absoluta con las víctimas de Mosul y de los diversos ISIS de la tierra, insistiendo en el compromiso de solidaridad evangélica (económica, social, religiosa)... con los asesinados.
-- Quiero que proteste la cultura de occidente, que cambie si puede, que se ponga al servicio de la libertad, de la igualdad, de la fraternidad... no del dinero. Sólo si somos capaces de superar la idolatría de un capital que destruye cada día a miles de personas podremos protestar en verdad...
Quiero... Podría decir mucho más, pero desde aquello que yo sé, me limito a presentar aquí el fondo del tema. No es de hoy, es de ayer, de toda nuestra historia. Si no somos capaces de reinterpretar y recrear nuestros textos sagrados (Biblia y Corán), si no retomamos las auténticas raíces humanistas (solidarias, sagradas) del misterio humano y religioso no seremos capaces de invertir el EFECTO ISIS , como indicaré en lo que sigue.
1. Entender el tema. Un pasado duro, una gran intolerancia
Creo que entiendo algo el tema, pues en la nueva edición de mi Diccionario de la Biblia (Verbo Divino, Estella 1015) he introducido más de cincuenta entradas sobre la respuesta de Israel ante los dioses. Entiendo un poco pues he seguido la gran iconoclastia occidental, entre cuyos momentos desarrollaré quizá otro día algunos de estos:
‒ Muchos cristianos antiguos destruyeron las imágenes de los dioses griegos y romanos, las quemaron, las rompieron a conciencia (siglos IV-VII d.C.)
‒ Los iconoclastas cristianos del Oriente destruyeron las imágenes sagradas de Cristo y de la Virgen, de los ángeles y santos entre el siglo VII y VII después de Cristo, hasta el Concilio de Nicea (787 d.C.).
 Los misioneros cristianos del Norte de Europa quemaron los árboles sagrados y destruyeron las imágenes de los dioses y las diosas, aunque muchas veces los “cristianizaron”, convirtiendo el culto antiguo en nuevo culto cristiano.
‒ Muchos protestantes del siglo XVI y XVII destruyeron las iglesias católicas, partieron, desmenuzaron y quemaron las imágenes de los santos, diciendo que hacían un servicio a Dios (y algunos de sus sucesores dicen que lo hicieron bien).
‒ Muchos católicos del siglo XVI al XVIII destruyeron los templos “paganos” de América y de otros lugares, “quemando y triturando” a sus dioses (y algunos de sus sucesores piensan que aquello estuvo bien hecho…).
‒ Por poner como ejemplo (bueno malo) a España bastará con recordar que en la guerra del 1936-1939 algunos llamados de “izquierdas” destruyeron iglesias y quemaron decenas de miles de santos, diciendo que eran contrarios a la libertad e igualdad de todos (por más artísticos que fueran)... A su juicio, los "santos" de un tipo de Iglesia debían ser destruídos.
Sólo a comienzos del siglo XIX comenzó a extenderse, por influjo de la nueva conciencia racional (tolerante) y también por una forma mejor de entender el cristianismo una gran tolerancia hacia los cultos y los “santos” (imágenes sagradas) de otras religiones.
Pues bien, ahora, la vuelta de ISIS nos hace “recuperar” en el peor sentido un pasado que habíamos ido superando, por respeto humano y por hondura religiosa. En este contexto quiero recordar y retomar cuatro ideas básicas.
2. Comienzo de Israel: Del gran mandato (destruir todos los dioses) al camino de Abraham
1. Destruir todos los dioses, matar idólatras. La religión de Israel nació y creció a partir de varias fuentes, pero una de ellas (quizá la más importante) se expresó en forma de pacto iconoclasta, con el compromiso de “combatir a los paganos” y destruir sus dioses. Así les dice Yahvé, su Dios:
Cuando marche mi ángel ante ti y te introduzca en la tierra del amorreo, del hitita y ferezeo... no adores a sus dioses ni les sirvas, no fabriques lugares de culto como los suyos, sino que has de destruir sus lugares de culto, y derribar también sus piedras sagradas quemando y destruyendo todos sus dioses (Ex 23, 23-24).
Estas palabras forman parte de un pacto sacral y/o social del pueblo que se expresa en otros muchos textos como Ex 34,10-11; Jc 2,1-5; Dt 7 y 20. Estos israelitas fueron iconoclastas en sentido radical: Quisieron matar a los “paganos”, adoradores de ídolos, destruyeron sus ídolos sagrados, pensando que de esa forma abrían un camino de libertad y de verdad sobre la tierra, porque los ídolos destruyen a los hombres, sólo el Dios verdadero les “salva”.
Los nuevos iconoclastas de ISIS, matadores de cristianos y de gentes de otro tipo de religión, y destructores de los “dioses paganos” (por más que estén recluidos en museos y ya nadie les adore) son malos seguidores de aquellos israelitas antiguos.
2. El modelo de Abraham: Abandonar la idolatría, crear una humanidad distinta.
El modelo anterior (vinculado a la conquista militar y a la destrucción de los dioses/ídolos, con la ejecución de sus seguidores…) no logró imponerse en la Biblia, pues a su lado se extendió y fue imponiéndose el modelo de Abraham, tal como está recogido 11, 28-32 y 12, 1-9. Éstos son algunos de sus momentos principales:
a. Abraham recorre la “Media Luna fértil” (mapa), desde Ur de los Caldeos, al sur de Mesopotamia, pasando por Jarrán/Harrán (al norte, junto a Éufrates), para establecerse en Canáan.

b. La llamada de Abraham se sitúa en Harrán (junto al Éufrates), hoy Turquía, en la frontera con Siria e Iraq, bastante cerca de Mosul/Nínive (que está junto al Tigris, en el centro del actual ISIS). En contra de lo que manda la Ley anterior, Abraham no tiene que “matar” a los idólatras, ni destruir sus ídolos, sino romper con un pasado de idolatría-injusticia para recorrer un camino de fe, sin violencia militar (al menos básicamente), como empieza señalando Gen 12, 1-9.

c. De todas formas, la tradición post-bíblica judía afirma que para realizar su nuevo recorrido monoteísta y pacífico, Abraham tuvo que enfrentarse con su padre Taré, que habría sido un “malvado”, fabricante de ídolos (como se cuenta en la literatura midráshica (Génesis Rabbah 38:13; 30:4 y 30:12) y de un modo más simbólico en la misma cábala (Zohar, Bereshit 1:77b). Así se cuenta su “historia”:
Una vez Taré tuvo que salir y dejó a Abram (su hijo) cuidando el negocio (de la fabricación y venta de ídolos). Una mujer vino con una vasija llena de harina y le pidió a Abram que la dejara ofrendarla a los ídolos. Abram tomando un palo rompió los ídolos y puso el palo en las manos de ídolo más grande. Cuando Taré regresó le pidió que le dijera qué había hecho. Abram le contestó que los ídolos habían peleado entre ellos y que el más grande había destruido a los demás…”.
d. En el principio de judaísmo hay, por tanto, un tipo de “iconoclastia” que pudo ser en principio violenta y “militar”. Pero con el paso de los siglos esa lucha se convirtió, básicamente, en una batalla interior. De esa forma, Abram (convertido en Abraham por la llamada de Dios) se convirtió en símbolo de la lucha interior contra los ídolos. Los verdaderos ídolos no son los de fuera, sino los que yo mismo y los otros (nosotros) llevamos dentro
3. El modelo musulmán. Un momento de crisis
En principio, el modelo musulmán es como el judío. Tiene un elemento exterior de lucha contra los idólatras y de destrucción de los ídolos… y otro que creo que es más importante de lucha contra la “idolatría interior”.
a. El modelo externo es claro en el mismo Muhammad, que mandó destruir los ídolos de la Caaba o “santuario” de la Meca (dejando quizá al principio un signo de la Virgen María, la madre de Jesús). Desde entonces, en principio, los musulmanes tienen que “destruir” los ídolos de los santuarios de las tierras que ellos ocupan (aunque han respetado muchas veces por tradición los signos e iconos de muchos santuarios cristianos).
b. El Islam verdadero ha descubierto que el verdadero y más hondo de los ídolos es el interior, de manera que la jihad o “lucha religiosa” no se centra en la destrucción de imágenes externas de dioses, sino en la superación de la idolatría interna.
c. El verdadero Abraham del Corán es aquel que “construye y purifica” el santuario de la Meca, dedicado a un Dios sin ídolos… Pues bien, la historia más conmovedora de Abraham en relación con los ídolos es aquella donde el Corán retoma y desarrolla la tradición midráshica judía, en la famosa Sura 21, 51-71:
‒- Antes, dimos a Abraham, a quien conocíamos, la rectitud. Cuando dijo a su padre y a su pueblo: «¿Qué son estas estatuas a cuyo culto estáis entregados?»
‒ Dijeron: «Nuestros padres ya les rendían culto».
‒ Dijo: «Pues vosotros y vuestros padres estáis evidentemente extraviados».
‒ Dijeron: «¿Nos hablas en serio o bromeas?»
‒ Dijo: «¡No! Vuestro Señor es el Señor de los cielos y de la tierra, que Él ha creado. Yo soy testigo de ello.
‒ Y por Alá!, que he de urdir algo contra vuestros ídolos cuando hayáis vuelto la espalda -». Y los hizo pedazos, excepto a uno grande que les pertenecía. Quizás, así, volvieran a él.
‒ Dijeron: «¿Quién ha hecho eso a nuestros dioses? Ese tal es, ciertamente, de los impíos». «Hemos oído», dijeron, «a un mozo llamado Abraham que hablaba mal de ellos». Dijeron: «¡Traedlo a vista de la gente! Quizás, así, sean testigos». Dijeron: «¡Abraham! ¿Has hecho tú eso con nuestros dioses?»
‒ «¡No!» dijo. «El mayor de ellos es quien lo ha hecho. ¡Preguntádselo, si es que son capaces de hablar!»…
‒ Dijeron: «¡Quemadlo y auxiliad así a vuestros dioses, si es que os lo habéis propuesto...!»
‒ Dijimos: «¡Fuego! ¡Sé frío para Abraham y no le dañes!» Quisieron emplear artimañas contra él, pero hicimos que fueran ellos los que más perdieran. Les salvamos, a él y a Lot, a la tierra que hemos bendecido para todo el mundo.
Ésta es una “historia judeo/musulmana de humor”… Abraham se burla de sus “parientes” y vecinos paganos de Jarrán diciéndoles que quizá ha sido el dios más grande, con un palo en la mano, el que ha destruido a los otros dioses… Pero en el fondo de ese humor se esconde un principio de violencia (al menos posible): Un buen musulmán tendría que ser como Abraham, destruyendo todos los ídolos. Eso es lo que piensan los de Isis de Mosul, cerca de Jarrán, triturando los dioses y toros sagrados de sus antepasados asirios.
4. Interpretación actual del Islam, conclusiones
a. Los de ISIS, en el entorno de Mosul/Nínive toman en serio la primera historia israelita y la del Abraham “destructor” de ídolos y siguen destruyendo los “ídolos/iconos” o signos religiosos del museo de Mosul. Piensan en el fondo que para ser fieles al Dios de Abraham tienen que matar a los idólatras, entre los cuales estarían los cristianos.
b. Pero más que los locos/malvados del ISIS de Mosul me importan los cientos de millones fieles del Islam, que quieren reinterpretar su historia pasada en línea de fidelidad interior y de justicia, de lucha contra la idolatría en un plano de limpieza interior, de pacificación del mundo. El ISIS pasará bien pronto. Este sarampión de los locos que raptan cristianos y gentes que no piensan como ellos, estos locos que queman los documentos de su historia y que barrenan los bellísimo “dioses” (y toros sagrados) de Mosul/Nínive pasarán pronto. Lo que importa es la reacción del Gran Islam, que está situado ante un momento durísimo y transcendental de su propio historia.
c. Quiero que los musulmanes sean “ellos mismos”, que hagan su camino de fidelidad, desde el Corán… No quiero que sean sin más como nosotros los occidentales. Pero si ellos no descubren y desarrollan su gran germen de paz y reconciliación islámica, y si no lo hacen pronto, desde abajo, desde la fe humilde y fuerte, caerán destruidos por la ola de violencia de la historia, en manos de un puro capital sin Dios… y de una sacralidad sin alma ni conciencia, sin respeto humano y sin aceptación de la búsqueda conjunta de la verdad.
Alla en el entorno de Mosul/Nínive se está jugando el futuro del Islam (¿cómo responderá?) y de la misma humanidad (¿seremos capaces de superar los gérmenes de dura violencia que han llevado a la locura de ISIS?). Las fuerzas militares de occidente podrían "matar" a todos los de ISIS, con cierta facilidad... pero con eso no habrán resuelto el tema:

-- seguirán allí los pozos de petroleo, un tema comercial
-- Seguirá la violencia interior de los hombres
-- seguirá la exigencia de recrear la historia religiosa y/o racional de la humanidad

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