Las tentaciones de Jesús y de la Iglesia
(F. Dostoievski)
Xabier Pikaza
He tratado varias veces de las tentaciones de Jesús según Mateo y Lucas.
Los eruditos saben, desde antiguo, que ellas no exponen un dato externo, que deba tomarse al pie de la letra, como algo que pasó a Jesús un día, pero que definen el sentido de identidad mesiánica, y marcan desde la historia concreta de los hombres.
Esas tentaciones no pasaron externamente así, aunque es muy probable que, iniciando su mensaje, Jesús haya debido superar alguna prueba, como expresión del conflicto permanente de su vida y de su obra.
Más aún, gran parte de los hombres y mujeres de su tiempo (y en especial del nuestro) habrían aceptado la oferta Diablo, que tenía muchas más “razones” que Jesús, como vio certeramente Dostoievsky:
Si hubo alguna vez en la tierra un milagro verdaderamente grande fue aquel día, el día de esas tres tentaciones. Precisamente, en el planteamiento de esas tres cuestiones se cifra el milagro. Si fuese posible idear, sólo para ensayo y ejemplo, que esas tres preguntas del Espíritu terrible se suprimiesen sin dejar rastro en los libros y fuese menester plantearlas de nuevo, idearlas y escribirlas otra vez, para anotarlas en los libros, y a este fin se congregase a todos los sabios de la tierra... ¿piensas tú que toda la sabiduría de la tierra reunida podría discurrir algo semejante en fuerza y hondura a esas tres preguntas que, efectivamente, formuló entonces el poderoso e inteligente Espíritu en el desierto?... Porque en esas tres preguntas aparece compendiada en un todo y pronosticada toda la ulterior historia humana y manifestadas las tres imágenes en que se funden todas las insolubles antítesis históricas de la humana naturaleza en toda la tierra (Los hermanos Karamásovi, en Obras completas, III, Aguilar, Madrid, 1964, 208)
Para seguir leyendo:
http://blogs.periodistadigital.com/xpikaza.php/2015/02/21/las-tentaciones-de-jesus-y-de-la-iglesia
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