viernes, 2 de noviembre de 2012


Pbro. Jorge Trucco

SHEMÁ (¡Escuchá!)

TRIGÉSIMO PRIMER DOMINGO DURANTE EL AÑO

Dt 6,1-6: 
“Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es el único Señor...”
Heb 7,23-28: 
“Jesús, como permanece para siempre, posee un sacerdocio inmutable”
Mc 12, 28b-34: 
“No hay otro mandamiento más grande qué éstos”


El domingo pasado, con la curación del ciego Bartimeo, Jesús nos enseñó que debemos ver las cosas de una MANERA NUEVA.

Importancia de la Catequesis Familiar en el Judaísmo, en la flia. se aprendía a recitar varias veces al día el Shemá (Escucha Israel) para testimoniar la fe en el único Dios.

Dios quiere nuestra felicidad y la felicidad de todo el pueblo. La fe en Dios no es algo apartado de la vida, sino algo muy concreto: Él quiere salvar, liberar, tener una tierra, vivir en paz y justicia... Él quiere que seamos felices....

No basta con cumplir los mandamientos... hay que vivirlos desde el Evangelio de Jesús (Amor a Dios y al prójimo....) por eso el escriba se anima a decir que esto es más importante que todo culto en el Templo... (y eso es mucho decir para un escriba....) (muchos catecismos que se llamaban cristianos, se contentan con presentar los diez mandamientos y no siempre profundizaron en esta NOVEDAD que presenta Jesús)

¿Qué papel tiene entonces la Ley (culto, instituciones religiosas...)?: tiene que ser el mejor instrumento para que se cumpla la voluntad de Dios, que seamos felices... Dios se juega por el hombre, por su pueblo... nosotros debemos jugarnos por los demás, por la felicidad del pueblo (especialmente de los pobres, de los que más sufren, de los que son dejados de lado...)

Siempre habrá fuertes tendencias a FIJAR LA SEGURIDAD en el cumplimiento de Leyes (enfrascados en la estricta observancia de preceptos, normas, ritos.... creyendo que así son agradables a Dios). Pero sabemos que no se pueden enumerar todas las circunstancias en que el ser humano puede obrar mal (HECHA LE LEY... HECHA LA TRAMPA).

Si en vez de medirnos en relación al CUMPLIMIENTO (Yo cumplo, él no cumple...) nos preguntáramos si hacemos lo que hacemos POR AMOR... otra sería nuestra experiencia de fe.

EL AMOR IMPLICA NUESTRA LIBERTAD, NUESTRA DECISIÓN... y todos sabemos que cuando las cosas las hacemos por amor, aunque sean difíciles, la única infelicidad sería no poder hacerlas. (Sarna con gusto, no pica...)

Cuentan que un hombre fue a una peluquería a cortarse el cabello y recortarse la barba. Como es costumbre en estos casos, entabló una amena conversación con la persona que le atendía. Hablaron de muchas cosas y tocaron muchos temas. De pronto tocaron el tema de Dios. El peluquero dijo: – Fíjese, caballero, que yo no creo en la existencia de Dios, como usted afirma. – Pero, ¿por qué dice usted eso? – preguntó el cliente. – Pues es muy fácil, – respondió el peluquero – basta con salir a la calle para darse cuenta de que Dios no existe. O dígame, ¿si Dios existiera, habría tantos enfermos, habría niños abandonados, y tanto sufrimiento en este mundo? No puedo pensar que exista un Dios que permita todas estas cosas. El cliente se quedó pensando un momento, pero no quiso responder para evitar una discusión con un hombre que pasaba a cada momento su navaja afilada muy cerca de su garganta...
El peluquero terminó su trabajo y el cliente salió del negocio. Apenas dejaba la peluquería, cuando vio en la calle a un hombre con la barba y el cabello largos, que parecía no haber visitado una peluquería hacía mucho tiempo. Entonces, el hombre entró de nuevo a la peluquería y le dijo al peluquero: – ¿Sabe una cosa? Acabo de darme cuenta de que los peluqueros no existen. – ¿Cómo que no existen? – preguntó el peluquero –. Si aquí estoy yo y soy peluquero. – ¡No!, Dijo el cliente, no existen porque si existieran, no habría personas con el pelo así y la barba tan larga como la de ese hombre que va por la calle. – ¡Ahh!, los peluqueros sí existen, lo que pasa es que esas personas no vienen hacia mí. ¡Exacto! – Dijo el cliente. – Ese es el punto. Dios si existe, lo que pasa es que las personas no van hacia El y no le buscan, por eso hay tanto dolor y miseria en este mundo.

Cuestionar la existencia de Dios porque hay dolor y sufrimiento en el mundo es olvidarse que nuestra fe en Dios exige, precisamente, que nos ocupemos de los demás, como Dios quiere.[1]


¿Cumplimos la religión para que nos vaya bien?
o...
¿somos felices porque vemos las cosas desde la óptica de Jesús,
somos felices porque hacemos las cosas por amor?  Ahí está la verdadera religión.


[1] Hermann Rodríguez Osorio sj, Encuentros con la Palabra.

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