Pbro. Jorge Trucco
SHEMÁ
(¡Escuchá!)
TRIGÉSIMO
PRIMER DOMINGO DURANTE EL AÑO
Dt 6,1-6:
“Escucha, Israel:
El Señor, nuestro Dios, es el único Señor...”
Heb 7,23-28:
“Jesús, como
permanece para siempre, posee un sacerdocio inmutable”
Mc 12, 28b-34:
“No hay otro
mandamiento más grande qué éstos”
El domingo
pasado, con la curación del ciego Bartimeo, Jesús nos enseñó que debemos ver
las cosas de una MANERA NUEVA.
Importancia de la
Catequesis Familiar en el Judaísmo, en la flia. se aprendía a recitar
varias veces al día el Shemá (Escucha Israel) para testimoniar la
fe en el único Dios.
Dios quiere
nuestra felicidad y la felicidad de todo el pueblo. La fe en Dios no es
algo apartado de la vida, sino algo muy concreto: Él quiere salvar,
liberar, tener una tierra, vivir en paz y justicia... Él quiere que seamos
felices....
No basta con
cumplir los mandamientos... hay que vivirlos desde
el Evangelio de Jesús (Amor a Dios y al prójimo....) por eso el escriba se
anima a decir que esto es más importante que todo culto en el Templo... (y eso
es mucho decir para un escriba....) (muchos catecismos que se llamaban
cristianos, se contentan con presentar los diez mandamientos y no
siempre profundizaron en esta NOVEDAD que presenta Jesús)
¿Qué papel
tiene entonces la Ley (culto, instituciones religiosas...)?: tiene que ser el
mejor instrumento para que se cumpla la voluntad de Dios, que seamos
felices... Dios se juega por el
hombre, por su pueblo... nosotros debemos jugarnos por los demás, por la
felicidad del pueblo (especialmente de los pobres, de los que más sufren, de
los que son dejados de lado...)
Siempre habrá
fuertes tendencias a FIJAR LA SEGURIDAD en el cumplimiento de Leyes
(enfrascados en la estricta observancia de preceptos, normas, ritos....
creyendo que así son agradables a Dios). Pero sabemos que no se pueden enumerar
todas las circunstancias en que el ser humano puede obrar mal (HECHA LE
LEY... HECHA LA TRAMPA).
Si en vez
de medirnos en relación al CUMPLIMIENTO (Yo
cumplo, él no cumple...) nos preguntáramos si hacemos lo que hacemos POR
AMOR... otra sería nuestra experiencia de fe.
EL AMOR
IMPLICA NUESTRA LIBERTAD, NUESTRA DECISIÓN... y
todos sabemos que cuando las cosas las hacemos por amor, aunque sean difíciles,
la única infelicidad sería no poder hacerlas. (Sarna con gusto, no pica...)
Cuentan que un hombre fue a una peluquería a cortarse
el cabello y recortarse la barba. Como es costumbre en estos casos, entabló una
amena conversación con la persona que le atendía. Hablaron de muchas cosas y
tocaron muchos temas. De pronto tocaron el tema de Dios. El peluquero dijo: –
Fíjese, caballero, que yo no creo en la existencia de Dios, como usted afirma.
– Pero, ¿por qué dice usted eso? – preguntó el cliente. – Pues es muy fácil, –
respondió el peluquero – basta con salir a la calle para darse cuenta de que
Dios no existe. O dígame, ¿si Dios existiera, habría tantos enfermos, habría
niños abandonados, y tanto sufrimiento en este mundo? No puedo pensar que
exista un Dios que permita todas estas cosas. El cliente se quedó pensando un
momento, pero no quiso responder para evitar una discusión con un hombre que
pasaba a cada momento su navaja afilada muy cerca de su garganta...
El peluquero terminó su trabajo y el cliente salió del
negocio. Apenas dejaba la peluquería, cuando vio en la calle a un hombre con la
barba y el cabello largos, que parecía no haber visitado una peluquería hacía
mucho tiempo. Entonces, el hombre entró de nuevo a la peluquería y le dijo al
peluquero: – ¿Sabe una cosa? Acabo de darme cuenta de que los peluqueros no
existen. – ¿Cómo que no existen? – preguntó el peluquero –. Si aquí estoy yo y
soy peluquero. – ¡No!, Dijo el cliente, no existen porque si existieran, no
habría personas con el pelo así y la barba tan larga como la de ese hombre que
va por la calle. – ¡Ahh!, los peluqueros sí existen, lo que pasa es que esas
personas no vienen hacia mí. ¡Exacto! – Dijo el cliente. – Ese es el punto.
Dios si existe, lo que pasa es que las personas no van hacia El y no le buscan,
por eso hay tanto dolor y miseria en este mundo.
Cuestionar la
existencia de Dios porque hay dolor y sufrimiento en el mundo es olvidarse que
nuestra fe en Dios exige, precisamente, que nos ocupemos de los demás, como
Dios quiere.[1]
¿Cumplimos
la religión para que nos vaya bien?
o...
¿somos
felices porque vemos las cosas desde la óptica de Jesús,
somos
felices porque hacemos las cosas por amor?
Ahí está la verdadera religión.
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