Pbro. Lucas Trucco
Domingo XXXII durante el año –ciclo B-
San
Marcos no dice que Jesús pasaba por allí o que estaba orando y vio esta
escena... dice que Jesús estaba allí mirando cómo la gente echaba dinero en los
cofres de las ofrendas. Así enseña Jesús a sus discípulos. No
reuniéndolos en la Sinagoga para dictarles normas, sino enfrentándolos a la
vida para fijar criterios de juicio y de acción. Una enseñanza teórica
se mueve en el campo de los pretendidos principios, con una altura que no hiere
a nadie porque no toca situaciones concretas. Lo que escuchamos como queja de
muchos que frecuentan nuestros Templos y participan de nuestras celebraciones y
escuchan nuestras predicaciones: “¡Siempre lo mismo! Repetir el evangelio de
otro modo, pero sin ninguna relación con lo que uno está viviendo!”. Sin embargo, este estilo, satisface a
quienes prefieren que todo siga como siempre y no se analicen los
acontecimientos de manera que se descubran las motivaciones que los inspiran.
Jesús estaba allí mirando cómo la gente echaba dinero en los cofres de las
ofrendas. ¡Qué bien nos haría mirar la
vida, mirar lo que pasa a nuestro alrededor, sería la mejor manera de aprender
sobre los secretos del Reino![1]
·
Con distinta modalidad es lo que hacen
quienes en base a dar bendiciones y nombrar a Dios consiguen favor y
popularidad que luego aprovechan para dominar y aprovecharse
de los indefensos. No es raro en nuestros días encontrar tácticas de
aprovechamiento de los más débiles en base a la manipulación
publicitaria, pero es ciertamente indignante cuando esas tácticas utilizan las
apariencias cristianas, y sumamente triste cuando desde las
Iglesias, no se descubre el sentido de esas tácticas y se colabora al engaño
del pueblo.[2]
·
Jesús no alaba la pobreza, sino la grandeza
de corazón de la viuda pobre.[3] Lo
importante es hacer cosas buenas y hacerlas bien,
con el corazón, con convicción y autenticidad. La obra bien hecha, esto es,
hecha en conciencia, por convicción, con generosidad lleva en sí misma su
propio premio y es independiente de que obtenga o no el reconocimiento
social.
·
Como la viuda de Sarepta, (1 Rey 17,8-16) ser
generosos incluso en la necesidad, gracias a la fe/confianza en la palabra
profética que Dios nos dirige de tantas maneras.
Ser es tener, dice el sistema. Y la trampa
consiste en que quien más tiene, más quiere, y en resumidas cuentas las
personas terminan perteneciendo a las cosas y trabajando a sus órdenes. El
modelo de vida de la sociedad de consumo, que hoy día se impone como modelo
único en escala universal, convierte al tiempo en un recurso económico, cada
vez más escaso y más caro: el tiempo se vende, se alquila, se invierte. Pero,
¿quién es el dueño del tiempo?
Porque la viuda
de Sarepta no solo compartió los alimentos, sino también la casa y el tiempo
con Elías y su hijo me parece interesante tener una mirada desde la psicología
de lo que es compartir –y no solo el compartir material que es lo mas fácil y
nos sale rápido, compartir la vida también- ¿Qué es compartir? Compartir no sólo es realizar una misma actividad con
otro. Se trata de disfrutar esta actividad. Compartir no es comer la misma
comida que el resto. Se trata de no criticar la comida del otro. Compartir no es acompañar el deseo ajeno con
cara de resignación o malhumor. Compartir no tiene nada que ver
con la especulación de “hoy por vos y mañana por mí”. En el acto de compartir
es necesario que confluyan el respeto, la consideración, el placer de dar, la
satisfacción del acto de compartir en sí mismo. De tal forma que cuando hablemos
de COMPARTIR no tenemos que olvidarnos del componente solidario y amoroso que
comprende esta acción.[4]
·
Cuando
alimenté a los pobres me llamaron santo; pero cuando pregunté por qué hay gente
pobre me llamaron comunista. (Helder Cámara)
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