Los abusos que cometió un cura
Por Sergio Rubin
Fue ayer en las misas de la diócesis de San Isidro. Se leyó un mea culpa por el caso de un sacerdote condenado por abusar de 4 chicos en un hogar. Además se anunció que indemnizarán a las víctimas.
La diócesis de San Isidro –que incluye los partidos de Vicente López y Tigre– vivió ayer una jornada sin precedentes en la Iglesia en el país. En todas las misas de sus 70 parroquias y casi 200 templos menores y capillas se leyó un pedido de perdón de su obispo, Oscar Ojea, y los sacerdotes por los abusos sexuales cometidos hace unos años contra varios menores por un cura de esa jurisdicción eclesiástica que fue condenado y hoy está en prisión. Pero, además, se comunicó el deseo de reparar en lo que sea posible el mal causado a las víctimas, para lo cual el obispado decidió pagarles un resarcimiento económico sin esperar que lo ordene la Justicia.
El pedido de perdón y el resarcimiento están vinculados al caso del sacerdote José Mercau, quien se desempeñó como párroco de la iglesia San Juan Bautista, en la localidad de Ricardo Rojas, en Tigre. En jurisdicción de esa parroquia funcionaba el Hogar San Juan Diego, que daba albergue a chicos de entre 10 y 17 años, la mayoría en situación de calle. Durante años, Mercau abuso reiteradamente de varios menores hasta que en 2005 una de las víctimas se animó a contar lo que pasaba y desató una especie de reacción en cadena, al animarse otros chicos a denunciarlo. La Justicia condenó en 2011 al cura a 14 años de prisión, que cumple en la cárcel de Campana (ver “Un caso que...”).
El monto del resarcimiento económico ofrecido a las víctimas no trascendió, pero fuentes eclesiásticas dijeron que será importante ya que la Iglesia deberá desprenderse de varias propiedades con que cuenta en la diócesis de San Isidro. El pedido de perdón se enmarca en los nuevos criterios de la Iglesia fijados en la última década ante los casos de abuso sexual cometidos por miembros del clero. Estos exigen afrontar las denuncias con transparencia, recurriendo y colaborando con la Justicia, el inicio del proceso eclesiástico al sacerdote –que puede acabar con su expulsión– y acompañamiento a las víctimas para ayudarlas a sobrellevar la situación.
El comunicado leído ayer dice: “La comunidad diocesana de San Isidro y, de un modo especial, el obispo y su presbiterio, piden públicamente perdón a los jóvenes que han sido afectados por estas conductas realizadas por un sacerdote de nuestra diócesis, el padre Jose Mercau (…)”. Agrega que “al expresar este pedido público de perdón afirmamos nuestra decisión de ayudar, desde nuestras posibilidades, a éstos jóvenes a sanar heridas y construir un porvenir. Deseamos que este gesto concreto –señala– signifique también una renovación en toda la comunidad del compromiso por promover una cultura del cuidado de los niños y adolescentes”.
Admite, además, que “las secuelas que deja el abuso sexual en el futuro de los niños y de los jóvenes no se pueden medir. Su vida vincular y afectiva queda lastimada en lo más hondo por la violación de su intimidad”. Añade que “la conducta del que abusa también hiere a todo el Cuerpo de Cristo y quiebra la confianza en la comunidad. Este mal causado nos hace experimentar un vivo dolor como miembros de la Iglesia”.
Hacia el final, el comunicado dice que “poniendo nuestra confianza en el Señor, pedimos humildemente que estos gestos nos estimulen a seguir anunciando con transparencia y fidelidad la alegría del Evangelio e ilumine cada rincón de la diócesis para poder acercar la Buena Noticia en particular a nuestros hermanos más pobres”.
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