jueves, 25 de abril de 2013


Pbro. Jorge Trucco
QUINTO DOMINGO DE PASCUA
 ¿NOS AMAMOS?

Hech 14,21b.27: 
"...los exhortaron a perseverar en la fe"
Ap 21,1-5a: 
"La morada de Dios entre los hombres[...] no habrá más muerte, ni pena, ni dolor"
Jn 13,31-33a.34-35: 
"Les doy un mandamiento nuevo: ámense los unos a los otros. Así como yo los he amado. En esto todos reconocerán que son mis discípulos"

Pablo y Bernabé  recorren las ciudades. La fe, en aquel tiempo como ahora, sufre necesariamente bruscas sacudidas. Ellos los exhortan a perseverar en la fe: si la fe es vincularse a Alguien, perseverar es no soltarse del Padre Dios en el momento en que ruge la tempestad. Y no les dicen que las cosas "van a ser fáciles”, sino que recalcan que ES NECESARIO PASAR MUCHOS SUFRIMIENTOS.  EN  UNA PALABRA: EL CIELO NUEVO NO NOS CAE DE ARRIBA DE IMPROVISO, SINO QUE SE NOS ACERCA LENTAMENTE EN MEDIO DE UN TERRENO LLENO DE “DOLOROSAS” PIEDRAS.

LA GLORIA, de la que habla Jesús no pasa por el éxito, el dominio, el exterminio de los enemigos: Jesús nos presenta la Gloria envuelta en la debilidad. ESE ES EL CAMINO DEL  AMOR QUE HOY NOS PROPONE.

Mandamiento NUEVO: ¿por qué nuevo?; ¿por qué mandamiento?
* Ya el Antiguo Testamento hablaba del amor, pero no como la clave de interpretación de toda la ley. POR ESO HAY QUE MANDARLO: no es la simpatía cordial que surge espontáneamente, no es un sentimentalismo liviano: ES EL ESFUERZO FATIGOSO DE PERSEVERAR EN LA FE, EN MEDIO DE LAS PIEDRAS.  No es sólo amar al prójimo, sino HACERSE PROJIMO para amarlo.
* ES NUEVO porque hay otro término de comparación: el A.T. decía  "como a uno mismo", ahora Jesús dice: "como yo los amé".  Amor como servicio a la comunidad, dando la vida, hasta la cruz. Este es el sentido del martirio cristiano. Arriesgarse hasta la muerte por la fe es arriesgarse hasta la muerte por el hermano.

* ¿A quiénes y cómo amó Jesús?: en primer lugar a los más pobres, a los pecadores ofreciéndoles el perdón, a los oprimidos, a los enfermos... cuyos derechos defendió frente a los poderosos. Amó a sus discípulos: a Pedro con sus desplantes y al discípulo (amado) con la pasión de su amor. Amó a sus amigos de Betania en el calor del hogar. Jesús ama a sus enemigos. Donde hay más de uno, son inevitables los conflictos. Pero en el conflicto,  vivido dese el amor cristiano,  aprendemos justamente el valor de la tolerancia, del respeto a la diversidad, y el mejoramiento de nuestra manera de entender y practicar el amor En nuestra Argentina del Bicentenario, con unos índices escandalosos de violencia e intolerancia, es una absoluta novedad mirar como Jesús miró, hablar como Jesús habla, sostener como sostiene Jesús, amar como Jesús ama.

¿NO HABRÁ FORMA QUE HOY EN LA IGLESIA TAMBIÉN ESCUCHEMOS LAS OPINIONES DE TODOS, ABRIÉNDONOS AL APORTE DE TODOS SUS MIEMBROS?
Cuentan que un agricultor sembraba todos los años maíz en sus campos. Después de muchos años, logró conseguir la mejor semilla de maíz que se podía obtener. Mientras los cultivos de sus vecinos daban cinco mazorcas por uno, el suyo daba cincuenta mazorcas por un grano. El hombre se preocupaba por dejar cada año una buena cantidad de semilla para volver a sembrar y para regalarle a todos sus vecinos, que se alegraban con esta generosidad del agricultor. Cuando alguien le preguntó por qué hacía eso, él respondió: «Si mis vecinos tienen también buen maíz, mis maizales serán cada vez mejores; pero si el maíz de ellos es malo, también mi maizal empeorará». Nadie entendió la respuesta, de modo que él añadió: «Los insectos y los vientos que llevan el polen de unos sembrados a otros y fecundan las cosechas para que produzcan su fruto, no tienen en cuenta si los sembrados son míos o de mis vecinos… Mis sembrados crecerán lo que los sembrados de mis vecinos crezcan».

Parecería que la relación entre nuestro crecimiento y el crecimiento de los demás fuera inversamente proporcional. Pero desde la lógica de Dios, las cosas son al contrario. Una de las principales causas por las que tantos cristianos abandonan la Iglesia radica justamente en la falta de un testimonio mucho más abierto y decidido respecto al amor. Con mucha frecuencia nuestras comunidades son verdaderos campos de batalla donde nos enfrentamos unos contra otros; donde no reconocemos en el otro la imagen de Dios. La señal por la que los cristianos deberíamos ser reconocidos es el de amarnos unos a otros... No deberíamos preocuparnos tanto por las insignias externas, por las prácticas piadosas, sino por la CALIDAD DE NUESTRAS RELACIONES.

Hay muchas maneras concretas de expresar el amor, al estilo del de Jesús  ==>  entrega, sacrificio, aliento, perdón, ayuda… Cada uno puede pensar y proyectar maneras  de expresar el amor.  Como comunidad diocesana queremos caminar así: Plan Pastoral: Propiciar relaciones cercanas, fraternas y solidarias generando lugares de acogida y confianza”.

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