Adolfo Ivorra, doctor en Teología por San Dámaso: "El relativismo se nos mete en casa"
Sectores ultraconservadores acusan al Papa de "confusión litúrgica" por lavar los pies a dos mujeres, una de ellas musulmana
Jesús Bastante
La "oposición silenciosa" al Papa Francisco comienza, si bien lentamente, a alzar su voz. Mientras Bergoglio continúa llenando a diario la plaza de San Pedro -curiosamente sin la presencia, o al menos sin el protagonismo de antaño, de los movimientos conservadores- en sus apariciones públicas, algunos representantes de la más rotunda ortodoxia ya han empezado a mostrar su malestar ante algunas actitudes del obispo de Roma, que consideran puede suponer "un cambio de 180 grados".
La renuncia a impartir la bendición "Urbi et Orbi" en distintos idiomas y, sobre todo, el rito del lavatorio de los pies del Jueves Santo (donde Francisco lavó los pies a dos mujeres, una de ellas musulmanas), han desatado las iras de los sectores más conservadores de la Iglesia católica.
"Houston, we have a problem". Éste es el título del artículo publicado por el liturgista Adolfo Ivorra, profesor del Centro de Estudios Superiores Litúrgicos de León y fundador de la web LexOrandi, dedicada la interpretación de la liturgia católica, en su vertiente más ortodoxa. Ivorra, doctor en Teología Litúrgica por la Universidad de San Dámaso de Madrid -cuyos escrito fue reproducido por La Gaceta este domingo, con el título "El Papa y la confusión litúrgica"- afirma en el escrito que "desde que salió por el balcón de la plaza de San Pedro, son ya muchos los lectores de este blog -entre ellos reputados liturgistas- que preguntan o expresan su estupor ante un cambio de 180 grados en las formas, etc..".
En opinión de Ivorra, "me da igual el color de sus zapatos, si usa tal o cual cruz o tal o cual anillo. Lo que me preocupa grandemente es que el primero en no obedecer las rúbricas sea el "patriarca" de nuestro rito, el romano". El liturgista se muestra especialmente preocupado por el hecho de que Francisco lavara los pies a dos jóvenes.
"El problema es todavía mayor si comprendemos que hoy el papa no solo ha lavado los pies a dos mujeres, sino una de ellas no era católica, sino musulmana". El propio Ivorra afirma haber sufrido este "problema" en sus propias carnes, pues "he vuelto de mis misas de Jueves Santo, una de ellas en la que he tenido que decir a una señora que el lavatorio de los pies es un rito para varones, que así lo ponen las rúbricas del misal"
"El relativismo se nos mete en casa", advierte el sacerdote, quien pide al Papa Francisco que "siga fielmente las rúbricas de su propio rito, el romano, y dé ejemplo a los demás sacerdotes y obispos de fidelidad a las normas de la Iglesia. El papa no es un monarca absoluto al modo de los gobernantes seculares, sino que reconoce, como ya decía Benedicto XVI, que la liturgia es una realidad que le viene dada y que no reconstruye según sus gustos. El primado del obispo de Roma no es tarea fácil. Roguemos al Señor para que el mismo papa Francisco o alguno de sus colaboradores hagan ver a Su Santidad la importancia de estos sagrados ritos".
Religión Digital intentó, sin éxito, recabar la opinión de Adolfo Ivorra sobre su propio artículo. El liturgista se limitó a señalar que se encontraba en una "importante reunión" y que sus opiniones se reflejaban en su blog y la web Lex Orandi, donde se publica dicho artículo. No obstante, en la misma, ayer quiso aclarar que no había dado su permiso para que el mismo fuera publicado, con otro título, en La Gaceta.
Las críticas llegaron por los mismos sectores en distintos países, hasta el punto que el portavoz vaticano, Federico Lombardi, tuvo que salir al paso de las acusaciones indicando, no sin cierta sorna, que "el rito era para una pequeña comunidad compuesta también de mujeres, una situación específica en la que excluir a las chicas habría sido inoportuno a la luz de la simple intención de comunicar un mensaje de amor a todos en un grupo que ciertamente no incluía refinados expertos en normas litúrgicas".
Sea como fuere, lo cierto es que las palabras de Ivorra -acogidas con alborozo en ciertos sectores- denotan una preocupación ante lo que ya son más que "gestos" del Papa Francisco. "Cuando en la mesilla de noche se tiene de libro último de consulta el Código de Derecho Canónico y las normas litúrgicas y no el Evangelio, ocurre esto", opina el sacerdote Carlos Ros Caballar, quien recuerda a Ivorra que "a Jesús lo acusaban los fariseos de que no respetaba las normas prescritas por la ley de Moisés y las tradiciones judías. No guardaba el sábado, ni él ni sus discípulos. Es decir, que se saltaba las normas. Y llamaba a los fariseos sepulcros blanqueados y cosas así, mientras ellos le achacaban que comía con pecadores y daba cobijo a prostitutas".
Por su parte, el liturgista José Manuel Bernal sostiene que las celebraciones de Francisco "tienen un color nuevo, rejuvenecido, más cálido, más entrañable". En su opinión, el Papa "huye de los comportamientos estereotipados y convencionales. Por supuesto, no es esclavo de las rúbricas. Él se siente por encima de las rúbricas".
"Algunos piden que el papa sea ejemplar, modélico. Y lo está siendo -sostiene Bernal-. Está marcando una nueva línea, unas nuevas actitudes en las celebraciones litúrgicas. Los liturgos no deben ser esclavos de las rúbricas; más bien deben aplicarlas con inteligencia y con buen criterio. Ésa es la línea del Vaticano II, y así se refleja en el nuevo misal".
"Reprueban algunos al papa que haya lavado los pies, el día de jueves santo, a dos mujeres. Peor todavía: una de las dos mujeres era musulmana. Lo que a ellos les parece un escándalo yo lo considero un gran paso, una gran decisión, un acto emblemático del papa, que ha de marcar horizontes nuevos. Primero, por haber incorporado a las mujeres a este acto tan sencillo y ejemplar realizado por Jesús en la cena. Porque no fue sólo un acto de humildad (que lo fue); hay que verlo como un gesto sacramental, equivalente a la eucaristía, expresión de amor, de entrega y de servicio. Esa es la línea sugerida por el evangelista Juan y así es interpretado este gesto por los especialistas", añade Bernal, quien insiste en que el hecho de que una de las chicas fuera musulmana está cargado de "un impresionante espíritu misionero y transmite una gran inquietud ecuménica. Una vez más los gestos se apoderan de las palabras. Una vez más, también, la dictadura de las rúbricas sucumbe ante la fuerza impetuosa del evangelio. Lo repito: el papa Francisco está abriendo nuevos horizontes para la liturgia".
Alguno de los críticos del comportamiento litúrgico del papa están hablando de "caos litúrgico" y de "problema teológico". "Yo no veo ni una cosa ni otra. El "caos" lo perciben solo quienes están acostumbrados a valorar las celebraciones litúrgicas en la medida en que estas reproducen con exactitud milimétrica las normas establecidas en las rubricas", concluye Bernal, quien destaca que "la eucaristía no es solo expresión de fraternidad; también es fuente, impulso, punto de partida. La eucaristía crea comunión, fraternidad. La eucaristía celebra la gran utopía del reino, la gran reunión de los dispersos, el gran banquete escatológico de la abundancia. Esa es la meta; hacia ella caminamos; por ella luchamos".
Hablando de liturgia, uno de las cuestiones que más preocupan es precisamente el estado en que quedarán las liturgias de uno de los grupos antaño más presentes en todos los actos públicos de los Papas, y ahora agazapados entre la multitud: los kikos. Que, curiosamente, el Jueves Santo hacen el lavatorio de los pies, pero no la Eucaristía. ¿Serán los liturgistas ortodoxos tan vehementes con los neocatecumenales como lo son con el nuevo Papa?
Aunque, por otro lado, la cuestión litúrgica no deja de ser una excusa, así como la sempiterna cuestión que tanto parece preocupar en los últimos días a los sectores más ultramontanos: "el Papa no ha cambiado nada importante, no ha reformado nada. Es ortodoxo en todo". Raro sería que el sucesor de Pedro fuera un hereje... aunque no han faltado comentaristas, en distintos medios, que echando mano de la "sana doctrina" han acusado a Bergoglio de poco menos que querer romper la Iglesia. No lo va a tener fácil Francisco, que incluso ha sido acusado de "caer bien" a la prensa "anticatólica".
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