Los augures, de Jacques Gamelin (1769)
inaugurar
Cuando los romanos terminaban
la construcción de un edificio, no lo ocupaban de inmediato, sino que
antes consultaban a los augures, que buscaban indicios del futuro en el
vuelo de las aves o en los intestinos de pájaros muertos.
Una vez conocido el fallo de los augures –el agüero o augurio– el
edificio quedaba inauguratus 'inaugurado', es decir, 'consagrado
por los augurios' y podía ser ocupado y utilizado.
Pertenecen a la misma familia etimológica de augurio e inaugurar
palabras como y agorero yagüero, entre otras.
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