jueves, 9 de octubre de 2014


Apertura del Sínodo sobre la Familia
RD

El tradicional, el moderado, el avanzado... y el de Francisco

Cuatro talantes episcopales en el Sínodo

"Tomemos en serio la evolución de la doctrina; este fue el gran paso adelante del Concilio Vaticano II"


 El problema crucial está en si admitimos la evolución del dogma, el desarrollo de la doctrina y el cambio provocado por la escucha de la voz del Espíritu y la voz de los tiempos, a la luz del Evangelio y de la experiencia humana
Panorámica del Sínodo familia/>

Panorámica del Sínodo familia

El Papapreside la apertura del Sínodo/>

El Papapreside la apertura del Sínodo

  • Apertura del Sínodo de la Familia
  • Sodano, Parolin y Rai, en el Sínodo
  • Scola, Sarah Y turkson, en el Sínodo
  • Aspecto del Sínodo
  • Panorámica del Sínodo familia
  • El Papapreside la apertura del Sínodo
  • Sínodo de la Familia
  • Apertura del Sínodo de la Familia
  • Sodano, Parolin y Rai, en el Sínodo
  • Scola, Sarah Y turkson, en el Sínodo
  • Aspecto del Sínodo
  • Panorámica del Sínodo familia
  • El Papapreside la apertura del Sínodo
  • Sínodo de la Familia
  • Apertura del Sínodo de la Familia
  • Sodano, Parolin y Rai, en el Sínodo
  • Scola, Sarah Y turkson, en el Sínodo
  • Aspecto del Sínodo
  • Panorámica del Sínodo familia
  • El Papapreside la apertura del Sínodo
  • Sínodo de la Familia
Juan Masiá, sj 
Están debatiendo, en asamblea sinodal, cuatro clases de obispos con talantes diferentes. Ante las propuestas de reforma y evolución actualizada de determinada enseñanza de la Iglesia en algunas épocas de su historia, cuatro prelados con talantes diferentes reaccionarían así:

1. Un obispo escrupulosamente tradicional diría:
Es inadmisible cualquier propuesta de reforma que contradiga una doctrina de fe vinculante, o que diga lo contrario de lo que han dicho tradicionalmente muchos Santos Padres, Concilios y Papas, confirmado con citas de la Biblia.

2. Un obispo moderadamente avanzado y tímidamente renovador (con algo de neotomismo modernizado) diría:
Las propuestas no pretenden cambiar nada en la enseñanza, solamente se trata de buscar vías para aplicarlas pastoralmente con misericordia y compasión, con gradualidad, con un lenguaje más apropiado.... En cuanto a las enseñanzas tradicionales, proponemos lo que propuso Juan XXIII al Concilio, que no cambie su sustancia, pero sí su expresión adaptada a los tiempos actuales.

3. Un obispo más avanzado, muy estudioso y, además muy diplomático añade, al estilo de "la tercera vía", con mezcla de timidez y audacia, diría:
De acuerdo con la segunda intervención. Pero añadiría, para tranquilizar a los más tradicionalistas, que eso es algo que ya se encuentra en algunos textos tradicionales; hay algún dicho de Orígenes y alguna anécdota de un Papa, y hasta una posible lectura del contexto de una frase de un Concilio, que nos permitirían, no solo una aplicación pastoral benévola y flexible, sino hasta una pequeña modificación o reinterpretadora de la doctrina, sin alterar lo principal. Conste que ya lo dijo una vez el mismísismo Santo Tomás... y siguiendo el mismo espíritu del insigne teólogo, podemos decir que hoy sentiría la necesidad de decirlo aún más claramente...


4. Un obispo mucho más audaz (con más "parresía" o audacia evangélica, como diría Francisco), daría un paso más adelante y diría así, desde la postura de "la cuarta vía":
De acuerdo con la segunda y la tercera intervención, pero creo que se quedan ustedes cortos. Hay que ir más lejos. Aunque no lo haya dicho ni santo Tomás ni un Papa o Concilio, y aunque no lo dijeran ellos hoy si levantaran la cabeza, el caso es que nosotros sentimos que hay que decirlo, que hay que cambiar y evolucionar y que lo único que no cambia es el Espíritu Santo que nos está invitando a cambiar.
Hermanos y hermanas, tomemos en serio la evolución de la doctrina, recuerden que este fue el gran paso adelante del Concilio Vaticano II. Recuerden lo que dice la Constitución conciliar Gaudium et spes, en el n. 1, sobre las "tristezas y angustias de los hombres y mujeres de nuestro tiempo"; en el n. 5, sobre "la humanidad pasando de una concepción más bien estática de la realidad a otra más dinámica y evolutiva, de donde surge un nuevo conjunto de problemas que exige nuevos análisis y nuevas síntesis"; en el n. 33, sobre la Iglesia, que aprende de la Palabra de Dios, "los principios en el orden religioso y moral, sin que siempre tenga a mano respuesta adecuada a cada cuestión", y "desea unir la luz de la revelación al saber humano para iluminar el camino recientemente emprendido por la humanidad". 
Y lo que dice la Constitución conciliar Dei Verbum, en el n.8, sobre cómo "la Tradición progresa con la asistencia del Espíritu Santo, puesto que va creciendo en la comprensión de las cosas y de las palabras transmitidas...", y así a lo largo de los siglos "tiende constantemente a la plenitud de la verdad divina...".
En definitiva, el problema crucial está en si admitimos la evolución del dogma, el desarrollo de la doctrina y el cambio provocado por la escucha de la voz del Espíritu y la voz de los tiempos, a la luz del Evangelio y de la experiencia humana (Gaudium et spes, n. 46).

Con solo los datos que tenemos en estos primeros días sobre las intervenciones en el Sínodo, no es posible evaluar estadísticamente el peso de cada una de estas cuatro posturas. Uno querría confiar que la "parresía evangélica", audacia y atrevimiento de la "cuarta vía" anime la fe de, al menos, un tercio de participantes en este Sínodo y... de una mayoría en el Sínodo del año siguiente...

No hay comentarios:

Publicar un comentario