jueves, 16 de octubre de 2014

Círculos del Sínodo; que la relación final recuerde el modelo de familia

 
 
El Sínodo sobre la familia
(©LaPresse)
(©LAPRESSE) EL SÍNODO SOBRE LA FAMILIA

Fueron presentadas las relaciones y las enmiendas de los diez grupos de trabajo dividos por regiones lingüísticas. En vista del 2015, el debate abierto sobre la comunión a los divorciados que se han vuelto a casar; prudencia en relación con los homosexuales



IACOPO SCARAMUZZI
CIUDAD DEL VATICANO



Es necesario indicar modelos positivos de familias cristianas. El Evangelio de la familia. Pero también confirmar la misericordia de la Iglesia frente a las situaciones irregulares. Son algunos de los puntos que más se repiten en las relaciones que fueron presentadas hoy en el Sínodo extraordinario sobre la familia, que se está llevando a cabo en el Vaticano (del 5 al 19 de octubre), por los círculos menores, grupos de trabajo divididos por regiones lingüísticas (tres italianos, tres ingleses, dos españoles y dos franceses), y publicadas por el Vaticano en vista de las enmiendas a la relación intermedia (la llamada “Relatio post disceptationem” presentada el lunes pasado) que serán sometidas a votación el próximo sábado por la tarde y que conformarán la relación final (la “Relatio Synodi”). En cuanto a dos cuestiones particularmente delicadas, surge, con respecto al documento intermedio del lunes pasado, la confirmación de un debate abierto sobre la comunión a los divorciados que han contraído nuevas nupcias; en cambio, en varios círculos se expresó la necesidad de la prudencia en relación con la apertura sobre las parejas homosexuales.


«Si algunos padres del Sínodo dicen: “Cuidado, porque no tenemos que olvidar la doctrina”, por otra parte también existe la necesidad de acompañar todas aquellas situaciones, por las cuales el Papa habla de “hospital de campo”», dijo el cardenal Christoph Schönborn, arzobispo de Viena, al participar en la rueda de prensa cotidiana. «Sucede a menudo que la madre dice: “Es demasiado peligroso”; y el papá dice: “No, no tengas miedo”. Somos una gran familia».


Un debate abierto, colegial y no sin divergencias, que no concluye, como sea, esta semana. Se trata solamente del primer paso del recorrido sinodal que concluirá el próximo domingo con la beatificación de Pablo VI, pero que continuará en octubre de 2015 con un segundo Sínodo, pero ordinario.


Las relaciones, heterogéneas en cuanto a los estilos, características y temáticas afrontadas, fueron leídas esta mañana en el aula y subrayan que el documento intermedio, que algunos habrían preferido no haber publicado, se concentró demasiado la atención en las familias en crisis, sin hacer una referencia más amplia al mensaje positivo del Evangelio de la familia, al hecho de que el matrimonio como sacramento (unión indisoluble entre un hombre y una mujer) es un valor todavía de mucha actualidad y en el que muchas parejas creen.


En cuanto a las situaciones «familiares difíciles», la hipótesis de permitir recorridos penitenciasles para que los divorciados que se han vuelto a casar alcancen la admisión a la Eucaristía «exige un estudio ponderado, una presentación no conflictual y una solución común en la comunión», afirmó uno de los círculos italianos. En otro de los círculos italianos se propuso hacer una referencia a la “Familiaris consortio” de Juan Pablo II. El tercero de los círculos itálicos votó, por mayoría, una propuesta para abrir la posibilidad a la Eucaristía «en condiciones precisas y en momentos definidos de la vida eclesial y familiar», mientras que «algunos padres» consideraron «vinculante la discuplina actual». El primero de los grupos anglófonos escribió sin medias tintas: «No aconsejamos la readmisión al sacramento de los divorciados que se han vuelto a casar». El segundo de ellos, en cambio, «aconseja el examen de posibles recorridos de penitencia y discernimiento, con los cuales, en particulares circunstancias, un divorciado que se ha vuelto a casar puede participar a los sacramentos». El tercero de los grupos ingleses se limitó a insistir en la doctrina tradicional de la Iglesia. El primero de los grupos hispánicos elogió a quienes, sin volver a casarse, son «testigos heroicos de la indisolubilidad y de la fidelidad». El segundo aplaza las decisiones a la asamblea sinodal ordinaria de 2015. El primero de los círculos franceses afirma que la disciplina no puede ser modificada; y el segundo indica que «algunos padres» esgrimieron argumentos a favor de la disciplina actual y otros por la admisión a la comunión.


Prevalecen los tonos de prudencia en relación con los homosexuales. El primero de los grupos italianos, por ejemplo, subrayó la «cercanía» de la Iglesia, «casa abierta», y reafirmó que la pareja entre personas del mismo sexo no puede ser comparada con un matrimonio, además de expresar «preocupación» por los «derechos de los hijos». Uno de los grupos anglófonos aconseja que los homosexuales encuentren «acogida en la Iglesia, como cualquier otra persona»; otro afirma que no hay que hablar de homosexualidad «como si fuera parte del ser ontológico». Uno de los grupos franceses subraya que «acompañar pastoralmente a una persona no significa ni validar una forma de sexualidad ni una forma de vida».


Con respecto a la versión original, además, la traducción en inglés de la relación intermedia cambió el término “welcoming” a los homosexuales con la fórmula, más neutra, “providing for”; además, tampoco se mantuvo la referencia al «espacio fraterno» a los homosexuales y se modificó con la fórmula «valuable support» (apoyo apreciable) la fórmula original «precious support» (apoyo precioso) dentro de las uniones entre personas del mismo sexo. La versión oficial, como sea, sigue siendo la que fue escrita en lengua italiana.
Los padres sinodales votaron la decisión de publicar las relaciones de todos los grupos. Además de presentar la síntesis en el aula, los círculos depositaron cientos de enmiendas que serán evaluadas por la comisión para el mensaje final. En esta comisión, después de que algunos observaran que no había un miembro africano, Papa Francisco decidió incluir al cardenal Napier (de Sudáfrica) y a mons. Hart (de Nueva Zelanda).


Papa Francisco «nos dijo: “no juzguen, sino acompañen a las familias”», recordó Schönborn durante la rueda de prensa. Según el purpurado austriaco «no hay que entrar en las alcobas de las familias. Primero hay que ver la sala de estar».


El padre Lombardi refirió por su parte que el cardenal Gerhard Ludwig Müller, prefecto de la Congregación de la Doctrina de la Fe, le pidió que «dijera que todo lo que había sido referido», en relación con lo que el mismo Müller habría dicho (que la relación era indigna, vergonzosa y completamente errónea), «no era cierto; no es su vocabulario, no es su forma de expresarse, por lo que él considera, dice que no lo dijo y me pidió que se lo dijera a ustedes, puesto que estas afirmaciones estaban difundiéndose demasiado».

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