El arzobispo rector de la UCA, monseñor Víctor Manuel Fernández, participó de la conferencia de prensa brindada al cierre de una nueva congregación del sínodo extraordinario que analiza los desafíos pastorales de la familia. El prelado destacó que los padres sinodales no desean debilitar la institución matrimonial, pero sí avanzar en las respuestas a las situaciones particulares, como la de divorciados vueltos a casar, lo cual podría traer avances en la doctrina sobre la familia.
Monseñor Fernández fue presentado por el padre Lombardi como “uno de los primeros nombramientos episcopales del papa Francisco” y un hombre que “reviste mucho interés como todo lo que viene del fin del mundo, de la Argentina”.
En su primera intervención, monseñor Fernández se refirió a la “ley de gradualidad” atribuida al cardenal alemán Reinhard Marx, que se refiere al camino único que cada persona recorre hacia Dios, y su estado particular de vida y de comunión con la Iglesia. El arzobispo recordó que el papa Francisco insiste en el bien posible que una persona puede llegar a concretar.
“El Santo Padre, en Evangelii gaudium, habló del bien posible. Está el ideal, que ansiamos tanto y que no debemos olvidar, pero también la realidad concreta de la persona, que muchas veces no puede llegar al ideal de perfección por sus limitaciones, aunque existe la posibilidad de transitar un camino de crecimiento hacia el bien posible”, señaló el prelado.
Monseñor Fernández también insistió en que los pastores “deben favorecer este bien posible, aunque corramos el riesgo de mancharnos con el barro del camino”, porque “no podemos olvidar de las diversas situaciones que encontramos en la familia”.
Monseñor Fernández estuvo acompañado en la conferencia por el obispo africano Ignatius Kaigama. Siendo éste consultado por la llegada del evangelio en zonas con culturas distantes de las verdades evangélicas, monseñor Fernández completó la respuesta hablando de la “capilaridad” con la que se ha de presentar el evangelio.
“El Papa ha insistido en que el evangelio arribe a todas las partes, que no quede ni un solo lugar donde no llegue el Evangelio: por lo tanto, que no quede alumbrando a unos pocos. Ciertamente, esa no es la idea de nuestro Señor Jesucristo”, destacó.
Partiendo de esta idea, explicó el modo con el cual acercar la propuesta de la Iglesia: “El evangelio debe llegar donde están las prostitutas, los borrachos, los sucios y los peores de los pecadores. Si uno lee el evangelio, dice que Jesús era un glotón o un borracho, porque comía con los pecadores… Yo no quiero olvidar este ejemplo de Jesús. No puedo escapar de ciertas personas por miedo a que me vean o critiquen”.
“Si un periodista –agregó- me tomara una foto con una persona de mala fama, ¿estaría acabado, no? O si me viera charlando con una mujer de mala conducta, ¿qué dirían los demás? Bueno, yo me pregunto: ¿tengo el derecho de hacer algo así? ¿Puedo yo rechazar a alguien, si Jesús me dio otro ejemplo con su modo de vivir?”.
“También tengamos en cuenta las imágenes que nos hacemos del buen pastor en el evangelio”, agregó el arzobispo. “Tal vez lo vemos como alguien majestuoso. Pero el pastor, en el Antiguo Testamento, en la Biblia, es un hombre verdaderamente sucio, que está lleno de barro, precisamente porque está cuidando a las ovejas día y noche. Es un hombre con olor, y que no es agradable. Este es el Buen Pastor, del que Jesús hablaba”, especificó.
Más evangelio hecho vida
Monseñor Fernández también explicó que el matrimonio que desea vivir felizmente el evangelio necesita apegarse más a la Biblia que a los conceptos abstractos de la doctrina.
“Escuchamos a un obispo que nos hablaba con gran alegría del testimonio de un matrimonio que vivía el evangelio, pero no habían leído alguna encíclica al respecto, ni participan activamente de movimientos familiares. Esto es el evangelio presente en la piedad popular. La persona que lo tiene en el corazón no sabe cómo, pero lo despliega”, destacó.
“Muchas veces pensamos que las personas más comprometidas son aquellas que hacen una apología de la Iglesia. Pero la realidad es que los mejores cristianos son aquellos que viven con tanto amor entre ellos, que se perdonan mutuamente, que enseñan y aprenden de sus hijos y los acompañan con amor”, consideró,
Nuevas respuestas
¿Podrá este sínodo o el del año que viene encontrar una nueva síntesis o propuestas para las situaciones particulares, como los divorciados vueltos a casar, o los separados? Monseñor Fernández contó que tal preocupación fue presentada en el sínodo por un obispo, y subrayó que ningún sinodal quiere tocar la indisolubilidad matrimonial.
“Ninguno puede abolir el vínculo –destacó-. Todos queremos que los esposos sean fieles y felices hasta la muerte. Es un bellísimo ideal, y la sociedad tiene mucha necesidad de este mensaje, porque de otro modo terminaremos destruyéndonos entre nosotros. Esto es clarísimo. La mayor parte de los padres sinodales insiste en no desestimar la fuerza y la belleza de esta propuesta cristiana, que no debe olvidarse ni convertirse en light”, afirmó el prelado.
“Pero también –agregó- insistimos en un análisis que sea cercano a las diversas realidades, como nuestro Señor Jesús, que estaba próximo a todos”.
“Hay situaciones como la poligamia –añadió-, que no podemos aceptarlas más, precisamente por la dignificad de la mujer, pero entendemos las situaciones particulares. En este punto es clarísima la doctrina. Pero hay situaciones particulares donde nos preguntamos qué hacer, y es necesario pensar eso”.
Sobre los debates
“¡El Papa nos ha dicho que no tengamos miedo de que el cardenal Müller se nos venga encima!”, bromeó el rector de la UCA, antes de asegurar que los padres sinodales hablan con claridad y humildad.
“No peleamos, decimos lo que cada uno cree, pero no se pelea. Hablamos con humildad, confiando en que tal vez el Señor me esté mostrando algo, que no debo esconder ni cerrar a mis hermanos. Después de los debates, quedamos todos amigos”, aseguró.
En la conferencia de prensa surgió la inquietud sobre posibles reflexiones teológicas que el sínodo extrordinario pueda emitir, si bien es de carácter eminentemente pastoral. Al respecto, monseñor Fernández respondió: “Es verdad que se necesita profundizar mucho más la doctrina sobre la familia. Si no, venimos aquí a repetir lo que hemos dicho siempre, y no se crece. Pero este crecimiento o desarrollo de la doctrina requiere de tiempo, de pensarse”.
Para el arzobispo, el Papa no está muy preocupado por recibir conclusiones concretas de este encuentro. “No creo que esté muy preocupado si este sínodo no responde nada extraordinario o que todo el mundo aplauda. Siempre piensa que el tiempo es superior al espacio, que las cosas se van gestando lentamente y prefiere generar procesos que darán sus frutos en el momento adecuado”, resumió.+
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