viernes, 10 de octubre de 2014

 Un sínodo para el Banquete de Bodas


Dom 28 tiempo ordinario, ciclo A. Mt 22, 1-11. 

Xabier Pikaza

Esta es la finalidad esencial del Sínodo 2014: Unos cientos de Padres Sinodales (en principio todos hombres y solteros, con buen solideo ¿sólo para Dios?) están reunidos en Roma para cumplir el evangelio del domingo: Mt 22, 1-11: ¡Deben preparar las bodas del los hijos de Dios, es decir, de los hombres y mujeres: que se casen si quieren, que sean felices, que celebran las bodas de la vida.
Ésta es la tarea que el evangelio (¡no sólo del Papa Francisco!) les ofrece y pide a los sinodales de Roma. Ellos, como expertos en humanidad (¡así se presentan!) y como legados del Dios que prepara las bodas de sus hijos (según en lenguaje de la Biblia), se han reunido con este fin, según el Evangelio de ese domingo:
que todos los hombres y mujeres del mundo puedan alimentarse bien, y tener salud física y mental, pues de lo contrario no hay bodas…
que todos puedan tener libertad para elegir lo que quieran (al que quieran y con quien quieran), para hacerlo en amor (y hacer el amor, que eso es también bodas…)
que puedan vivir en gozo y fecundidad de vida y amor, solteros y casados, con soli-deo y sin solideo, que todos somos hijos del mismo Dios.

Aquí quiero centrarme sólo en el tema de fondo: Para que la boda escatológica del fin de los tiempos sea posible (real) tiene que potenciarse un equivalente histórico de "bodas humanas". Sólo así se entiende el "padrenuestro" del evangelio: "así en la tierra como en el cielo". El cielo escatológico empieza a realizarse aquí, de manera que no podemos hablar de bodas finales si no abrimos el camino de las "buenas bodas" (para todos) en la historia de los hombres. Por eso, los "sinodales", reunidos en Roma, han de estar al servicio de esas bodas, es decir, de la auténtica familia de Dios)).

Para eso están reunidos, aunque su misión es dura, pues hombres y mujeres estamos bien liados en otros asuntos, y muchos no pueden pensar en matrimonios (y otros no quieren, pues sólo les importa el poder el dinero, como dirá la parábola).

Además, por lo que dice la prensa, entre los sinodales hay opiniones distintas, y deben discutirlas. Pidamos por ellos. De todas formas, ellos se han reunido como buenos “casamenteros” (decía Don Quijote que el oficio más importante del mundo, más que el de Rey o Sultán es el de casamentero: que todos los hombres y mujeres puedan bien casarse).

Este “oficio” de casamenteros y sinodales es difícil, como sabe este pasaje atormentado de Mt 22, 1-11, lleno de gozosas evocaciones y duros añadidos posteriores que he comentado al menos tres veces en este blog (al año 2008 y el 2011, al comentar la liturgia del domingo 28, ciclo ordinario, ciclo A.), poniendo de relieve los diversos rasgos mensajes del texto. Aquí me limito a ofrecer una breve paráfrasis de la primera parte del texto (dejando a un lado un fondo de violencia que aparece claro en la versión de Mateo…). Comento el pasaje y lo hago desde el fondo del Sínodo de la Familia.

Quiero hacerlo con amor y con humor. Miren la foto: ¿Le parece que esos sinodales son buenos casamenteros? No le parece quizá que debían trotar algo más por el mundo, meterse en la masa, sufrir y gozar con la gente (¡oler a oveja, y a novia y demás…!). De todas formas, bendito sea Dios, que él nos ayude.

Todo este tema sigue inspirado en el espíritu y letra de mi libro sobre LA FAMILIA EN LA BIBLIA. Buen fin de semana.

para seguir leyendo:
http://blogs.periodistadigital.com/xpikaza.php/2014/10/10/p358790#more358790

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