sábado, 18 de octubre de 2014

La educación de la Virgen

Isabel Gómez Acebo


La intención de renovar algunas zonas de la Universidad de Yale, llevaron a sacar objetos que estaban arrinconados en sus sótanos o poco estudiados. No deja de sorprender que este centro educativo cuente con más de 200.000 obras de arte. En este nuevo estudio de su colección han aparecido obras de Fray Angélico, de Tiziano, Van Dyck y, la que a nosotros nos interesa, una obra muy dañada que trata de la Educación de la Virgen y que llevaba en Yale desde el siglo XIX. Algunos piensan que es la primera pintura de altar para el convento de Santa Ana (1617), que hizo Velázquez en sus años mozos transcurridos en Sevilla.
Gracias al Banco de Santander el cuadro ha sido maravillosamente restaurado por Carmen Albendea e Ian McClare, y se puede visitar en el convento de Santa Catalina de Sevilla.
No entro en la discusión de la autoría del lienzo pues lo que me interesa es reflejar cómo se veía en los albores del siglo XVII la vida de María de Nazaret. La exposición que muestra Sevilla ofrece otras dos pinturas con el mismo tema, obras de Juan de Roelas y de Luis Tristán, en las que pudo haberse inspirado Velázquez pues son de 1612 y 1613. Pero sobre todo es Roelas el que presenta a Santa Ana enseñando a leer a su hija como en esta obra.
El autor de nuestro cuadro remeda a Roelas en la composición y el tema pero le da un giro de 180º cuando apuesta por el naturalismo. Quedan fuera las joyas y los terciopelos que reflejan un hogar burgués para dar paso, a la descripción de una familia del pueblo, vestida de paños, sin adornos y que cuenta con un gato, animal de compañía pero… que mata ratones. ¡Cómo recuerda el lienzo a otros temas que ha pintado Velázquez! La vieja friendo huevos, la mulata o los Jóvenes de Emaús, esas pinturas que reflejan su vida sevillana cuando todavía no era rico, ni pintor de la corte.
Me parece que Velázquez al aplicar a María este entorno modesto apuesta por una forma derepresentación de la Historia Sagrada que desafía la idealización de generaciones previas. Incluso su Inmaculada Concepción de 1618 es menos celestial que otras ya que no aparece rodeada de angelitos mofletudos.
Una Virgen anclada en el diario viviraprendiendo a leer gracias a su abuela me parece un modelo válido para nuestros días en que muchas abuelas han tenido por necesidad que ejercer esas funciones. Si el arte ha sido una maravillosa catequesis el descubrimiento de este nuevo cuadro nos puede servir para hablar de María de Nazaret desde ángulos más cercanos a su comprensión actual.

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