jueves, 6 de junio de 2013

col castillo

Por lo que nos informan los medios, el cardenal Rouco Varela anda preocupado por la cantidad de demonios que, a su juicio, andan sueltos por la diócesis de Madrid. Y, responsable como es, el cardenal ha decidido ordenar más exorcistas porque, por lo visto, los que hay actualmente no dan abasto para dejar limpia la capital de España de tanta maldad satánica.
Esta es la noticia. Una noticia que inevitablemente le obliga a uno a preguntarse: pero, a estas alturas, ¿todavía no se ha enterado el cardenal Rouco de que lo del demonio y los exorcismos pertenece a un mundo de creencias mágicas que ya no tienen vigencia ni merecen que se les preste atención o interés alguno?
Hace, por lo menos, cuarenta años, los mejores estudiosos de la Biblia estaban de acuerdo en que la idea del diablo (Satán) y la creencia en su existencia personal pertenecen, para el hombre "culto", para el "que ha entrado en la mayoría de edad", al mundo del mito, de la fábula o de la superstición primitiva (H. Bietenhard). Los excelentes estudios que después ha publicado O. Böcher han llegado a la misma conclusión.
No es éste ni el sitio ni el momento de analizar este asunto más detenidamente. Me limito a repetir lo que el ya citado Bietenhard ha escrito:
"Aunque el testimonio de la Biblia cuenta con la existencia del diablo, la predicación cristiana no tiene por qué especular con el origen y la esencia o el ser de Satanás: la misma Biblia no lo hace...
Las predicaciones sobre el diablo y sobre el infierno, cuando no fomentan la necesidad de emociones de personas pseudopiadosas y la excitación de sus nervios, sólo sirven para difundir la inseguridad, la angustia y el miedo. Dichas predicaciones, en lugar de quitarlas, ponen cargas en las espaldas de los hombres".
¿No ha pensado el Sr. Rouco en estas cosas? ¿Las desconoce? En todo caso, ¿no se le ha pasado por la cabeza al cardenal que este tipo de decisiones causan extrañeza o provocan risa?
Y lo que es más grave, ¿le preocupan tanto al cardenal de Madrid los demonios que no existen y, sin embargo, se calla ante los responsables (muchos de ellos bien conocidos) del inmenso sufrimiento que ahora mismo padecen tantos miles y miles de ciudadanos de Madrid? Es verdad que en Madrid (y en España entera) hay demasiados demonios que campan a sus anchas. Pero no son los demonios que Rouco quiere expulsar de la capital de España.

José M. Castillo

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