Una PARÁBOLA
(Lucas 12, 13-21)
“ANTI-CAPITALISTA”
“Mío, mío, mío,
mío, mío”, insistencias del Rico.
(se repite cinco veces en
el texto griego)
El rico es condenado como necio
por haber atesorado sólo
para sí,
sin ser rico en Dios.
El círculo del horizonte del hombre era
demasiado estrecho: abarcaba sólo sus campos y almacenes. La bendición de una
cosecha copiosa no implicaba ninguna responsabilidad social para él. Su delito consiste en
sustraer cereales de la circulación. Con ello, provocaba carestía, necesidad,
hambre, subida de precios y miseria.
Por almacenar el trigo en los nuevos graneros, incurre en
un delito económico que en la antigüedad tenía gran importancia. No se trata de
asegurar racionalmente su propio futuro, sino de un perjuicio a la comunidad,
sustrayendo del mercado la cosecha de cereales para que suban los precios. La
vida de placer (dolce vita) del rico
significa, principalmente una conducta perjudicial a la comunidad,
resultante del descarado almacenamiento de cereales o de productos agrarios con
miras a un margen ganancial más elevado.
Proverbios 11,26
“Al que acapara el grano,
el pueblo lo
maldecirá;
Pero bendición será sobre la cabeza
del que lo
vende”.
Se denuncia la práctica criminal de guardar granos para
venderlos a sobreprecios en épocas de carestía. Proverbios 11,26, refleja la
situación de la población pobre y su
estrecha dependencia de cada nueva cosecha.; y a la vez es evidencia de los
movimientos comerciales manejados por los latifundistas y monopolistas.
Para
los estratos pobres de la sociedad, un año de sequía o una mala cosecha podía
tener consecuencias muy serias; y esa situación (como también una guerra) solía
ser aprovechada por sujetos inescrupulosos que especulaban con el
alimento básico. En consecuencia, los precios de los cereales trepaban y
producían copiosas ganancias. El precio del cereal podía multiplicarse hasta 16 veces en épocas de gran carestía (J. Jeremías, Jerusalén en tiempos de Jesús. Pág.
42, con citas de F. Josefo).
No se trata de la formación de reservas para “años
flacos”, sino de un daño causado por especuladores especialmente a la población
pobre.
Saludos cordiales
Juan Manuel
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