viernes, 20 de septiembre de 2013

Martín Gelabert Ballester, OP 
Caminos nuevos para la Iglesia 



El Director de La Civiltà Cattolica ha realizado una entrevista al Papa Francisco que han publicado simultáneamente 15 revistas jesuitas de distintos países. Vale la pena leerla entera y despacio. Solo desde una lectura completa es posible hacerse un juicio exacto más allá de los resúmenes siempre parciales y, a veces, interesados en destacar algunos aspectos en detrimento de otros. Leyéndola me he convencido de algo que ya he tenido ocasión de indicar, a saber, que esta Papa no dice nada nuevo, pero lo que dice suena “de otra manera” y, por eso, parece nuevo.



Al comienzo de la entrevista el Papa dice que sus decisiones son fruto de un discernimiento “que responde a exigencias que nacen de las cosas, de la gente, de la lectura de los signos de los tiempos”. Luego añade que algunos le dicen que no consulte demasiado y decida. Pero él replica que consultar es muy importante, “consultas reales, no formales”. Según el Papa, lo que la Iglesia necesita con mayor urgencia es curar heridas. Dejar de lado los preceptos y centrarse en lo más importante, que es el anuncio de Jesucristo. Y desde Jesucristo anunciar la misericordia, acompañar a las personas, conscientes de que Dios es más grande que el pecado.



Sin duda, lo que hará más ruido de esta entrevista es la explicitación de algunas heridas. Hay personas homosexuales heridas porque sienten que la Iglesia siempre les ha condenado. A este respecto afirma el Papa: “Hay que tener siempre en cuenta a la persona. Y aquí entramos en el misterio del ser humano. En esta vida Dios acompaña a las personas y es nuestro deber acompañarlas a partir de su condición. Hay que acompañar con misericordia”. Esto vale también para otro tipo de heridas: las personas cuyo matrimonio ha sido un fracaso o las mujeres que han abortado.



El Papa añade algo de sumo interés: “No podemos seguir insistiendo solo en cuestiones referentes al aborto, al matrimonio homosexual o al uso de anticonceptivos”. No es necesario estar hablando continuamente de estos temas. Más aún, es importante comenzar por lo esencial, o sea, por el anuncio de la salvación: “nada más solido, profundo y seguro que este anuncio. Después vendrá una catequesis. Después se podrá extraer alguna consecuencia moral. Pero el anuncio del amor salvífico de Dios es previo a la obligación moral y religiosa. Hoy parece a veces que prevale el orden inverso”.



Destaco una última cosa referente a la mujer: ella es imprescindible en la Iglesia dice el Papa. Y extrae esta conclusión: “En los lugares donde se toman las decisiones importantes es necesario el genio femenino. Afrontamos hoy este desafío: reflexionar sobre el puesto específico de la mujer incluso allí donde se ejercita la autoridad en los varios ámbitos de la Iglesia”.

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