"La Lista Bergoglio",
escrito por el periodista
Nello Scavo
El hoy Papa Francisco no fue cómplice de Videla, sino que salvó a varios perseguidos por la dictadura argentina. En "La Lista Bergoglio", el periodista italiano Nello Scavo sostiene que organizó una "red clandestina" para sacarlos de la Argentina. El kirchnerismo había acusado al ex cardenal de complicidad con la represión. Lo cuenta Sergio Rubin en el diario Clarín.
A lo largo de la última década, sobre todo figuras que simpatizan abiertamente con el kirchnerismo pusieron en tela de juicio el papel de Jorge Bergoglio durante la dictadura. Lo acusaron de complicidad con la represión y hasta de haber entregado a dos sacerdotes jesuitas cuando era el superior de esa comunidad.
Ahora, un libro que está por aparecer en Italia ofrece una versión totalmente opuesta de su actuación en los años de plomo: compendia el testimonio de un grupo de perseguidos políticos que aseguran haber sido salvados por el accionar del hoy Papa Francisco.
Parafraseando el titulo de la película de Steven Spielberg, La lista de Schindler, sobre el accionar de un empresario que salvó a 1.200 judíos del nazismo, el libro se denomina "La lista de Bergoglio: Los salvados por el Papa Francisco. Las historias jamás contadas". Fue escrito por el periodista Nello Scavo, del diario Avvenire, de la Conferencia Episcopal italiana. La obra contiene documentos, entre ellos la transcripción del interrogatorio hecho en 2010 como testigo a Bergoglio por los jueces que investigan las violaciones a los derechos humanos.
Con prefacio del Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel, el libro, de 192 páginas, editado por Emi, expone los casos de sacerdotes, creyentes laicos y no creyentes, disidentes, intelectuales, sindicalistas y estudiantes perseguidos por los militares, que testimonian cómo Bergoglio los salvó.
En el libro se llega a la conclusión de que el entonces joven jefe de los jesuitas organizó "una red clandestina" para salvar a los perseguidos, a los cuales ofrecía numerosos consejos sobre cómo burlar la censura, despistar a las fuerzas de seguridad y preparar fugas al exterior.
El entonces cardenal Jorge Bergoglio nunca quiso responder las imputaciones. Sólo rompió el silencio para el libro "El jesuita", editado en 2010.
Allí cuenta que en el colegio jesuita Máximo, de San Miguel, en el gran Buenos Aires, donde residía, escondió "a unos cuántos: no recuerdo el número -dijo-, pero fueron varios". También contó que allí cobijó a tres seminaristas de la diócesis de La Rioja luego del asesinato del obispo de La Rioja Enrique Angelelli.
Con ocasión de un viaje a La Rioja para participar de un homenaje a Angelelli, al cumplirse 25 años de su muerte, el entonces obispo de Bariloche, Fernando Maletti, coincidió en el micro con uno de esos seminaristas, ahora sacerdote, quien le dijo que en el colegio Máximo pudo ver con sus compañeros a personas que hacían "largos ejercicios espirituales de 20 días".
Agregó que con el tiempo se dio cuenta que eso era una "pantalla para esconder gente" propiciada por Bergoglio.
El hoy Papa contó, además, que logró sacar del país por Foz de Iguazú a un joven que era bastante parecido a él con su cédula de identidad, disfrazado de sacerdote. Y que llegó a ver dos veces al dictador Jorge Videla y al almirante Emilio Massera para abogar por la liberación de los sacerdotes jesuitas Orlando Yorio y Francisco Jalics, secuestrados en una villa porteña.
Bergoglio dijo que "nos movimos como loco" para obtener su liberación, que se produjo meses después.
Tras su elección como Papa, se conoció el testimonio del cura uruguayo Gonzalo Mosca, quien dijo que se salvó por la "valiente intervención" de Bergoglio.
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