martes, 16 de diciembre de 2014

col sicre

Primer mensajero (Natán) 
y primera promesa (a David)
Al final de numerosas aventuras, David se ha convertido en rey del Norte y del Sur, de Israel y Judá. Ha conquistado una ciudad, Jebús (Jerusalén) que le servirá de capital. Se ha construido un palacio. Y ahí es donde comienzan los problemas. Mientras se aloja cómodamente en sus salas, le avergüenza ver que el arca de Dios, símbolo de la presencia del Señor, está al aire libre, protegida por una simple tienda de campaña. Decide entonces construirle una casa, un templo. El profeta Natán está de acuerdo. Dios, no. Será Él quien le construya a David una casa, una dinastía. A su heredero lo tratará como un padre a su hijo. "Tu casa y tu reino durarán por siempre en mi presencia; tu trono permanecerá por siempre".

Segundo mensajero (Gabriel) 
y segunda promesa (a Israel)
El evangelio es tan conocido que necesita poco comentario. Pero a veces se pasa por alto el fuerte contenido político de las palabras del ángel a María cuando habla de Jesús: «Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.» Si tenemos en cuenta que «Hijo del Altísimo» no significa «Segunda persona de la Santísima Trinidad» sino que es un título del rey de Israel, las palabras de Gabriel repiten insistentemente la idea de la realeza de Jesús. Pero su reino no es universal, se limita a «la casa de Jacob».

Tercer mensajero (Pablo) 
y tercera promesa (al mundo entero)
Pablo no ha visitado todavía Roma cuando escribe su carta a los romanos. Pero tiene una larga experiencia de apostolado y de reflexión. Sobre todo, ha tenido una experiencia fundamental en el momento de su vocación: el Mesías Jesús no ha sido destinado por Dios sólo al pueblo de Israel, sino a todas las naciones.

El misterio

Desde David hasta Pablo se recorre un largo camino y la perspectiva se abre de modo asombroso: lo que comenzó siendo la promesa a un rey, más tarde un pueblo, termina siendo la promesa al mundo entero. Como dice la segunda lectura, esta es la "revelación del misterio mantenido en secreto durante siglos eternos".
Tres reacciones a tres mensajeros
¿Cómo reaccionan los interesados antes los mensajes que reciben?
  1. La respuesta de David no la recoge la lectura, pero es una extensaoración de alabanza y acción de gracias por la promesa que Dios le hace (2 Samuel 7,18-29).
  2. María reacciona con aceptación y fe. No imagina los momentos tan duros que tendrá que aceptar por causa de Jesús ("una esperada te atravesará el alma") ni la cantidad de fe que necesitaría cuando vea a su hijo criticado y condenado por terrorista y blasfemo.
  3. La reacción de Pablo, la que desea inculcar a sus lectores romanos, es cantar la sabiduría y la gloria de Dios a través de Jesucristo.

Estas tres reacciones nos sirven para vivir estos días previos a la Navidad.

José Luís Sicre

No hay comentarios:

Publicar un comentario