"No quiero luto por mí;
deja que el viento me lleve"
(P. Rahola)
Acabo de leer la carta que la joven iraní Reihane
Yabari escribió a su madre antes de ser colgada en la prisión de Rajaishahr.
Tenía 26 años, y había pasado 7 años en la cárcel acusada de matar al hombre
que intentó violarla cuando tenía 19. Era diseñadora de interiores, hija de la
conocida actriz Shole Pakravan, cuyo desgarrador grito, "¡Han ahorcado a
mi hija!", ha dado la vuelta al mundo.
En la carta, Reihane escribe:
"Te digo
desde lo más profundo de mi corazón que no quiero tener una tumba para que
vayas a llorarme y sufrir. No quiero que vistas de luto por mí. Esfuérzate en
olvidar mis días difíciles. Deja que el viento me lleve...".
Y le pide a
su madre que done sus órganos: "No quiero pudrirme bajo tierra. No quiero
que mis ojos, ni mi joven corazón, se vuelvan polvo. Te ruego que tan pronto
como sea ahorcada mi corazón, riñones, ojos, huesos y todo aquello que pueda
ser trasplantado sea tomado de mi cuerpo y entregado como regalo a quien lo
necesite. No quiero que el destinatario sepa mi nombre, ni que me compre un
ramo de flores, ni que rece por mí...".
Y después añade: "El mundo me
permitió vivir durante 19 años. Aquella noche ominosa era yo la que debería haber
sido asesinada. Mi cuerpo habría sido arrojado en algún rincón de la ciudad y,
días después, la policía te habría llevado hasta la oficina del médico forense
para identificar mi cadáver y comunicarte que había sido violada. Nunca habrían
encontrado al asesino porque carecemos de su riqueza y poder. Luego habrías
continuado tu vida sufriendo, avergonzada. Y, unos años más tarde, habrías
muerto de dolor. Sin embargo, con aquel maldito golpe la historia cambió. Mi
cuerpo no fue arrojado en cualquier lugar, sino en la tumba de la prisión de
Evin y sus solitarias salas. Pero cede al destino y no te quejes. Sabes bien
que la muerte no es el final de la vida".
Y después de denunciar el acoso de las
autoridades para poder dar una imagen de asesina despiadada y así justificar su
ejecución, a pesar de los intentos internacionales por salvarle la vida,
Reihane concluye: "Quiero abrazarte hasta que muera. Te quiero".
El
día 25 de octubre era colgada hasta morir. Como dijo su padre, nunca tuvo
ninguna opción: "Si se hubiera dejado violar, la habrían lapidado. Como
se resistió, la han ahorcado".
Con ella, Irán alcanza la cifra de 250
personas ejecutadas, especialmente mujeres, cuya inocencia nunca vale nada y
cuya pena siempre es mayor, especialmente en delitos sexuales. Es la ley del
machismo atroz, que impregna el cuerpo legal de una teocracia que usa a Dios
para despreciar, violentar y asesinar a sus mujeres. Bellas y brillantes
mujeres iraníes, convertidas en viento por la horca de una dictadura sin
piedad.
¿Hasta cuándo?
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