Invención moderna de la religión:
la novedad de la Alegría del Evangelio (Parte II)
Jung Mo Sung
En el primer artículo primer artículo de esta serie, indiqué que una de las grandes noticias del documento "la alegría del Evangelio" es la caracterización de la modernidad capitalista como una sociedad fundada y centrado en la idolatría del dinero y no en su dimensión racional y atea. En este segundo artículo, quiero profundizar un poco más este tema.
Para entender mejor la importancia y las consecuencias de este cambio en la comprensión de la modernidad, cabe recordar aquí que el mundo moderno fue construido en contraposición al mundo medieval-feudal fundamentado y legitimado en la religión, en la alianza entre la iglesia y el binomio monarquía/nobleza. En esta lucha, la razón moderna, especialmente la científica, fue considerada como la única forma válida solamente de conocimiento y así el conocimiento teológico y visión religiosa del mundo, de tal forma, el conocimiento teológico y la visión religiosa del mundo, no sólo fueron descalificados, sino también considerados como un refugio para las personas que no fueron capaces de enfrentar el mundo y la vida como realmente son.
La deslegitimación del conocimiento religioso fue fundamental para desmontar el edificio ideológico que sostenía o encubría la realidad social del mundo feudal. Dios dejó de ser el fundamento del orden social y moral dominante y comenzó a ser visto como una expresión de enajenación o de ignorancia. El conflicto mundo feudal vs mundo moderno, pasó a ser expresado también en la contraposición entre ciencia moderna/religión; razón vs fe.
Ante esta nueva situación, la gran tarea de las iglesias cristianas y de la teología se constituyó en la defensa de la existencia de Dios y el valor de la religión y la fe frente a la razón y la ciencia. Cuando el conflicto se plantea en términos de razón/ ciencia vs religión/ fe, lo fundamental para los religiosos es la defensa de la religión y de la fe. Correspondientemente por el otro lado, no hay preocupación por distinguir entre diferentes tipos de religión.
Más crucial que esta lucha en lo "ideológico" y cultural entre la fe y la razón moderna, ha sido la guerra de religiones en Europa. Cuando una guerra se hace en nombre de Dios, el enemigo se convierte en representante del diablo y no hay posibilidad de una solución negociada. ¡Matas o mueres! Cuando hay una clara superioridad de uno de los lados, las guerras pueden durar por decenas de años. Lo que de hecho ocurrió, por ejemplo, en Europa durante el periodo de 1525 a 1648.
La única manera de llegar a una solución negociada en estos casos es "secularizar" la guerra religiosa, es decir, sacar a Dios como justificación de la guerra. La separación entre iglesia y estado, la secularización, en Europa han tenido como una de sus razones fundamental la necesidad de detener las guerras de religión. En ese contexto fue fundamental distinguir entre la esfera pública – ámbito del estado – y la esfera privada, donde la religión tenía su espacio de actuación.
Así, la modernidad ha creado un nuevo concepto de religión, restringido a la vida privada, ofreciendo el "sentido último" de la vida y lidiando con la salvación eterna, post-mortem. Todo el campo de la naturaleza y de la vida pública y social quedó bajo el cuidado del Estado y de las ciencias naturales y sociales. Dentro de este paradigma, no tenía más sentido que la religión o teología discutieran temas económicos y sociales; como lo hizo, por ejemplo, Tomas de Aquino quien escribió tratados sobre los gobiernos e incluso en la tasa de interés. Por esta razón, pocos libros de teología moderna abordan cuestiones económicas y sociales, y cuando la iglesia trata de estos temas, lo hace por medio de la Doctrina Social de Iglesia, pero no como parte de la discusión sobre evangelización o teología.
Cuando el Papa Francisco, retomando una tesis de TL, especialmente de la "Escuela del Dei", dice que el gran desafío a la evangelización es la idolatría del dinero, no el ateísmo, abandona el paradigma moderno de la concepción moderna de religión que la reduce a la esfera de la vida privada. Él asume uno de los ejes fundamentales de la Biblia: el discernimiento entre los dioses de la opresión, los ídolos que requieren el sacrificio de vidas humanas y el Dios Verdadero, el Dios que quiere que todas las personas tengan vida en abundancia y que manifestó que las leyes del Estado, del Mercado y la Iglesia deben estar al servicio del pueblo y no al revés.
El Papa no asume el paradigma moderno de la religión y no vuelve, como algunos quieren, al paradigma medieval donde la iglesia tendría la última palabra y el campo económico estaría subordinado al religioso. El asume las aportaciones de las ciencias sociales modernas, pero va más allá y busca un "discernimiento evangélico". Para él, el capitalismo no está efectivamente secularizado en el sentido de que se apoya en presupuestos religiosos, porque la ideología económica dominante hoy "expresa una confianza vaga e ingenua en la bondad de aquellos que detentan el poder económico y en los mecanismos sacralizados del sistema económico imperante" (n°. 54).
Es esta creencia en los mecanismos sacralizados del mercado la que nos hace olvidar que en la raíz de la crisis financiera, estamos atravesando "hay una profunda crisis antropológica: la negación de la primacía del ser humano. Creamos nuevos ídolos. La adoración del antiguo becerro de oro (cf. Ex 32, 1-35) encontró una nueva y cruel versión en el fetichismo de dinero y en una dictadura de una eco-nomía sin rostro y sin un objetivo verdaderamente humano." (n° 55)
En este sentido, la principal tarea de la teología y de la evangelización no es anunciar y justificar la fe en Dios al mundo ateo y racional, sino más bien desenmascar a los ídolos de la opresión (en economía o en la religión) y anunciar la buena noticia del Dios de la Vida que se encarnó para que todas las personas tengan vida en abundancia. (Continuará...)
Jung Mo Sung es el autor, con Hugo Assmann, de "Dios en nosotros: el reinado que acontece en el solidario-amor a los pobres", Paulus. Twitter: @jungmosung
Traducción: ricazuga51@yahoo.com
Para entender mejor la importancia y las consecuencias de este cambio en la comprensión de la modernidad, cabe recordar aquí que el mundo moderno fue construido en contraposición al mundo medieval-feudal fundamentado y legitimado en la religión, en la alianza entre la iglesia y el binomio monarquía/nobleza. En esta lucha, la razón moderna, especialmente la científica, fue considerada como la única forma válida solamente de conocimiento y así el conocimiento teológico y visión religiosa del mundo, de tal forma, el conocimiento teológico y la visión religiosa del mundo, no sólo fueron descalificados, sino también considerados como un refugio para las personas que no fueron capaces de enfrentar el mundo y la vida como realmente son.
La deslegitimación del conocimiento religioso fue fundamental para desmontar el edificio ideológico que sostenía o encubría la realidad social del mundo feudal. Dios dejó de ser el fundamento del orden social y moral dominante y comenzó a ser visto como una expresión de enajenación o de ignorancia. El conflicto mundo feudal vs mundo moderno, pasó a ser expresado también en la contraposición entre ciencia moderna/religión; razón vs fe.
Ante esta nueva situación, la gran tarea de las iglesias cristianas y de la teología se constituyó en la defensa de la existencia de Dios y el valor de la religión y la fe frente a la razón y la ciencia. Cuando el conflicto se plantea en términos de razón/ ciencia vs religión/ fe, lo fundamental para los religiosos es la defensa de la religión y de la fe. Correspondientemente por el otro lado, no hay preocupación por distinguir entre diferentes tipos de religión.
Más crucial que esta lucha en lo "ideológico" y cultural entre la fe y la razón moderna, ha sido la guerra de religiones en Europa. Cuando una guerra se hace en nombre de Dios, el enemigo se convierte en representante del diablo y no hay posibilidad de una solución negociada. ¡Matas o mueres! Cuando hay una clara superioridad de uno de los lados, las guerras pueden durar por decenas de años. Lo que de hecho ocurrió, por ejemplo, en Europa durante el periodo de 1525 a 1648.
La única manera de llegar a una solución negociada en estos casos es "secularizar" la guerra religiosa, es decir, sacar a Dios como justificación de la guerra. La separación entre iglesia y estado, la secularización, en Europa han tenido como una de sus razones fundamental la necesidad de detener las guerras de religión. En ese contexto fue fundamental distinguir entre la esfera pública – ámbito del estado – y la esfera privada, donde la religión tenía su espacio de actuación.
Así, la modernidad ha creado un nuevo concepto de religión, restringido a la vida privada, ofreciendo el "sentido último" de la vida y lidiando con la salvación eterna, post-mortem. Todo el campo de la naturaleza y de la vida pública y social quedó bajo el cuidado del Estado y de las ciencias naturales y sociales. Dentro de este paradigma, no tenía más sentido que la religión o teología discutieran temas económicos y sociales; como lo hizo, por ejemplo, Tomas de Aquino quien escribió tratados sobre los gobiernos e incluso en la tasa de interés. Por esta razón, pocos libros de teología moderna abordan cuestiones económicas y sociales, y cuando la iglesia trata de estos temas, lo hace por medio de la Doctrina Social de Iglesia, pero no como parte de la discusión sobre evangelización o teología.
Cuando el Papa Francisco, retomando una tesis de TL, especialmente de la "Escuela del Dei", dice que el gran desafío a la evangelización es la idolatría del dinero, no el ateísmo, abandona el paradigma moderno de la concepción moderna de religión que la reduce a la esfera de la vida privada. Él asume uno de los ejes fundamentales de la Biblia: el discernimiento entre los dioses de la opresión, los ídolos que requieren el sacrificio de vidas humanas y el Dios Verdadero, el Dios que quiere que todas las personas tengan vida en abundancia y que manifestó que las leyes del Estado, del Mercado y la Iglesia deben estar al servicio del pueblo y no al revés.
El Papa no asume el paradigma moderno de la religión y no vuelve, como algunos quieren, al paradigma medieval donde la iglesia tendría la última palabra y el campo económico estaría subordinado al religioso. El asume las aportaciones de las ciencias sociales modernas, pero va más allá y busca un "discernimiento evangélico". Para él, el capitalismo no está efectivamente secularizado en el sentido de que se apoya en presupuestos religiosos, porque la ideología económica dominante hoy "expresa una confianza vaga e ingenua en la bondad de aquellos que detentan el poder económico y en los mecanismos sacralizados del sistema económico imperante" (n°. 54).
Es esta creencia en los mecanismos sacralizados del mercado la que nos hace olvidar que en la raíz de la crisis financiera, estamos atravesando "hay una profunda crisis antropológica: la negación de la primacía del ser humano. Creamos nuevos ídolos. La adoración del antiguo becerro de oro (cf. Ex 32, 1-35) encontró una nueva y cruel versión en el fetichismo de dinero y en una dictadura de una eco-nomía sin rostro y sin un objetivo verdaderamente humano." (n° 55)
En este sentido, la principal tarea de la teología y de la evangelización no es anunciar y justificar la fe en Dios al mundo ateo y racional, sino más bien desenmascar a los ídolos de la opresión (en economía o en la religión) y anunciar la buena noticia del Dios de la Vida que se encarnó para que todas las personas tengan vida en abundancia. (Continuará...)
Jung Mo Sung es el autor, con Hugo Assmann, de "Dios en nosotros: el reinado que acontece en el solidario-amor a los pobres", Paulus. Twitter: @jungmosung
Traducción: ricazuga51@yahoo.com
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