martes, 17 de mayo de 2016

Obras ES /

3. Consolar, soportar, dialogar

Xabier Pikaza
Termina con esta postal la exposición de las siete obras de misericordia espirituales (propias del Espíritu Santo), que he querido poner de relieve con ocasión de la fiesta de Pentecostés.
El mismo Espíritu de Dios consuela a los tristes, nos consuela y hace que nosotros podamos consolar a los demás, como dice San Pablo en Rom 8 y 2 Cor 1. Por eso le llamamos Consolador o Paráclito: Fuente y sentido de todo consuelo profundo.
Éstas son las tres últimas: consolar a los tristes, soportar las adversidades de la vida y dialogar con el misterio (esto es, pedir a Dios por vivos y difuntos), descubriendo y realizando así el sentido de la vida como diálogo con Dios, dialogando (en lo que podamos) con todos los hombres y mujeres.
Cada lector podrá destacar una de ellas.

-- Para algunos, la más importante será el consuelo, que consiste en acompañar y animar a los tristes, angustiados, abatidos, levantando la "moral" de los demás, para caminar con ellos.
-- Otros insistirán en la paciencia activa, entendida como aguante en las adversidades. No se puede consolar si uno se deja hundir, si se deprime por nada, si no sabe mantenerse en un mundo cargado de riesgos.
Paciencia activa es el aguante, es decir, la resistencia , como ha puesto de relieve el libro del Apocalipsis. No es una resistencia resentida, sino un gesto de compromiso activo con la vida, a favor de los demás, en esperanza.

-- Finalmente, la más importante de todas las obras es la oración, entendida como diálogo, con Dios y con los otros. No se trata simplemente de pedir, sino de pedir y dar, de acompañar a los demás en el camino (y de un modo especial al mismo Dios).

La oración nos vincula sobre el campo de la vida, como a la pareja del cuadro de Millet, con la pareja orando al mediodía el Ángelus. Ambos dialogan así y se vinculan, no sólo con el campo en que trabajan, sino con el Dios creador, con los vivos y difuntos.

Como verá quien lea la postar entera, sigo tomando como referencia la obra que hemos escrito J. A. Pagola y un servidor con el título de Entrañable Dios. Las obras de misericordia (Verbo Divino, 2016). Allí he puesto de relieve el origen y sentido de las obras de misericordia corporales y espirituales (por utilizar este lenguaje, quizá poco apropiado, de la tradición teológica, pues también las obras llamadas corporales, tomadas de Mt 25, 31-46, son obras espirituales).
Para seguir leyendo:
http://blogs.periodistadigital.com/xpikaza.php/2016/05/17/obras-es-3-consolar-soportar-dialogar

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