jueves, 26 de mayo de 2016

EL CUERPO Y LA SANGRE DE CRISTO


      El pan partido, repartido, compartido, que a todos llegue sin exclusión de raza, sexo, religión, cultura, lengua… Un pan que alimente todas las bocas, que llegue a todas las manos, que llegue a todas las mesas, que haga desaparecer el dolor en los rostros de los niños desnutridos, que disipe el quebranto de sus madres. El pan partido, repartido, compartido, que a todos llegue sin exclusión, ese es el gran horizonte de la EUCARISTÍA, ese es el sentido profundo de la COMUNIÓN… De nada servirá acudir al templo si al salir a la calle olvidamos que hemos de pasar por la vida haciendo el bien. Lo esencial siempre será que el pan  sea partido, repartido, compartido… Que Jesús y su palabra hagan de nuestra vida un verdadero signo de amor para cuantos nos rodean…

     Porque su sangre derramada no ha sido en vano, porque su entrega no ha caído en saco roto, os dejo con unos versos… Un abrazo fraterno.




EUCARISTÍA


No quiero irme de esta tierra
con las manos vacías.
No quiero, mi Dios, sentir,
que la tristeza y el desamor
me ganan la partida.
No quiero sentirme alejado
de la esperanza nuestra de cada día.


No quiero no amarlo todo.
No quiero que en pequeñeces
se me vaya la vida.
No quiero, mi Dios, abdicar
del festejo tan ansiado
de la mesa compartida.


Que no quiero irme de esta tierra
lo repito, oh Dios, mi Dios,
con las manos vacías.
Llénalas Tú de tu amor,
llénalas de tu Misericordia,
llénamelas de Justicia,
y entonces mis manos torpes,
a pesar de su torpeza,
obrarán Eucaristía.




                                             Paco Bautista, sma.

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