viernes, 11 de marzo de 2016

El riesgo de ser mujer

Un Relato Negado 
(Jn. 7,53-8,11)

Pocos pasajes de la Biblia han suscitado tantos interrogantes como Juan 7,53-8,11, conocido como el relato de la Adultera.
Ø ¿Por qué aparece sólo en manuscritos tardíos?
Ø ¿Por qué decidieron añadirla posteriormente?



SITUACIÓN ACTUAL

Este relato de la adúltera nos pone en el centro de una sociedad/Iglesia, que sigue manejando a las mujeres, como si ellas fueran culpables de un pecado especial. Seguimos en un mundo que margina a las mujeres, en muchos lugares, en muchas situaciones, acusándolas luego de “adúlteras”, peligrosas para los varones.



INCORPORACIÓN EN EL CANON

Por qué recién a fines del siglo IV -y sólo en Occidente- fue la Escena de la Adultera incluida en algunos manuscritos de los evangelios. Su argumento de perdón a una adúltera debía resultar incómodo en la iglesia primitiva, con su estricta disciplina penitencial. En el siglo III, se dieron las condiciones para que se viera esta historia con otros ojos. La Perícopa de la Adúltera comienza a ser citada y mencionada en la época de la controversia sobre qué hacer con los que pecaron después del bautismo.
La controversia sobre la readmisión de los “pecadores”, que volvían arrepentidos después de haber quemado incienso ante la imagen del emperador primero durante la persecución promovida por el emperador Decio (249-251) y más tarde durante la cruenta persecución de Diocleciano y Galerio (303-331).
La historia de la adúltera Perdonada por Jesús pudo haber sido una historia real, que no fue incluida en ninguno de los cuatro evangelios canónicos porque la actitud de Jesús iba en contra de la disciplina de la iglesia primitiva.


¿LINCHAMIENTO?

El juicio de los acusadores adolece de varias fallas:
Ø no parece haber habido un juicio en regla;
Ø las leyes sobre el adulterio (Lv 20,10; D 22,22) no especificaban que la pena de muerte debía ser por lapidación;
Ø se requería que los testigos no fueran maliciosos (Dt 19,16-19.21);
Ø no está el marido presente;
Ø traen sólo a ella, cuando se sabía que la ley especificaba que el amante también debía ser juzgado y sufrir la misma pena.
Ø Los acusadores llegan a emplear exclusivamente un pronombre femenino, al decir “En la ley, Moisés nos ordenó apedrear a las tales”, como si la pena por adulterio aplicara sólo a las mujeres.

Da la impresión de que no estamos ante un juicio en regla, sino ante un intento de linchamiento. En el año 30, los romanos quitaron al Sanedrín el derecho a imponer la pena capital. Puesto que ya los judíos no podían imponer la pena de muerte, y ningún juez romano condenaría a muerte a una mujer por adulterio.


LA CONTIENDA EN SÍ

En el intento de entrampar a Jesús, no sólo la mujer, sino también la ley y la justicia pasan a ser objetos. Jesús capta la trampa y las malas intenciones de sus interlocutores, así que se rehúsa a responder. Se inclina y escribe con el dedo hacia la tierra (v.6). Al rehusar seguir las reglas de juego de los acusadores, está desacreditando su desafío.
Jesús lanza, un contra-desafío a sus interlocutores: “El sin pecado de vosotros, sea el primero en arrojar una piedra sobre ella” (v.7).
Jesús está poniendo a los acusadores al mismo nivel de la mujer.


NOSOTROS (lectores) SOMO TESTIGOS

El pueblo no habla en ningún momento, pero, tal como fue testigo de la contienda con los escribas, ahora –el pueblo- es testigo del diálogo que se entabla entre Jesús y la mujer. El maestro se dirige ahora a ella y le hace preguntas. Ya no es más un objeto, sino un sujeto. Jesús la está convirtiendo en sujeto. Además le está dando honor. En esa cultura mediterránea, Jesús, un superior por ser varón, y más superior por ser maestro, honra a la mujer al dialogar con ella.


ÉL VINO PARA SALVAR,
NO PARA CONDENAR

No sólo le da a la mujer una segunda oportunidad, también la hace responsable de su propio futuro. Ella ya no es más un objeto, llevada y traída por otros, sino un sujeto libre y responsable ante Dios.


“DESDE EL REVERSO”

Asombra en esta historia es el tratamiento igualitario que Jesús da a los varones “honorables” a la mujer “deshonrada” Para Jesús, la mujer y sus acusadores son iguales. La igualdad es el foco del relato. Por eso, la Escena de la Adúltera ha sido vista, como una historia que subvierte el orden social.
Algunos de estos temores (igualitarismo), probablemente, dominaron el proceso de canonización del texto (?) y la historia de su interpretación (?)…



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