jueves, 31 de marzo de 2016

"KERTESZ!!!"

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El Roto

Escribir contra la muerte

El autor de 'Sin destino' se impuso su profesión como la única medicina capaz de evitar el suicidio

Imre Kertész celebra la noticia de que la Academia Sueca le otorgara el Nobel, en una imagen del 10 de octubre de 2002.  REUTERS
La última posada es un libro de despedida de la vida. Kertész lo comenzó a redactar, a manera de diario sin fechas, en estos últimos años cuando la vejez se le apareció de golpe mediante los primeros síntomas de la enfermedad de Parkinson y el cáncer que le descubrieron a su segunda esposa. Tenía entonces 72 años y acaba de morir, hoy, cercano a los noventa. 
"El golpe más grande es la impotencia, 
cuando todavía no has perdido, 
en absoluto, 
el interés por las mujeres". 

Contra esta desesperación, contra este temor ante la presencia de la muerte, el autor de Sin destino se impuso la escritura como la única medicina capaz de evitar el suicidio a la manera de Arthur Koestler. El autor de El cero y el infinito, húngaro como Kertész, se suicidó junto con su mujer Cynthia en el año 1983 en Londres. Ambos también mayores y enfermos. Koestler también de Parkinson. Esa transposición entre esa pareja y la suya es de lo que trata el relato inacabado que se incluye en este volumen y que da título al libro La última posada (Primer y segundo intento). Kertész se transforma en Koestler (a quien tanto admiraba por su valentía en el desenmascaramiento del estalinismo) y Cynthia en Magdi, su propia mujer. No está especificado en ningún momento del relato porque él mismo se absorbe en el personaje masculino y solo deja como pista ese nombre de Cynthia.
¿Ha valido la pena la vida después de tantos sufrimientos? 

Entre ellos, por ejemplo, el holocausto del que fue testigo el propio Kertész, se pregunta esta pareja del relato al borde ya de lo inevitable. 
¿Dónde está Dios? 
¿No son estas enfermedades del cuerpo producto de las largas enfermedades del alma?
El personaje de La última posada (el del relato, aunque también el del libro entero, es el mismo Kertész ya sin compartir protagonismo con la sombra de Koestler) acude a la clínica para enterarse del resultado de las pruebas: tiene Parkinson. El suicidio es quizá el descubrimiento de una gran mentira. Sin embargo, K y K miden la distancia que separa el balcón del asfalto. A Koestler no le dio miedo (aunque fue a través de pastillas), a Kertész aún le da asco. 
"Quitarse la vida o seguir viviendo 
es una cuestión de carácter, 
de temperamento o de oportunidad; 
algunas veces solo seguimos con vida 
porque nos faltan los instrumentos adecuados".
Todo este relato que es una parte importante pero mínima de todo el libro, gira en torno a esta decisión que queda en el aire. De ahí que el propio relato aparezca como inacabado.
Kertész en este volumen que está dividido en cuatro apartados: Secreto a voces, La última posada (I y II)El jardín de las trivialidades y Óbito, se refiere a otros muchos asuntos que le han preocupado en toda su existencia como escritor: 
el mundo judío; 
el holocausto del pasado y 
las nuevas amenazas que contempla en el mundo europeo actual; 
sus peleas con el mundo cultural húngaro; 
su admiración por Kafka (cada vez que lo lee le da vergüenza de atreverse a escribir), Paul Celan, Musil, Sebald, Bernhard o Jean Améry; 
su sensación de que el hombre ha sido metafísicamente abandonado; 
su incapacidad de ser feliz; 
su sentimiento de exiliado; 
el temor ante el resurgimiento de los nacionalismos y las extremas derechas e izquierdas ("Las masas necesitan una escala de valores, porque de lo contrario son ellas las que crean sus valores y ¡ay entonces de este mundo!"); 
de la preocupación de cómo afrontará su muerte y los sufrimientos propios y los de su esposa; 
de la vejez a la que él fija un instante de aparición "sé que con el día de ayer concluyó la parte más bella de mi vida"; 
y la tremenda pena por asistir a un mundo en el cual la cultura y la literatura están en proceso de desaparición; 
además de su permanente preocupación por los conflictos del Estado de Israel.
Kertész se despierta de un sueño que desconocía y ya no sabe cómo encontrar el camino de regreso a la vida. En realidad todo este último libro de Kertész, que aparecerá publicado en los próximos días, es una lucha por volver a la vida y no entregarse a la muerte, a sabiendas que es una batalla perdida. 
¿De dónde sacar fuerzas? 
De la escritura, de la lectura que aún no siendo suficientes para evitar el miedo, lo alivian. Miedo a la muerte natural, miedo al suicidio, miedo a los sufrimientos de la quimioterapia, miedo a los propios médicos. Para Kertész la vida es un error que la muerte tampoco arregla. Un grave error y, la mayor parte de las veces, también una mentira a la que la muerte tampoco pone fin. 
Kertész no permaneció estático durante estos años sino que viajó a muchos lugares, debido sobre todo a la concesión del Premio Nobel de Literatura que recibió con alegría y rechazo a la vez. ¿Le serviría para curarse él y su esposa? Por el contrario lo lanzó a ser un personaje público, papel que él detestaba. Varios de sus viajes los hizo a España. Palabras muy cariñosas para sus editores Juan Cruz y Jaume Vallcorba.
Kertész anota su día a día interior y exterior. Se ve incapacitado para escribir nuevas obras narrativas como antes pero, por otra parte, estos diarios memorialísticos son también una gran literatura descarnada que nos muestra cómo un gran escritor se enfrenta a sus últimos años sin huir de sus responsabilidades tanto intelectuales como personales. Tiene dudas, tiene miedos, está al borde de la depresión, se desespera, el miedo está a punto de volverlo loco, sufre por sí mismo y por la persona a quien más ama y no puede ayudar, se autocompadece, se increpa, se detesta, desconfía de su propia obra, se entrega a la música, lucha contra la indolencia, percibe su decadencia como una afrenta, siente que nadie lo quiere pero, sin embargo, cada palabra que escribe lo ayuda a ganar tiempo para vivir sin la vergüenza de una existencia disminuida hasta la extinción.
La última posada es una obra y un documento memorable, de uno de los más grandes escritores de la segunda mitad del siglo XX.

Palabra del día


albergue

Los guerreros germánicos se establecían con sus tropas en campamentos que llamaban haribaírgo
palabra formada por harjis ‘ejército’ 
y baírgan ‘conservar’, ‘guardar’, 
o sea, ‘lugar donde se alberga el ejército’. 

El vocablo germánico se convirtió en alemán antiguo en heriberga, que evolucionó hacia el actual Herberge. 

En las lenguas romances, 
haribaírgo derivó hacia el italiano albergo, 
el francés auberge 
y el español albergue.





Otros envíos de Ricardo Soca se pueden leer en En Perspectiva.




Hno. Genaro Saenz de Ugarte

Evangelio de Juan (20,19-31)

«19Al atardecer de aquel día, 
el primero de la semana, estando cerradas
las puertas donde estaban los discípulos, 
por miedo a los judíos, vino

Jesús y se puso en medio y les dice: ‘Paz a vosotros’.
20Dicho esto, les mostró las manos y el costado.
Así que los discípulos se alegraron al ver al Señor.
21Jesús les dijo de nuevo: 
‘Paz a vosotros. Como el Padre me envió,
también yo os envío’.
22Y, dicho esto, sopló y les dice: 
‘Recibid el Espíritu Santo. 23A quienes
perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los
retengáis, les quedan retenidos’.

24Tomás, uno de los Doce, 
llamado el Mellizo, no estaba con ellos
cuando vino Jesús. Así que le decían los otros discípulos: ‘Hemos visto al Señor’.

25Pero él les dijo: 
‘Si no veo en sus manos la marca de los clavos y no
meto mi dedo en la marca de los clavos y no meto mi mano en su
costado, no creeré’.
26Ocho días después, de nuevo estaban dentro sus discípulos y Tomás con ellos. Viene Jesús, estando las puertas cerradas, y se puso en medio y dijo: ‘Paz a vosotros’. 
27Luego dice a Tomás: ‘Acerca tu dedo aquí y mira mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente’.
28Contestó Tomás: ‘Señor mío y Dios mío’.

29Le dice Jesús: ‘¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que no han visto y han creído’.

30Y así, muchos otros signos hizo Jesús delante de sus discípulos que no están escritos en este libro. 31Éstos han sido escritos para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre».


CONTEXTO
Estamos ante el primer final del evangelio de Juan. 
Antes de nuestro texto, el evangelio ha relatado la escena del sepulcro vacío (Jn 20,1-10) y la aparición de Jesús a María Magdalena (20,11-18). 
Después, se nos relatará la aparición de Jesús en el lago de Tiberíades (21,1-23) y el segundo final del evangelio, que concluye con una impresionante hipérbole acerca de las acciones del Resucitado, que deja abierta para el creyente la puerta de una relación abierta e interminable con Jesús, Señor de la Vida (21,24-25).

TEXTO
El texto evangélico, denso como pocos, nos presenta dos escenas: la primera se sitúa en “el primer día de la semana”, nombre clásico para indicar el día de la resurrección, el domingo. 
Tiene dos momentos: la presencia de Jesús con los discípulos sin Tomás (vv. 19-23) y el diálogo de éstos con Tomás (vv. 24-25). 

La escena siguiente es “ocho días después”, cuando Jesús vuelve a estar con los discípulos y habla con Tomás (vv. 26-29). 

Después, la primera conclusión del evangelio (vv. 30-31).

ELEMENTOS A DESTACAR

 A nivel eclesiológico o discipular, básicamente es un texto de movimientos, de avances, de transformación: del miedo a la alegría, de estar cerrados a estar enviados, del no-ver al ver, del ver o no-ver al creer, del creer al vivir. Nada queda igual después de la Resurrección, se inicia un nuevo itinerario radicalmente transformado y transformador. ¿Sentimos esa nueva fuerza en estos primeros días de Pascua?

 A nivel cristológico, se remarca la bondad de Cristo Jesús, que no sólo no reprocha a sus amigos el abandono y la soledad en que le dejaron, sino que les regala las primicias de su Pascua: la paz y el Espíritu Santo con el perdón de los pecados. Jesús es el mismo Jesús crucificado pero también el Mesías, el Señor, el Hijo de Dios, Dios mismo. ¿Tiene el papel que sin duda merece en nuestra vida?

 A nivel teológico, es impresionante la densa riqueza del misterio de Dios: Padre que envía, Hijo y Señor, Espíritu Santo. ¿Tanto dinamismo de amor de Dios no choca con nuestra modorra espiritual?

 Tres veces repite Jesús el saludo: “¡Paz a vosotros!”. La paz y la serenidad interior es una marca de los discípulos “habitados” por Jesús. La paz, que es un don del Resucitado, se vuelve tarea de los discípulos en el envío. ¿Dónde urge trabajar la paz entre nosotros?

José Antonio Pagola

NO SEAS INCRÉDULO SINO CREYENTE

La figura de Tomás como discípulo que se resiste a creer ha sido muy popular entre los cristianos. Sin embargo, el relato evangélico dice mucho más de este discípulo escéptico. Jesús Resucitado se dirige a él con unas palabras que tienen mucho de llamada apremiante, pero también de invitación amorosa: «No seas incrédulo, sino creyente». Tomás, que lleva una semana resistiéndose a creer, responde a Jesús con la confesión de fe más solemne que podemos leer en los evangelios: «Señor mío y Dios mío».

¿Qué ha experimentado este discípulo en Jesús Resucitado? ¿Qué es lo que ha transformado al hombre hasta entonces dubitativo y vacilante? ¿Qué recorrido interior lo ha llevado del escepticismo hasta la confianza? Lo sorprendente es que, según el relato, Tomás renuncia a verificar la verdad de la resurrección tocando las heridas de Jesús. Lo que le abre a la fe es Jesús mismo con su invitación.

A lo largo de estos años, hemos cambiado mucho por dentro. Nos hemos hecho más escépticos, pero también más frágiles. Nos hemos hecho más críticos, pero también más inseguros. Cada uno hemos de decidir cómo queremos vivir y cómo queremos morir. Cada uno hemos de responder a esa llamada que, tarde o temprano, de forma inesperada o como fruto de un proceso interior, nos puede llegar de Jesús: «No seas incrédulo, sino creyente».

Tal vez necesitamos despertar más nuestro deseo de verdad. Desarrollar esa sensibilidad interior que todos tenemos para percibir, más allá de lo visible y lo tangible, la presencia del Misterio que sostiene nuestras vidas. Ya no es posible vivir como personas que lo saben todo. No es verdad. Todos, creyentes y no creyentes, ateos y agnósticos, caminamos por la vida envueltos en tinieblas. Como dice Pablo de Tarso, a Dios lo buscamos «a tientas».

¿Por qué no enfrentarnos al misterio de la vida y de la muerte confiando en el Amor como última Realidad de todo? Esta es la invitación decisiva de Jesús. Más de un creyente siente hoy que su fe se ha ido convirtiendo en algo cada vez más irreal y menos fundamentado. No lo sé. Tal vez, ahora que no podemos ya apoyar nuestra fe en falsas seguridades, estamos aprendiendo a buscar a Dios con un corazón más humilde y sincero.

No hemos de olvidar que una persona que busca y desea sinceramente creer, para Dios es ya creyente. Muchas veces, no es posible hacer mucho más. Y Dios, que comprende nuestra impotencia y debilidad, tiene sus caminos para encontrarse con cada uno y ofrecerle su salvación.


SIGNOS PASCUALES


Abramos puertas y ventanas,
oreemos nuestras estancias,
expongámonos a la brisa que pasa,
sintamos su roce y gracia...



Y nuestras entrañas cerradas
se llenaron de risas y cantos,
luces, gritos y danzas,
se sintieron fecundadas...



Porque Tú, Señor crucificado,
estabas, en medio, resucitado,
dándonos tu paz y Espíritu,
quitándonos miedos y fantasmas...



Inundándonos de misericordia,
de ternura y esperanza
nos invitas a vivir tu Pascua




"táctica y estrategias"

Macanudo-Liners

internet

Jim-Jam-y-el-otro-Max-Aguirre

mi lugar

Batu-Tute

planeta

Humor-petiso-Diego-Parés

buitre

CHUMBI. 31 de marzo.

INVESTIGACION. Esta foto de 2012 proporcionada por el Instituto Smithsonian y el equipo de Liang Bua el 30 de marzo de 2016 muestra una cueva de piedra caliza en la isla indonesia de Flores. El equipo de Liang Bua se prepara para nuevas excavaciones arqueológicas. En 2004, los investigadores informaron que los primos evolutivos de los seres humanos modernos, apodado hobbits, vivieron hasta hace relativamente poco tiempo en la cueva. Ahora, un nuevo estudio indica que se extinguieron mucho antes de lo que se creía originalmente. (Oficina del Programa de Digitalización Smithsonian y Liang Bua Team a través de AP)

INVESTIGACION. Esta foto de 2012 proporcionada por el Instituto Smithsonian y el equipo de Liang Bua el 30 de marzo de 2016 muestra una cueva de piedra caliza en la isla indonesia de Flores. El equipo de Liang Bua se prepara para nuevas excavaciones arqueológicas. En 2004, los investigadores informaron que los primos evolutivos de los seres humanos modernos, apodado hobbits, vivieron hasta hace relativamente poco tiempo en la cueva. Ahora, un nuevo estudio indica que se extinguieron mucho antes de lo que se creía originalmente. (Oficina del Programa de Digitalización Smithsonian y Liang Bua Team a través de AP)

Un Shakespeare rabiosamente vigente 

a 400 años de su muerte

Muestran un manuscrito sobre la inmigración.
En medio de una serie de homenajes, exhiben en Londres el único texto escrito por la mano del poeta que se conserva.

El cuarto centenario de la muerte de William Shakespeare –que se cumplirá este 23 de abril según el calendario juliano y el 3 de mayo de acuerdo con el sistema gregoriano que Inglaterra no adoptó hasta 1752– no sorprende a la British Library con la guardia baja. 

La biblioteca nacional del Reino Unido, una de las más grandes del mundo, celebra al genial escritor colocando los contenidos en el primer plano de la escena con una serie de actividades –charlas, coloquios, conciertos, representaciones teatrales– de la que destacan dos acontecimientos centrales: se trata de una muestra, Shakespeare in Ten Acts (Shakespeare en diez actos), y de un sitio web,Discovering LiteratureShakespeare(http://www.bl.uk/shakespeare/collection-items), que propone “explorar a Shakespeare en su contexto”, y donde pueden consultarse, a partir de ahora, artículos escritos por las plumas más autorizadas de la exégesis shakesperiana, como Andrew Dickson, y, sobre todo, una colección de casi trescientas piezas documentales relacionadas con la obra de Shakespeare y el teatro isabelino que la Biblioteca, como un gigante flemático que despierta morosamente al presente, acaba de poner en línea en el marco de su masiva digitalización del acervo anterior al año 1800.

La muestra –cuya entrada no será gratuita, a diferencia de varios de los principales museos de Londres– estará abierta desde el 15 de abril hasta el 6 de septiembre. Con más de doscientas piezas que ilustrancuatrocientos años de recepción de la obra shakesperiana,traza un recorrido que va desde las primeras puestas de Hamlet La tempestad hasta el vestuario de Vivian Leigh como Lady Macbeth o la versión radical de Sueño de una noche de verano por Peter Brook, en su puesta de 1970.

Pero la frutilla de este pastel isabelino, tanto para la exhibición como para el sitio web, es el único manuscrito autógrafo del gran dramaturgo y poeta inglés que se conserva (sin contar un puñado de firmas), y que representa, además, un portentoso y oportuno alegato humanitario –colocado por Shakespeare en boca de Tomás Moro, canciller de Enrique VIII entre 1529 y 1532– en favor de los refugiados que, entonces como hoy, llegaban a las costas del reino en busca de asilo.

The Book of Sir Thomas More es una obra dramática basada en la vida del político, humanista y escritor inglés, gran precursor del Renacimiento, autor del célebre libro Utopía, que fue canciller de Enrique VIII hasta que el rey le retiró sus favores y lo mandó encarcelar y luego decapitar, tras la negativa de Moro a secundar la Reforma protestante y el deseo del rey de ser nombrado como cabeza de la Iglesia de Inglaterra. Escrita por Anthony Munday entre 1598 y 1601, la obra fue proscrita por Edmund Tilney, maestro de ceremonias del reino y encargado de la censura bajo Isabel I, en el temor de que las escenas de motín popular descritas en el argumento agitaran el descontento civil. Tras la muerte de la reina en 1603, Shakespeare y otros cuatro autores –Henry Chettle, Thomas Dekker, Thomas Heywood y un copista anónimo– se ocuparon de la revisión del libreto original. La contribución de Shakespeare incluye 147 líneas insertadas en el corazón de la acción, en las que el Lord Canciller se dirige a la muchedumbre xenófoba que se ha levantado, en las calles de Londres, en contra de los refugiados de entonces: calvinistas franceses, los llamados hugonotes, que huían de las guerras de religión, y cuya expulsión reclamaba la horda al grito de “Remove the Strangers” (“expulsen a los extranjeros”). Cualquier parecido con la actualidad es mera dinámica de la historia.

Son esas 147 líneas las que constituyen el manuscrito que todos los indicios permiten atribuir a la escritura autógrafa de Shakespeare, que puede verse en el sitio web de la BL(http://www.bl.uk/collection-items/shakespeares-handwriting-in-the-book-of-sir-thomas-more) y del que aquí se ofrecen en traducción los pasajes más intensos.

El censor tampoco autorizaría la nueva versión, y sus instrucciones –y su amenaza– a los autores se leen al margen del texto: “Dejad afuera la insurrección en su totalidad así como su causa, y comenzad por Sir Thomas More en la audiencia del Alcalde, con un informe tras ejercer sus buenos oficios como Sheriff de Londres durante un motín contra los lombardos... tan sólo un breve informe, y nada más, a vuestro propio riesgo. E. Tilney”. La obra no se representaría hasta 1968, con la dirección de Franl Dunlop y el actor Ian McKellen en el papel de Moro.

“Es una estimulante pieza retórica”, declaró a The Guardian la curadora de la British Library, Zoë Wilcox. “Se trata realmente de empatía. Moro llama a las masas a empatizar con los inmigrantes, o extranjeros, como se los llama en el texto. Les pide que imaginen cómo sería si debieran marchar a Europa, a España o Portugal, y ser ellos, entonces, los extranjeros. Es un alegato contra lo que él llama ‘their mountainish inhumanity’”: la pétrea y monstruosa inhumanidad de una montaña.

PAZ (Paco)

PAZ

     “Paz a vosotros” Y, diciendo esto les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: “Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado así también os envío yo”. Y dicho esto exhaló sobre ellos su aliento y les dijo: “Recibid el Espíritu Santo…

     Pierre, soldado francés de 27 años, cerró el nuevo testamento tras leer este pasaje. Se encontraba en una celda  acusado como desertor de la patria, a la espera de ser juzgado por un tribunal militar.


     Tras el atentado terrorista de París (13 de noviembre de 2015),  participó en los bombardeos para debilitar a las milicias del Estado Islámico en Irak y Siria.

     Pilotando un caza del portaviones Charles de Gaulle, desplazado al Mediterráneo oriental, bombardeó en más de una ocasión, y durante la noche las ciudades de Ramada y Mosul.


     Cuando el joven soldado cayó en la cuenta de que los llamados daños colaterales llevaban rostro de niño o de mujer, que tenían nombre y apellidos, que eran biografías rotas, víctimas inocentes…, que además eran prácticamente ignoradas por la llamada comunidad internacional…, rehusó su compromiso con la armada francesa, se negó a volver a pilotar una nueva misión asesina de bombardeos criminales, como así dijo a sus superiores, y aceptó con aplomo y valor la prisión que se le venía encima. Fue acusado de deserción, tachado de cobarde. Dio con sus huesos en una fría celda. Allí, con mucho tiempo por delante, pidió papel y lápiz y escribió a sus padres:


     Papá, mamá, no tengáis cuidado por mí. Estoy a la espera de juicio. Asumiré con responsabilidad la sentencia que se me imponga. Prefiero estar encerrado a manchar nuevamente mis manos de sangre inocente .Quiero que sepáis lo que ya he declarado y volveré a declarar: que mueren demasiados civiles, que ellos soportan una parte desproporcionada del coste de los bombardeos.

     Se me caía la cara de vergüenza cuando descubrí entre los caídos a  niños y mujeres. ¡Os dais cuenta de esta barbarie, de este brutal atentado contra las vidas más inocentes! ¡Qué hipocresía la de nuestros políticos y mandos militares que en nombre de la seguridad, de la legítima defensa, conculcan la dignidad de los más débiles! Yo no podía consentirlo más. Por eso quiero dejar el ejército. Este no es mi sitio ni lo será  nunca más. ¡Mujeres y niños, también campesinos…! ¡Qué horror! ¡Qué lamentable todo esto! No hay que ser muy avispado para darse cuenta que esta guerra es, sin duda, el factor principal de la crisis de migrantes y refugiados en la Europa actual.

     Mi abogado me da ánimos y esperemos que el juicio me depare una pronta libertad, o al menos el menor tiempo de prisión.

     Papá, mamá: os quiero y os agradezco la biblia que me habéis hecho llegar. Cuando esté libre retomaré, no sé cómo, mi olvidada condición de cristiano y bautizado. La semana pasada me permitieron asistir a la vigilia pascual. Lloré de alegría al celebrar en esta prisión que el crucificado ha resucitado, que la vida le ha ganado la batalla a la muerte. Salí transformado y consolado tras aquella celebración. Ahora estoy seguro de que Él me sostiene. La fuerza de su Espíritu será mi fuerza en estos momentos de prueba. Saldré adelante, ya lo veréis. Pronto os abrazaré.

     Un beso muy grande de vuestro hijo. Con afecto sincero: Pierre.

     Posdata: He seguido horrorizado la brutal masacre de Bruselas. La condeno rotundamente, pero no creo que la respuesta bélica sea la más adecuada.


        Vélez de Benaudalla. Saludos fraternos y feliz Pascua.

                                                                              Paco Bautista, sma.