martes, 19 de mayo de 2015

Revelan secreta colaboración con militares del más crítico a Bergoglio


 
 
Horacio Verbitsky
HORACIO VERBITSKY

Documentos apenas sacados a la luz por dos periodistas argentinos demuestran los servicios prestados por Horacio Verbitsky a la Fuerza Aérea Argentina

ANDRÉS BELTRAMO ÁLVAREZCIUDAD DEL VATICANO

Era un “secreto a voces”. Un tabú en Argentina. Un rumor que se ventilaba en conversaciones de café o en sitios web especializados. Al menos hasta ahora, porque gracias a un par de periodistas han salido a la luz una serie de documentos que prueban una colaboración secreta con los militares de Horacio Verbitsky. No se trata de un periodista cualquiera, sino del artífice de la reconstrucción de la memoria histórica de los desaparecidos durante la última dictadura en ese país sudamericano y el más férreo acusador de Jorge Mario Bergoglio.

En las horas posteriores a la elección del cardenal arzobispo de Buenos Aires como Papa, en marzo de 2013, Verbitsky refrendó a múltiples medios internacionales sus acusaciones contra el flamante pontífice. Sostuvo que, por culpa del entonces provincial de la Compañía de Jesús en Argentina, dos jesuitas (Orlando Yorio y Francisco Jalics) fueron secuestrados y torturados por los soldados. Sugirió que ese episodio fue parte de una actitud colaboracionista del purpurado argentino. Y, para probar sus dichos, exhibió algunos documentos.

Sus tesis quedaron sometidas al escrutinio público y terminaron siendo contradichas, no sólo por la declaración pública de uno de los involucrados (Jalics) sino, también, por una investigación del periodista italiano Nello Scavo, incluida en el libro “La lista de Bergoglio”. Aún así, el presidente del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) de Argentina y columnista del diario Página/12, nunca se retractó. Quizás buscó corregir su versión, cuando le dijo a Scavo que él nunca había escrito que Bergoglio fue cómplice de la dictadura.

Ahora, como anticipación de una biografía “no autorizada” suya, Gabriel Levinas y Sergio Serrichio revelaron que Verbitsky trabajó para la aeronáutica argentina entre 1978 y 1982, justo cuando la presencia de los militares era omnipotente. Durante ese mismo periodo, muchos guerrilleros y líderes sociales desaparecieron sin dejar rastro. “El perro”, como lo conocen al periodista, no corrió la misma suerte. No obstante perteneció a la Inteligencia de los Montoneros, la guerrilla de izquierda de azarosa y peculiar fundación.

“Verbitsky gozó de la protección de Güiraldes, un militar retirado pero muy ligado a las fuerzas armadas e ‘intelectual orgánico’ de la dictadura, sobre la cual tuvo una fuerte influencia”, se puede leer en el artículo difundido en el sitio web Plazademayo.com (www.plazademayo.com). Levinas y Serrichio reflejaron allí la relación del presidente del CELS con el comodoro Juan José Güiraldes, a quien –indicaron- él le escribía los discursos, junto con otro colaborador de nombre Pedrerol.

Entre otras cosas el texto, que lleva el sugestivo título: “Verbitsky: con Dios y con el diablo” (17.05.15), sostiene que el periodista pasó las semanas posteriores al golpe militar del 24 de marzo de 1976 “guardado” en la estancia “La Santa María” de la localidad de San Antonio de Areco. En ese mismo lugar fueron encontrados manuscritos de su autoría realizados para el comodoro Güiraldes, en cuyo archivo personal se encontraron otras inéditas pruebas.

La investigación también reportó el vínculo laboral de Verbitsky con el Instituto Argentino de Historia Aeronáutica Jorge Newbery. Según esta, él firmó “un contrato por el que recibió durante 6 meses una retribución mensual de 700.000 pesos (a valores de hoy, unos 40.000 pesos al mes) entre octubre de 1978 y marzo de 1979”.

Y agregó: “La contratación fue autorizada y pagada con un subsidio directo del Comando en Jefe. La reunión del Instituto donde se informa del contrato con Verbitsky fue el 5 de octubre de 1978. Al día siguiente, la Regional de Inteligencia Buenos Aires (RIBA) de la Fuerza Aérea secuestró a Patricia Roisinblit y a su esposo, José Manuel Pérez Rojo, ambos militantes de la ‘Columna Oeste’ de Montoneros. La RIBA tuvo como epicentro el centro clandestino de detención y tortura ‘Mansión Seré’, en Castelar, a cargo de la Fuerza Aérea. Roisinblit y Pérez Rojo fueron luego derivados a la ESMA, el principal centro de detención y torturas de la Armada, y al día de hoy continúan desaparecidos”.

“Documentos posteriores precisan también que Verbitsky firmó un nuevo contrato en marzo de 1981, indicativo de que su colaboración con la Fuerza Aérea se extendió durante al menos cuatro años, entre 1978 y 1982”, ponderó.

Al pie de su artículo, Levinas señaló haber pedido al directo interesado su opinión sobre los documentos expuestos, pero aclaró que este declinó la invitación. 

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