lunes, 6 de abril de 2015

Jesús se encuentra con María a la salida del sepulcro

"Yo soy Resurrección y se hace Cristo quien se vacía de sí para vivir en Mí, en la resurrección"

Diálogos resucitadores

"No es cuestión de ver y tocar, María, a la vida de la resurrección se entra por el oído"


 Palabras de vida, en los evangelios, para estos días de Pascua: palabras resucitadoras, con energía, y resucitantes, con esperanza
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Resucitó

  • La luz que entra en el sepulcro
  • Esperando la Resurrección
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  • La Resurrección de Jesús
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  • La Resurrección de Jesús
  • La Resurrección de Lázaro
Juan Masiá, sj.

 Palabras de vida, en los evangelios, para estos días de Pascua:palabras resucitadoras, con energía, y resucitantes, con esperanza. Releamos, en la tradición del evangelio según la comunidad de Juan, estas conversaciones de resurrección con El Que Vive:

Ya estás resucitada.
-¿Estás seguro, Maestro? ¿Resucitará mi hermano Lázaro en el último día?
-No, Marta, en el último día no, sino ahora. Ya va camino de la vida verdadera.
- ¿Y yo, Maestro, resucitaré yo también?
-Tú también has muerto, Marta, tú y tu hermana María ya estáis resucitadas, porque yo soy Resurrección y se hace Cristo quien se vacía de sí para vivir en Mí, en la resurrección yo soy vosotros y vosotras sois yo en el abrazo del Espíritu de Vida (Jn 11, 18-27).

Dejadlo partir, que va hacia la vida.
Jesús, levantando los ojos al cielo, oró así:
"Gracias, Abba, por escucharme. Gracias porque acoges en tu seno a Lázaro y que viva para siempre. Me dan ganas de gritar de gozo al despedirle hacia Tí, aunque no lo van a entender quienes me rodean".

Y Jesús gritó: "Lázaro, sal fuera".
Marta, asustada, miró al interior de la tumba, donde el cadáver envuelto en sudario, no se movía".

-"Desatadlo", gritó Jesús.
De nuevo, Marta y los familiares asustados:
-¿Es que quieres que lo desenterremos?
-No, Marta, no habéis entendido nada, ¿qué hacéis mirando ahí dentro?
-Mirad hacia arriba, allá entre las nubes, dijo María señalando hacia lo alto.
Difuminada entre jirones de nube se divisaba una figura blanca que se despojaba del sudario y se perdía adentrándose más allá del azul.



Jesús sonrió a María y mirando hacia las alturas dijo a los ángeles: -Desatadlo, que se sumerja en la Danza de la Vida (perijorésis trinitaria, cantaban en la Patrística).
Luego, volviéndose a Marta y familiares les dijo: -No os empeñéis en retenerlo aquí en esta vida, dejadlo que se vaya, dejadlo partir hacia la Vida de la vida (Jn 11, 38-44).


Suéltame y escucha. Mira con el corazón y toca con tu espíritu.
-Qué alegría, Rabbuní, que estás vivo. Ya les dije yo a Pedro y compañía lo del sepulcro vacío, y no me creyeron, dijo María abrazándose a Jesús.
-Suéltame, María. No me puedo quedar aquí contigo, me voy al seno de Abba.
-Pero eso es demasiado lejos y, aunque busque por internet y te vea por skype, no te toco...
-No es cuestión de ver y tocar, María, a la vida de la resurrección se entra por el oído. Escucha, mujer, escucha, que mi voz no viene desde fuera, sino desde dentro de tí, cuando estás ya en Mí resucitada...
-Ahora comprendo, Rabbuní, ya puede decirle a Juan y Pedro que, escuchándote, he visto con los oídos del corazón a la Vida de la vida; he escuchado con los ojos de la fe a mi amor; he visto al Señor en persona y me ha dicho esto y esto... (Jn 20, 1-18).

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