martes, 22 de diciembre de 2015

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JUAN MASIÁ CLAVEL
En la noche larga del solsticio invernal
y en el alba primaveral de Año Nuevo,
procesionan, uno por uno,
lentamente y con saudade,
vuestros rostros familiares y amistosos
con deseos de paz y bien.
Saboreando juntos la Palabra y el poema,
Un abrazo cálido,
La Vida, que era desde siempre, se manifestó.
Os lo anunciamos para compartirla
Dándonos vida mutuamente
Con alegría colmada (cf. 1 Juan 1-4)
¿Qué es el mar?
Lo que permite nadar al pez
¿Qué es el aire?
Lo que permite al pájaro volar.
¿Qué es la Nada y el Vacío?
La Vida que te hace vivir.
La Vida te vive... (Vivir, Desclée, 2015, p.57)


MARI PAZ LÓPEZ SANTOS
SOMOS RECUERDO
Recuerdo del futuro,
eso somos.
Humo, niebla...
de un pasado
que será,
vivido
en presente,
Eterno devenir
de lucha y dolor
sin sentido,
sin fin.
¡Despertad, estúpidos!
Rompamos la cadena
del olvido cruel,
Al menos
que nos recuerden,
erguidos,
a paso firme
en busca del amor,
el auténtico,
sin fecha de caducidad.
¡Venid!
Recordemos
la olvidada
e íntima identidad.
Entrevista a Mari Paz López Santos, ganadora del XI Concurso de Poemas Temáticos Red Social de Poesía con este poema.


MIGUEL ÁNGEL MESA
Creo en las estrellas de Navidad
Creo en la paz del corazón y en el esfuerzo por llevar esa paz al mundo en que vivimos.
Creo que Belén es la Casa del Pan, un pan partido, repartido, compartido, para que no haya más hambre en nuestro barrio, en nuestra ciudad, en nuestro mundo.
Creo en los pastores que escuchan la buena noticia y dónde se encuentra el “Dios con nosotros”, que salen a su encuentro y, por lo tanto, comparten lo que son y tienen con los marginados y excluidos de nuestra sociedad.
Creo en las estrellas que ya murieron, pero que nos han dado vida y conducido a donde nos encontramos hoy, a lo que somos, a lo que anhelamos ser.
Creo en las estrellas que continúan naciendo y nos siguen abriendo nuevos caminos, inéditas sendas a recorrer, ilusiones que prender en nuestro ojal, destellos llenos de fulgor para nuestros ojos apagados.
Creo en la buena noticia de Jesús de Nazaret, la más profunda humanización del misterio del amor de Dios, en la alegría y la esperanza que nos infunde y, a través de nosotros, en los demás.
Creo en ese otro mundo posible que nos animó a construir, por la dignidad y la felicidad de los seres humanos, para eliminar la injusticia, el odio, el llanto, la desilusión.
Creo que la Navidad acontece cada día del año, cuando luchamos por la paz y la justicia, por el amor encarnado, por una nueva humanidad más fraterna, libre, en paz. Junto a la naturaleza y el universo que nos rodean, nuestro verdadero hogar, en el que nacimos y al que volveremos, para ser de nuevo polvo de estrellas luminosas, ardientes.

Es Navidad cuando…
Es Navidad cuandodescubrimos que todo en la vida es gracia, que todo es don, que estamos llamados a salir de nosotros mismos para ir al encuentro del otro, para hacernos un regalo para los demás.
Es Navidad cuando escuchamos la buena noticia de la presencia de la bondad en los demás, en el mundo que nos rodea y nos dejamos seducir, llevando con alegría nuestro compromiso para acabar con la tristeza, la soledad, la injusticia, el dolor y tanto llanto.
Es Navidad cuando alejamos nuestro egoísmo y salimos a contemplar la realidad, nos llenamos de asombro al descubrir dónde está presente Dios, dónde se encarna, en qué belenes nace, sufre, está marginado. Y no nos quedamos de brazos cruzados.
Es Navidad cuando hacemos presentes a las estrellas que nos han guiado hasta donde hoy estamos, lo que ahora somos. Especialmente de todos los familiares, amigos y amigas que nos han acompañado en nuestras vidas. Ellos y ellas están presentes celebrando con nosotros esta Navidad.
Es Navidad cuando no nos dejamos llevar por la desilusión y sabemos descubrir y recrear nuevas estrellas, que nos impulsan a vivir con ilusión, con esperanzas renovadas, realistas, pero conducidos por el sueño de una sola humanidad fraterna, en medio de una creación donde la vida surja en plenitud.
Es Navidad si seguimos viviendo no de forma aislada, sino en comunidad, junto a otras personas que nos ayudan a crecer, a Francisco renovando la Iglesia, a tantas mujeres y hombres que se convierten en navidad cada día del año, al convertirse en don gratuito para los demás.
Es Navidad cuando cuidamos a quien nos necesita y nos dejamos cuidar cuando nuestros ánimos decaen. Siempre marchamos en camino hacia Belén, hacia Dios, hacia el misterio del Amor, la Belleza y la Bondad que anida en cada ser humano, en la Naturaleza y el Universo que nos embelesa, nos consuela y nos llena de paz y energía, para seguir construyendo un mundo nuevo.

Padrenuestro en Navidad
Padre y Madre nuestra, alabado seas en todo el universo. Ayúdanos a comprometernos por la verdadera paz, que nace de la justicia, en esta tierra, para los hombres y mujeres que tanto amas.
Te pedimos que nos encaminemos cada día hacia Belén, con el deseo de mejorar nuestro mundo, compartiendo el pan y la acogida, la paz y la amistad, la ternura y la equidad. 
Cumpliremos tu voluntad de felicidad y dignidad para la humanidad y todo nuestro mundo, cuando seamos sencillos en nuestras vidas, desprendidos, comprometidos por una vida en plenitud y abundancia.
La Navidad de cada día nos invita a ofrecer nuestro perdón y a dejarnos perdonar, a sentirnos perdonados, a llevar la reconciliación a nuestro mundo y a quien camina a nuestro lado.
Quienes sufren la marginación, el odio y la noche de la desesperación, son la llamada para encontrarte en sus existencias heridas. Allí te hallaremos si nos hacemos próximos, si abandonamos nuestra comodidad y salimos a su encuentro.
Solo así hallaremos la verdadera estrella de la felicidad y la integridad para nuestras vidas, y para el mundo y el universo que nos rodea y envuelve con cuidado y ternura.

Para vivir no quiero
Para vivir no quiero
caminar por el filo del olvido,
sufrir el gélido viento de la indiferencia
ante el gemido de la sangre,
la ausencia de ternura
en el fulgor extinto de mis pupilas.
Pues para vivir lo que deseo
es avanzar por la senda de la emoción,
agradecer el don inmerecido de la sorpresa
con la mirada detenida en el crepúsculo,
agradecer la presencia que me ofrece abrigo,
continuar sembrando estrellas en la oscuridad,
y mantener ardiente el anhelo del manantial
donde todo se remansa, todo se sacia.

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