martes, 22 de diciembre de 2015

Navidad, 

tener misericordia de Dios en un mundo de muerte

Xabier Pikaza
Navidad es tiempo de gozo... 
Pero es un gozo en medio del gran dolor de los que mueren (en especial de los niños). 
Navidad es un tiempo para empezar a llevar la Cruz en el doble sentido de la palabra:
(a) Dios lleva la cruz de los hombres. 
En Navidad celebramos la historia del Dios que se ha encarnado para compartir nuestra cruz (la cruz de los asesinados, y en especial de los niños que mueren), y así podremos contemplarlo en la próxima Pascua de la Pasión y resurrección de Jesús.

(b) Debemos llevar la Cruz de Dios. 
Pero, al mismo tiempo, los hombres (con Jesús) pueden y deben llevar la cruz de Dios, teniendo misericordia de él,, pues, en un sentido muy profundo, es quien más lo necesita. Com-padecer a (y con) Dios: Ésta ha sido una de las tareas más honda de la espiritualidad cristiana.
-- Éste misterio de la Navidad lo muestra claramente el icono tradicional del nacimiento: Jesús nace bajo tierra, en una tumba; y su cuna es ya un sepulcro. Es como si la liturgia quisiera decir que Jesús nace en (con) todos los niños y mayores que mueren.
-- Nadie, que yo sepa, ha destacado mejor este misterio (esta experiencia) que E. Hillesum, una judía, amiga de Jesús, asesinada en Auschwitz por ser fiel al legado de sus padres judíos y a la experiencia más honda del evangelio.
Se trata de compadecer a/con Dios, en sentido espiritual (de oración más honda) y en sentido social y personal: ¡Ayudar al Dios que sufre en los hombres, como sabe Mt 25, 31-46!.
Dios ha tenido misericordia de los hombres; nosotros hemos de tener misericordia del Dios que nos empieza a decir en Navidad: Tenía hambre, era extranjero, estaba enfermo o en la cárcel....

Para seguir leyendo:
http://blogs.periodistadigital.com/xpikaza.php/2015/12/22/title-7750


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