El Lunes de Aguas
Isabel Gómez Acebo
Ayer me llamó un amigo salmantino para comentarme que me iba a traer de su tierra los chorizos que me había prometido el Lunes de Aguas. Ante mi sorpresa e ignorancia de la fecha me aclaró que era el lunes de Pascua y que tenía que ver con la expulsión y vuelta de las prostitutas de Salamanca. Me invadió la curiosidad y busqué documentación googleando.
Parece ser que la denominación tiene su origen en la boda de Felipe II, todavía príncipe heredero de la corona española con la princesa María de Portugal, que se celebraba en Salamanca. Antaño, como hoy día, en la ciudad había una abundante masa estudiantil que salía por la noches y frecuentaba los lenocinios fuera, cual fuera la época del año y sin hacer caso de las fiestas religiosas. Al príncipe, que era piadoso, le escandalizó esta costumbre amoral que podía desmejorar el prestigio de la universidad y dictó una orden por la que las prostitutas debían abandonar la ciudad, yéndose al otro lado del río, el miércoles de Ceniza para volver el lunes de Pascua. El cumplimiento de la ordenanza y la guarda de las mujeres exiladas, quedaba en manos de un clérigo del municipio al que se denominaba el padre P…
Ni que decir tiene que la vuelta ese lunes de las mujeres de mala vida que cruzaban en barco el río era motivo de jolgorio para los estudiantes que se arrojaban al rio para recibirlas. Hoy, en recuerdo de aquellos tiempos, la fiesta se sigue celebrando a orillas del Tormes y la costumbre es llevar para comer el hornazo que es la típica empanada salmantina. Mi amigo no se la quiere perder y a la vuelta me traerá el chorizo prometido.
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