lunes, 4 de agosto de 2014

Por 3 niños de Israel y por 400 de Gaza...

Xabier Pikaza


Así decía Amós, el gran profeta, con su estilo inolvidable: ¡Por tres delitos de Gaza (y de Israel) y por un cuarto no perdonaré... (Am 1, 2; 2, 4.6)

Tendría que volver Amós, el profeta más antiguo de la Biblia, que condenó a los pueblos del entorno (por tres pecados y por cuatro…), a los de Gaza y Asdod, a los de Moab y Amón, a los de Edom y Siria, con los filisteos y fenicios, siempre por crímenes de lesa humanidad (nunca por religión o raza, por estado o pueblo).
Amós condenó por igual, a unos y otros, a judíos y filisteos/palestinos de su tiempo, por matar y por vender personas, por esclavizar y destruir las poblaciones…
-- Amós era judío (israelita) y recoge quizá el primer texto bíblico en el que se dice que Israel es un pueblo escogido, liberado de Egipto (Am 9, 7), para añadir inmediatamente que son también elegidos y escogidos los filisteos venidos de Creta y los sirios de Quir.
--Por eso, como buen israelita, ponía en el mismo plano y nivel los pecados de los filisteos/palestinos de Gaza, con los pecados de los pueblos arabizados del entorno (Edom, Amón, Moab…), con los de Judá y Jerusalén, con Israel. Así sabe y dice que vale igual un niño/hombre de Gaza que uno de Israel, añadiendo que Dios protege a todos.Por eso condena los pecados de Judá y Jerusalén, pecados de lesa humanidad, lo mismo que los de Tiro o de Gaza (cf. Am 1, 6; 2, 6).
Debería volver Amós y cantar hoy su elegía sobre palestinos y judíos diciendo “por tres niños de Gaza y por cuatrocientos de Israel no perdonaré…”, porque son imperdonables unos y otros.
-- Imperdonable fue el pecado de la muerte de tres niños judíos;
-- imperdonable y más grande es la muerte de los cuatrocientos palestinos, asesinados a sangre fría, por pura y helada venganza, en escuelas y albergues, en casas e iglesias o mezquitas de la ONU o el Dios Omnipotente.

-- El problema es el odio que ha crecido, más explicable el de algunos palestinos encerrados, aplastados, humillados… que han matado a tres en nombre propio (no del Estado, que no lo tienen); mucho más inexplicable el del los judíos que han matado a cuatrocientos niños, en nombre de la Ley y del Estado de Dios.
-- El problema es que no creen en Dios, ni en su Ley… ni son ya judíos (sino “sinagoga de Satán” como dice en un lugar el Apocalipsis de Juan, un judío radical creyente). Éstos que matan 400 niños por venganza no son judíos de la raza de Amós, ni son hombres de la Biblia, ante quienes me inclino con reverencia, por la misma Biblia y por Jesús, mi hermano…
(Imagen: Niña palestina no quiere que su muñeca vea el horror de su entorno).

Así dice la prensa estos días:
En Gaza han muerto ya 1.766 palestinos desde que Israel comenzó su operación militar sobre la Franja, hace 27 días. Tres cuartas partes de los fallecidos eran civiles. Más de 350 (ahora ya 400) eran niños, según UNICEF. También han muerto 64 soldados israelíes en combate y tres civiles alcanzados por proyectiles disparados desde Gaza, gobernada entre 2007 y 2014 por el grupo islamista Hamás, considerado grupo terrorista por EE UU y la UE.
Así sigue diciendo que hay gentes llamadas judías que cantan en Tel Aviv:
Mañana no hay escuela, ya no hay niños en Gaza…
Mañana no hay escuela porque han muerto

Si es verdad que cantan eso, si es verdad que se alegran por la muerte de los niños palestinos de Gaza, la palabra de Amós su profeta caerá sobre ellos: “por tres pecados y por cuatro de Israel no perdonaré…”.
Ya sé que Jesús, mi profeta de Dios, lo perdona todo, pero hay pecados que humanamente son imperdonables. Por eso invito hoy a mis lectores a que abran su Biblia por Amós y lean sus dos primeros capítulos y el nueve. No se arrepentirán de haberlos leído. Quienes quieran mi pobre opinión sigan leyendo esta postal.
El “túnel” de Gaza, un reto de humanidad
Hay una tragedia en Gaza, un fracaso de la humanidad, en una zona por donde se recuerdan las memorias de Abraham y de Moisés, de Jesús y de los compañeros de Mahoma…
Hay un túnel inmenso, una red de túneles creados por el odio para esconderse y matar, túneles de de palestinos, de judíos, de “cristianos”, por los que atraviesa el odio y la muerte.
Hay un fracaso de la humanidad… que es al final un fracaso de las religiones y de la misma “civilización” edificada sobre la mentira y el dominio de muerte del hombre sobre el hombre.
No tengo soluciones, ni tampoco un buen diagnóstico… El primero que viene a la mente es que formuló el profeta Amós hace dos mil ochocientos años, en esa misma tierra, dividida y enfrentada, donde surgieron grandes opresiones:
Por tres pecados y cuatro no perdonaré...
Humanamente hablando no hay perdón (el odio de los niños crece...)

¿Qué puede ser en el futuro una niña como la de la primera imagen, que ya no puede ni llorar...? ¿Qué podrá hacer el niño de la segundo imagen...?
No tengo soluciones, posiblemente no existen… o, al menos, no las veo, a no ser que se produzca una masacre sin límites, de una parte o de otra, lo que no sería solución…, a no ser que cambien ellos, judíos y palestinos, y que cambiemos todos
TRES PARADOJAS: HUMANA, JUDÍA, MUSULMANA
- Hay una paradoja de humanidad
vinculada a los países del occidente europeo y a los Estados Unidos de América, a todas las grandes potencias, entre las que puede sumarse España. Superando grandes crisis y llevando al culmen un proceso de secularización que parece derivar del cristianismo, esos países han desarrollado esquemas de democracia y libertad formal que, al menos teóricamente, ofrecen a todos los ciudadanos (con independencia de raza o religión) unos mismos derechos y deberes, en igualdad garantizada por la ley.
Pues bien, fundándose en palabras de igualdad, libertad y fraternidad, esos mismos países de la democracia (representados por estados poderosos, controlando un capital sin alma ni conciencia) han impuesto sobre el mundo un duro régimen colonial (siglo XIX, primera mitad del XX), para seguir dominando después sobre los mismos pueblos colonizados (a los que han concedido libertad formal), imponiendo sobre ellos una nueva dictadura económica de tipo capitalista (siglo XXII.
De esa forma, al identificarse con esos países, un tipo de cristianismo difuso (o de falta de cristianismo) y un tipo de Ilustración que se dice racional y que debía presentarse como liberadora ha venido a ofrecer rasgos de dominio político, de imposición económica, de colonización cultural, que desemboca en la gran crisis de Oriente medio.

- Hay una paradoja judía.

Podemos recordar que los judíos han sido por siglos un pueblo paria, en el sentido que Max Weber daba a ese término, al menos dentro de occidente (pueblo emigrante, sin tierra propia ni independencia política), desde el tiempo de Jesucristo. Pero su misma condición de grupo minoritario y sometido políticamente a otros poderes estatales les ha impulsado a desarrollar una inmensa labor económica y cultural. Los judíos han sido también germen de racionalidad y de utopía en la historia moderna: han alimentado muchos ideales de revolución social en los siglos XIX y XX.
Pues bien, a pesar de esa racionalidad, tras haber sido expulsados de mucho países como España y habiendo sido mártires del mayor nacionalismo violento de este siglo (holocausto nazi), algunos judíos nacionalistas, vinculados al Estado de Israel, se han convertido al final del siglo XX en fuente de dura injusticia: han formado un estado de Israel que se llama democrática pero que, para establecerse, ha empezado expulsando a cientos de miles de palestinos. El pueblo de la utopía mesiánica (que se presenta a sí mismo como germen de reconciliación final del conjunto de la humanidad) se ha convertido en una amenaza concreta de guerra sobre el mundo.
- También hay una paradoja musulmana.
Islam significa sumisión y pacificación. Durante muchos siglos, los países musulmanes del Norte de África y del Oriente Medio, desde su propia situación de supremacía no amenazada, han mantenido dentro de su seno valiosas minorías de cristianos y judíos. Pues bien, en estos últimos decenios, la casi totalidad de las minorías judías han tenido que emigrar hacia Israel o hacia otros países; los cristianos también han emigrado en gran parte. Al par de la pretendida modernización ha crecido la intolerancia, el deseo de imposición y una especie de resentimiento intenso en contra de la presencia de otros grupos sociales y religiosos.
Parece que hay grupos musulmanes (llamados musulmanes) que se encuentran al menos parcialmente decididos a rechazar y expulsar de su seno a los cristianos y judíos que aparecen como injerencia de occidente. En el Corán y en la tradición musulmana se tiene gran estima de Jesús (y de la Virgen), por no decir del cristianismo; el Islam se siente en deuda con el judaísmo, es como una continuación y universalización del judaísmo.... Pero muchos musulmanes actuales, hombres que se dicen partidarios de la pacificación final de la humanidad, parecen volverse intolerantes: piensan que han fracasado los ideales del capitalismo occidental y las revoluciones del marxismo; creen que no existe más salida que una vuelta hacia formas de identidad fundamentalista, en parte violenta.
TRES SOLUCIONES… O, MEJOR DICHO, TRES CAMINOS
a. Solución humana ¿Una respuesta de fondo “ilustrado”?
Solución 1. ¿Vuelta a las cruzadas? Alguien podría decir que los buenos “ilustrados” actuales, los países “democráticos” (¿de dónde? ¿de USA, de Europa, de china….?) tienen el derecho y deber de conquistar de nuevo Palestina, como lo hicieron hacia el 1098… Allí impondrían su derecho… y dejarían que judíos y musulmanes vivan sometidos… para aprender de los buenos ilustrados capitalistas la cultura verdadera… hasta llegar al surgimiento de un Estado en el que todos puedan vivir en paz. ¿Es viable esa conquista?
Solución 2. Otra respuesta sería marcharse todos los no judíos y no musulmanes.Dejarles aquella tierra, que se maten, si quieren, unos a los otros, hasta no quedar ninguno. Se trataría de dejarles solos, quitándoles las armas (¡cómo se puede hablar de paz vendiendo armas carísimas como acaba de hacer USA con Israel? ¡Pero otros también venden armas, a unos y a otros! En esta circunstancias ¿con qué cinismo se puede hablar de justicia y de paz? Quizá un día se cansaran de matarse y empezar a reconstruir sus ruinas urbanas y humanas desde la pura humaniad.
b. ¿Hay una solución judía?
Solución 1. Desde el punto de vista religioso, sería hermoso (y lógico) que los judíos abandonaran voluntariamente Palestina (al menos los sionistas), realizando de esa forma un signo claro de esperanza mesiánica… Vinieron hace menos de cien años, eso no es nada en su historia… Podrían irse, no son tantos, hay muchos países que podrían recibirles. Desde el punto de vista “religioso”, para el bien de la tradición sagrada de Israel (que es mi tradición) esa sería la mejor salida. Pero es muy inverosímil… y sería injusta para muchos judíos que han nacido ya allí, que no tienen otra patria.
Solución 2. No tendrían que irse, pero deberían abandonar su tipo de Estado (un estado étnico y religioso, con ciudadanos no judíos de segunda categoría, con un entorno lleno de hijos de desplazados y expulsados, viviendo casi en campos de concentración…. Tendrían que dejar su surgiera en todo Palestina un Estado multi-étnico. Pero humanamente hablando, esa solución es poco realista, pues siguiendo esa ley deberían rehacerse muchas fronteras de la geografía política mundial de los últimos decenios (y siglos)…. Y además exigiría la colaboración de los palestinos y el visto bueno de la comunidad islámica y un cambio en la política mundial…
Solución 3. Dos estados… Se trataría de aceptar la resolución de la ONU del 1948…para crear a partir de ella dos estados, bien definidos… El Estado Palestino y el Estado Judío, con limpieza étnica y separación territorial clara… El Estado de Israel tendría que ofrecer territorios…, devolviendo lo ocupado desde 1948…, abriendo un “corredor” real (con carreteras, ferrocarriles y paso libre) entre Gaza y Cisjordania (entre Gaza y Hebrón)… Es la solución política que parecen defender casi todos los poderes del mundo… pero hay judíos que no la aceptan, pues quieren el Gran Israel…y hay palestinos que no la aceptan… pues quieren que la tierra sea suya, toda la tierra, como antes de la “invasión” judía del último siglo.
¿Una solución musulmana?
Solución 1. ¿Podrían irse todos los no judíos de Palestina? Una solución sería que se fuera ellos, los palestinos (no los judíos…). Que dijeran que esa tierra se la dio Dios a los judíos… que ellos la han ocupado por casi mil quinientos años, pero que la dejan… que tienen lugares donde ir… Podrían limitarse a pedir permiso para volver de un modo religioso, como visitantes sagrados, a las Mezquitas de Jerusalén y al santuario de Hebrón (por ejemplo). ¿Sería un buen gesto, sería viable? ¿Dónde se irían? ¿A otros países musulmanes?
Solución 2. En conjunto, los musulmanes tendrían que renunciar a la creación de un Estado Islámico de Palestina, declarándose partidarios de un Estado multi-étnico, fundado en los valores religiosos de su tradición… en diálogo con los valores religiosos del judaísmo y del cristianismo y, más en concreto, con los principios democráticos de la igualdad entre todos los ciudadanos. Ésta sería la solución de un Islam post-islámico, si se permite la palabra, un Islam que no quiere traducir su religión en forma de organización estatal. Pero, claro, esta solución sólo es posible si los judíos renuncian a la creación de un estado judíos
Solución 3. ¿Dos estados? Es la misma que he propuesto para los judíos…, pero desde la vertiente musulmana. Serían dos estados que se aceptan y respetan, en igualdad… Evidentemente, el Estado de Israel tendría que garantizar la presencia de ciudadanos musulmanes en su estado… sin ninguna discriminación… Y el Estado de Palestina tendría que garantizar la presencia de cristianos y judíos, sin ninguna discriminación… Con lo que al final esta solución tendería a identificarse con la 2ª (se trataría de autonomías dentro de un Estado multi-étnico?
Corolario. Volver a Amós, difícil solución.
a) Amós apelaba hace 2800 años al juicio de Dios, un juicio que sigue pendiente, por cuestiones de humanidad. Amós piensa que Dios ha escogido a los israelitas, pero también a los filisteos de Gaza… A su juicio, los únicos pecados son pecados de injusticia y de falta de humanidad: Vender personas, esclavizar, matar… Su juicio, como digo, sigo pendiente. Lo malo es que ni el Estado de Israel (¡que jura por la Biblia!) ni algunos palestinos creen en el Dios de la Biblia.
b) Tiene que haber un cambio de política… y quizá de religión y, sobre todo, de humanidad. Hace unos años escribí un libro que, en el fondo, trataba de ese tema: Monoteísmo y Globalización. Moisés, Jesús, Muhammad (Verbo Divino, Estella 2002). Han pasado los años, el tema sigue y se agrava. Allí encontrará el lector amigo mi propuesta más extensa, mi experiencia.

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