RELATO DESCONCERTANTE
José Antonio Pagola
Ante
Jesús se pueden adoptar actitudes muy diferentes. El relato de los magos nos
habla de la reacción de tres grupos de personas. Unos paganos que buscan a
Jesús, guiados por la pequeña luz de una estrella. Los representantes de la
religión del Templo, que permanecen indiferentes. El poderoso rey Herodes que
solo ve en Jesús un peligro.
Los magos no
pertenecen al pueblo elegido. No conocen al Dios vivo de Israel. Nada sabemos
de su religión ni de su pueblo de origen. Sólo que viven atentos al misterio
que se encierra en el cosmos. Su corazón busca verdad.
En algún
momento creen ver una pequeña luz que apunta hacia un Salvador. Necesitan saber
quién es y dónde está. Rápidamente se ponen en camino. No conocen el itinerario
preciso que han de seguir, pero en su interior arde la esperanza de encontrar
una Luz para el mundo.
Su
llegada a la ciudad santa de Jerusalén provoca el sobresalto general. Convocado
por Herodes, se reúne el gran Consejo de «los sumos sacerdotes y los escribas del pueblo». Su actuación es
decepcionante. Son los guardianes de la verdadera religión, pero no buscan la
verdad. Representan al Dios del Templo, pero viven sordos a su llamada.
Su
seguridad religiosa los ciega. Conocen dónde ha de nacer el Mesías, pero
ninguno de ellos se acercará a Belén. Se dedican a dar culto a Dios, pero no
sospechan que su misterio es más grande que todas las religiones y tiene sus propios
caminos para encontrarse con todos sus hijos e hijas. Nunca reconocerán a
Jesús.
El rey
Herodes, poderoso y brutal, solo ve en Jesús una amenaza para su poder y su
crueldad. Hará todo lo posible para eliminarlo. Desde el poder opresor, solo se
puede «crucificar» a quien trae
liberación.
Mientras
tanto, los magos prosiguen su
búsqueda. No caen de rodillas ante Herodes: no encuentran en él nada digno de
adoración. No entran en el Templo grandioso de Jerusalén: tienen prohibido el
acceso. La pequeña luz de la estrella los atrae hacia el pequeño pueblo de
Belén, lejos de todo centro de poder.
Al
llegar, lo único que ven es al «niño con María, su madre». Nada
más. Un niño sin esplendor ni poder alguno. Una vida frágil que necesita el
cuidado de una madre. Es suficiente para despertar en los magos la adoración.
El relato
es desconcertante. A este Dios, escondido en la fragilidad humana, no lo
encuentran los que viven instalados en el poder o encerrados en la seguridad
religiosa. Se les revela a quienes, guiados por pequeñas luces, buscan
incansablemente una esperanza para el ser humano en la ternura y la pobreza de
la vida.
SEÑOR
JESÚS, SABEMOS QUE TODA TU VIDA HA SIDO
‘MANIFESTACIÓN’ DE TU MISTERIO. HOY LA PALABRA NOS ENSEÑA A RECONOCER
TU ‘MISTERIO’ EN EL NIÑO Y LA MADRE: EN TODA VIDA QUE TIENE FUTURO, POR MÁS
FRÁGIL QUE SE PRESENTE Y EN TODA EXPERIENCIA DE CUIDADO Y PROMOCION DE LA
VIDA. TU SERVIDOR, JUAN BAUTISTA DE LA SALLE, NOS INVITA A ‘RECONOCERTE A TI
EN LOS POBRES HARAPOS DE LOS NIÑOS QUE TENEMOS QUE INSTRUIR” (Med. 96, 3)
SEÑOR, ENSÉÑANOS A NO QUEDARNOS AFUERA
DE DONDE SE JUEGA EL PORVENIR DE NUESTRA EXISTENCIA. SACUDE NUESTROS MIEDOS Y
NUESTROS CONFORMISMOS. DANOS UNA FE LIBRE Y COMPROMETIDA. AMEN!
|
Epifanía del Señor – C (Mateo 2,1-12) 06 de enero
2016
No hay comentarios:
Publicar un comentario