Una iglesia que toma el arado y no mira hacia atrás
Domingo 13. Tiempo ordinario, ciclo c. Lc 9, 51-62. Este evangelio consta de cinco pequeñas escenas, unificadas por el Evangelio de Lucasque nos permiten entender e interpretar la tarea cristiana en el momento actual.
Las dos primeras, propias de Lucas (subir a Jerusalén, no imponerse con violencia), forman una introducción. Todos, varones y mujeres, estamos llamados a la tarea del Reino (no sólo Francisco ni el obispo del pueblo: todos al camino y al arado).Las dos siguientes (escriba, hijo) provienen del Q, (cf. Mt 8, 18-22) y nos ponen a la intemperie de la vida, sin madrigueras para escondernos ni padres superiores a quienes debamos servir (todos al campo y monte de la vida, buena es la tarea, merece la pena el camino).La última (tomar el arado) vuelve a ser de Lucas, y destaca la necesidad de poner la mano en la reja para arar la tierra, sin mirar hacia atrás, sin buscar seguridades (madrigueras) en la vida.
Quiero insistir en lo cinco temas, pero sobre todo en el final (la mano en el arado) que los resume y condensa.
-- Este evangelio se ha utilizado y manipulado con frecuencia, aplicándolo sin más a los a los jóvenes que empiezan un camino (entran en el seminario, en el convento...), pero luego cambian y lo dejan, y también a los que abandonan un tipo de ministerio (sacerdotal, religioso), buscando otras formas de vida o tareas en la iglesia.
-- Esa aplicación es importante (¡y ha angustiado a muchos!), pero en principio no es la fundamental. Este evangelio trata, ante todo, del camino y decisión (o falta de decisión) de los jerarcas de la iglesia, que toman el arado, se hacen con el poder y miran hacia atrás, para quedar cerrados en sus madrigueras, en sus miedos, en sus deseos de poder.
Desde ese fondo quiero comentar los cinco momentos de este poderoso evangelio, que trata no sólo de la vocación primera sino de la decisión por mantenerla, sin sin atarse al pasado, sin cerrarse en madrigueras, en instituciones que han sido superadas por Jesús:
-- Lo primero es tomar la reja para asumir el compromiso de Jesús no para hacerse dueños del arado, sino para roturar nuevas tierras, sin volverse hacia atrás ¿Quien lo hace? ¿cómo se mantiene?
-- Algunos toman el arado, se apoderan de la "máquina de Jesús" (de la Iglesia) y miran hacia atrás,o, mejor dicho, se miran a sí mismos, para volver al pasado, quedarse cuidando "a su padre", es decir, cuidando su propio pasado, sin pensar ya en la tierra que debe roturarse para una nueva siembra de vida.
-- Otros quieren fulgurar con fuego a los que son distintos, , pedir fuego del cielo para los que piensan de otra forma (samaritanos, otros tipos de creyentes... O quieren despedirse del pasado, sin despedirse nunca...
-- ¿Qué nos impide hoy (2016) tomar el arado, abrir surco de vida? ¿Quién me lo impide a mí, qué se lo impide...al obispo? ¿Qué se lo impide a la jerarquía de la Iglesia que ha convertido a veces su arado de campo y monte en villa de hermosos vestidos, de pequeñas seguridad, de miedos?
¿Quién ha visto un obispo con arado, de verdad? Yo sí, pero me temo que no son muchos, y que miran hacia atrás (o hacen sólo lo que mandan otros...?
-- Posiblemente hay algunos que nunca han tomado la reja del arado, que no saben lo que es la intemperie del campo de la vida, el camino abierto hacia futuros ignorados, y que además no dejan que otros la tomen.......
-- ¿Quiénes han-hemos hecho del falso arado un negocio..., mientras el verdadero peso y futuro de la Iglesia lo llevan otros, y así aran, como esa mujer de la imagen 2?
Para seguir leyendo:
http://blogs.periodistadigital.com/xpikaza.php/2016/06/23/dom-30-06-13-la-mano-en-el-arado-volver-
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