Cuando se
iba cumpliendo el tiempo de ser llevado al cielo, Jesús tomó la decisión de ir
a Jerusalén… Jesús, a pesar de
las dificultades que tenía, y de las que veía venir, tomó la firme resolución
de permanecer fiel a la voluntad del padre. No retrocedió. Bien sabía que era
rechazado por las autoridades, por los poderosos, que buscaban ponerlo a prueba,
que incluso arriesgaba su vida, pero prosiguió su camino a Jerusalén con
determinación.
El papa
tomó la firme resolución de visitar un campo de refugiados y denunció con
valentía el genocidio que éstos estaban padeciendo cuando huían de sus países a
causa de la pobreza, del hambre, la guerra…
Un médico
tomó la firme resolución de marchar a un hospital congolés para prestar su
servicio incondicional a cuantos enfermos pudiese, para paliar, aunque fuese un
poco, la falta de personal sanitario.
Los
cristianos de Níger tomaron la firme resolución de buscar los caminos del diálogo,
la reconciliación y la paz con la comunidad musulmana que era mayoritaria en el
estado… El clero y sus obispos estaban a la cabeza.
Unas
mujeres, víctimas de la brutal violencia de algunos hombres, tomaron la firme
resolución de no dejarse vencer por el miedo. Denunciaron a sus agresores y
arroparon a las mujeres que padecían circunstancias semejantes para que también
denunciasen.
Un grupo
de jóvenes tomó la firme resolución de luchar contra las adicciones de la
droga, el alcohol, las nuevas tecnologías, tendiendo la mano a los que pasaban
por estas dificultades, y organizando actividades lúdicas, deportivas,
excursiones, trabajos sociales con ancianos, enfermos. Entre todos abrieron
horizontes nuevos dónde todo parecía perdido.
Los
vecinos de un pueblo tomaron la firme resolución de repoblar la sierra quemada
replantando los árboles que hiciese falta… Lo hicieron siguiendo el dictamen de
los guardas forestales.
Un grupo
ciudadano tomó la firme resolución de desplazarse en bicicleta para paliar los
daños de la contaminación y aportar su ayuda en la lucha por frenar el cambio
climático. Su ejemplo cundió y en
aquella ciudad todos respiran mejor.
Los políticos no se sabe si tomarán la firme
resolución de, pasadas las elecciones, llegar a acuerdos y pactos que
garanticen la gobernabilidad de la nación y el bien común.
Hoy tomo
la firme resolución de pedirle a Dios conocimiento interno de Jesús, como
sugería Ignacio de Loyola, para conocerlo mejor, amarlo más y mejor seguirlo… Y
tomo la firme resolución, como decía Marion de Bresillac, de ser misionero
desde el fondo de mi corazón.
Ojalá
todos tomemos la firme resolución de apostar por el reino y los valores del
evangelio.
Desde
Vélez de Benaudalla un abrazo grande. Paco Bautista, sma.
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