domingo, 14 de febrero de 2016

Levoratti, 

La Biblia. 

Libro del pueblo de Dios

Xabier Pikaza
Levoratti, La Biblia. Libro del pueblo de DiosVerbo Divino, Estella 2015, XXX más 2258 págs. Una nueva traducción de la Biblia al castellano, quizá la mejor en conjunto, entre otras muy buenas (de Cantera-Iglesias, de Jerusalén, Nueva Biblia Española, Biblia de la Casa de Dios, Reina-Valera...)

Es la Biblia de referencia del Papa Francisco. Cuando se la presentaron en Roma hace unos meses dijo:¡Ésta es mi Biblia! Era ya la Biblia del cono sur de América Latina. Empieza a ser ahora una Biblia básica para todo el mundo de lengua castellana.
Estamos ante un acontecimiento cultural y religioso de primera magnitud, que marca una etapa en el estudio y comprensión de la Biblia . Había y hay otras buenas traducciones que seguirán ocupando un lugar y realizando una función, pero ésta abre una etapa nueva y será libro de referencia en los próximos decenios, dentro y fuera de la Iglesia Católica.
Es una traducción probada, desde que salió por primera vez (año 1981), dirigida por A. J. Levoratti y Alfredo B. Trusso, en Argentina, siendo utilizada sobre todo en el Cono Sur de América Latina. Desde entonces ha sido corregida, retocada y mejorada por A. J. Levoratti, máximo investigador bíblico, con su equipo, hasta recibir la forma actual y ser publicada por Verbo Divino, desde Estella, España, para los países y comunidades de lengua castellana.
Es una edición muy bella, por su cubierta y contenido, por los tipos de letra, introducciones y notas, con los apéndices finales y mapas, un prodigio de composición, a dos columnas, en tamaño manejable, a pesar de sus muchas páginas. Hay ejemplares encuadernados en cuero y cartoné, o con cremallera, para viajes. Es el resultado de decenios de trabajo, realizado sobre todo en Argentina, lugar privilegiado, por su cruce cultural y su riqueza literaria, para el estudio de la Biblia. Por su parte, Ediciones Verbo Divino, España, han preparado esta edición, que, sin sustituir a otras buenas ya existentes, será por decenios una obra de referencia obligada.
Levoratti, La Biblia. Libro del pueblo de Dios
1. Es una Biblia literaria, pues la Escritura es ante todo un Escrito (colección de libros) que recogen, según la fe cristiana, la Palabra que el mismo Dios ha compartido con los hombres, a lo largo de más de un milenio, con sus dos partes: Antiguo Testamento judío y Nuevo Testamento cristiano. Es una traducción bien hecha, según el principio de la equivalencia dinámica, insistiendo en la fidelidad al original (hebreo, arameo, griego), y en la precisión y belleza en castellano. Ofrece un texto de comprensible, en un castellano con toques argentinos, pero de valor universal, bien comprensible a uno y otro lado del Atlántico, de la Tierra de Fuego a los estados castellano parlantes de USA.
2. Es una Biblia histórica, por la cronología final (págs. 2239-2252) y por las notas, que sitúan la trama de relatos y acontecimientos en el contexto israelita y del oriente (con introducciones a bloques temáticos y libros), y por la misma traducción del texto, siempre fiel a lo narrado. La Biblia es, en conjunto, la más extensa y rica, la más honda y fiable colección de textos para el conocimiento de la historia de occidente, desde el siglo XII-X a.C. al I-II d.C., no sólo en el Cercano Oriente (de Persia a Palestina), sino en Egipto, Grecia y Roma. Evidentemente, los datos han de situarse y compulsarse desde perspectiva judeo-cristiana, y así lo que hace con todo rigor esta Biblia.
3. Es una Biblia litúrgica y pastoral, aprobada y empleada para la celebración (eucaristía, sacramentos) por las Conferencias Episcopales del Cono Sur de América Latina, y estoy convencido de que se extenderá su empleo en esa línea, a pesar de que la Conferencia Episcopal Española haya publicado su propia Sagrada Biblia (BAC, Madrid 3010), con una aceptación más discutida. Esta Biblia del Pueblo de Dios ofrece no sólo la ventaja de la belleza y dignidad de su lenguaje, sino de su fidelidad crítica y eclesial. Es la Biblia del Papa Francisco, como él mismo ha dicho, y está siendo utilizada por el Vaticano en su página en lengua castellana. Ella puede emplearse con ventaja, por su claridad, su aparato crítico, su lenguaje, elevado y comprensible, con la ayuda de su apéndice: Guía litúrgica de domingos y fiestas (págs. 2231-2238).
‒ Es una Biblia católica y ecuménica, es decir, cristiana en sentido profundo. No quiere competir con las buenas traducciones evangélicas (hechas a partir de la de Reina-Valera, en siglo XVI), pero en ella han colaborado destacados protestantes (como P. R. Andinach, E. Sánchez y E. Ramírez), y está siendo utilizada por cristianos de todas las iglesias, fundados en la base común de la Palabra de Dios. Ofrece el canon extenso de la Biblia Griega (de los LXX), aceptado en principio por todos los cristianos, aunque los protestantes dejan en un segundo planos los “deuterocanónicos” (1-2 Mac, Jud, Tob, Eclo, Sab, Bar, con adiciones de Dan, Est etc.). No quiere ser Biblia de exclusión, sino de inclusión y diálogo, desde una perspectiva católica.
‒ Es una biblia espiritual, pero también comprometida, en el sentido fuerte del término, tanto en perspectiva católica (lectio divina de los monjes medievales y meditatio de los creyente modernos, en la línea de Ignacio de Loyola) como protestantes (asumiendo el valor de la lectura privada que puso de relieve M. Lutero, a partir del año 1517, hace ahora cinco siglos). No es una Escritura de la “teología de la liberación” en línea particularista, pero es una Biblia de liberación personal y social, en el sentido fuerte del término, no sólo por venir de América Latina, sino por el estilo de introducciones y notas y por el mismo perfil de las traducciones, teniendo siempre en cuenta el sentido social transformador de la Palabra de Dios. Así lo ha puesto de relieve la introducción general sobre La “lectio divina” o lectura orante de la Biblia (págs. XVI-XXIV).
‒ Se trata, en fin, de una Biblia escolar, para el estudio en universidades, facultades de teología y grupos parroquiales y comunitarios, con centros bíblicos de diverso tipo, como pone de relieve no sólo el texto preliminar Del Antiguo al Nuevo Testamento (págs.. XXV-XXX), sino el conjunto de las introducciones y notas, unas más centradas, otras más circunstanciales, que sitúan los textos y temas en su contexto histórico-literario, en el universo teórico (teológico) y práctico (de cambio personal, eclesial y social) de los lectores y estudiosos. No es para tomarla y leerla en un día, sino para tomarla y llevarla, como obra de orientación, estímulo y compañía. Nadie podrá decir ya “no leo la Biblia porque es obra lejana o no la entiendo”, pues aquí tiene una edición cercana y comprensible.
Ésta es, pues, de una Biblia de la comunidad creyente (y de los estudiosos), pero es, a mismo tiempo, una obra personal de cabecera, para ir anotando en sus márgenes los acontecimientos y experiencias de la propia vida, de manera que ella no puede prestarse a otro, pues sería como prestarle la historia de la propia vida. Mejor es regalar un ejemplar nuevo que prestar el propio, pues este tipo de libros no se prestan.
Quiero acabar esta nota con una referencia personal. Debo tener en mi habitación de trabajo más de cincuenta biblias, en los textos originales y en varios idiomas, de lectura y trabajo, muchas anotadas hasta el infinito, como ficheros vivos de lo que ha sido mi vida en los últimos cincuenta años. Pues bien, me gustaría que la editorial Verbo Divina, al lado de esta Biblia. Libro del pueblo de Dios, que ahora tengo, en papel liviano y formato intermedio, editara otra en formato grande, con márgenes extensos y papel de más “peso” para seguir escribiendo anotaciones entre títulos y márgenes para orientarme así mejor y hacerla mía, de manera que no venga el “amigo” de turno y, viéndola, me diga “me la quedo”, como pasó con el otro ejemplar que tenía hace dos meses.
ooooo

No hay comentarios:

Publicar un comentario