“Pesada Herencia”.
Algunos números de algunos hechos:
-Mientras el kirchnerismo juró y perjuró que estábamos desendeudados, la deuda pública al 30 de septiembre de 2015, sin incluir los buitres, es de 239.959 millones de dólares de los cuales el 61% es con organismos públicos (ANSeS y Banco Central, por ejemplo), el 27% con el sector privado y el 12% con organismos multilaterales y bilaterales de crédito.
-Mientras el kirchnerismo habla de la mejora en las condiciones del empleo, el Ministerio de Trabajo llama “personas en políticas de empleo” a 1.523.220 que reciben subsidios, a las que se suman 3.600.000 chicos que reciben la Asignación Universal (se calcula que en dos millones de familias); un millón y medio de pensiones no contributivas de tres mil pesos por mes (al asumir Néstor eran 300.000); 97.078 del programa Jóvenes con Más y Mejor Trabajo, y 60.850 de Becas e incentivos.
-En un interesante trabajo del Centro de Estudios e Investigación en Ciencias Sociales titulado “El mercado del trabajo antes y después del kirchnerismo”, se afirma que “hubo creación de empleo, pero la recomposición del mercado de trabajo se basó en el crecimiento del empleo precario”. Y ofrece esta comparación: “Entre las décadas del 50 y 60 la ocupación en la industria era un 20% de los trabajadores y en el empleo estatal 11,4%; en los 80 y 90 en la industria se ocupaba el 14,7% del mercado laboral y en el empleo público el 14,22%. Entre 2003 y 2009 los industriales aportaron sólo el 10,5% de personas y el Estado trepó al 16%”.
-A partir de 2010 el empleo en negro se estancó en el 33%, con números sectoriales increíbles: en la agricultura y ganadería el 61% de empleados en negro; en construcción el 69%; en hoteles y restaurantes entre 29 y 41%.
Respecto del aluvión de empleados estatales que pasaron a planta permanente en los meses previos a las elecciones se desata hoy una polémica en el Gobierno sobre si aumentar o no las cifras de despidos. En mi opinión, cualquier despido colectivo es, por definición, injusto: es imposible prever que corresponda en todos los casos. La aplicación de esas políticas genera, a la vez, depresión del salario promedio en el mercado privado (ante el miedo es mas fácil contratar) e inestabilidad en éste: en diciembre de 2015 se planteó desde la empresa privada el despido de 8.600 trabajadores y en enero llegó a 10.000.
Al 31 de enero de 2016, tomando dependencias de todo el país, fueron despedidos 24.462 trabajadores. Lograr una carrera racional y eficiente en la administración pública trasciende a este gobierno y llevará años suponiendo que nos interese hacerlo.
Lo que hay hoy es un estado que favorece el nepotismo, el clientelismo, que paga en negro (evadiéndose a sí mismo) y que no controla en la mayoría de los casos la calificación profesional de los que ingresan. Basta leer el Boletín Oficial, cada día, para notificarse de los decretos por excepción que justifican nombramientos. La excepción es la regla. Hay también, en estos despidos recientes, una omisión: la de responsabilizar a los que tomaron a esos empleados. Esto es, a los funcionarios de segunda o tercera categoría que pusieron la firma donde no debían y autorizaron los gastos. ¿Puede un funcionario crear un área porque sí y tomar a cincuenta o cien personas? Si se hizo, y lo estamos viendo, ¿eso debe quedar impune? ¿Pedir eficiencia en el Estado es levantar una bandera conservadora? ¿No querrán en Suecia o en Noruega, o en Ecuador, o en Bolivia, un Estado eficiente? ¿Es mejor gastar ineficientemente el dinero del público? Quien no está preparado para su función, ¿no estafa a los que le pagan el salario?
Mientras el kirchnerismo inventaba cucardas internacionales felicitando a la Argentina por el mejor tratamiento de la infancia, CONIN sostiene que tres de cada diez niños viven bajo el nivel de indigencia y por lo tanto ni siquiera reciben las calorías necesarias para realizar “movimientos moderados”.
Según la encuesta Materno Infantil de Pueblos Originarios EMPO del Plan Nacer, realizada en 2010, el 81,3% de las madres de menores de seis años afirmó que sus hijos ingieren sólo una comida diaria. En Chaco, el 62% de los niños es pobre. En Salta lo es el 56%. La información sobre niñez es atroz: la mitad de los chicos abandona el secundario, según las pruebas TERCE un cuarto de los alumnos de tercer grado no alcanza resultados mínimos en matemática y lectura. Según un estudio del referido Centro de Investigación en Ciencias Sociales firmado por Julia Egan, en 2015 aumentaron las tomas de tierras y entre 2001 y 2010 la década ganada dejó una caída de dos puntos en el porcentaje de gente sin vivienda y un aumento de inquilinos del 11 al 16%.
Si Macri se decide a dar el detalle
de todos los números podrá saberse
sobre quién recaerá el ajuste;
quiénes están peor
y quiénes necesitan ayuda urgente.
Y, también,
quiénes pueden ayudar al resto
a salir de la mentira en la que vivieron.
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