La séptima obra:
¿Enterrar muertos o casar (=ayudar) a mujeres vivas?
Xabier Pikaza
Se está celebrando el año de las obras de misericordia, y los lectores de la Biblia (Mt 25, 31-46) saben que en principio sólo fueron seis: dar de comer y de beber, acoger a los extranjeros y vestir a los desnudos, visitar y ayudar a enfermos y encarcelados.
Así fue por largos siglos en la iglesia, pero en la Edad Media, siguiendo el modelo de los siete sacramentos, siete virtudes, siete pecados capitales, muchos libros de moral y después los catecismos añadieron una obra séptima, que no está en la Biblia, pero que es muy importante (añadiendo además siete obras “espirituales”: enseñar al que nos sabe, aconsejar a quien lo hubiere menester, corregir al que yerra…).
Dejo para otro día las obras espirituales y me centro en la séptima obra “corporal”.
Actualmente, todos los libros dicen que es “enterrar a los muertos”, obra buena, sin duda.Pero a finales de la Edad Media y principios de la Moderna, en muchos catecismos y libros de moral se ponía como séptima obra la de ayudar a las mujeres necesitadas, y en especial a las muchachas casaderas.
Esta séptima obra “de mujeres” va en la línea del obispo San Valentín, a quien celebraremos el próximo domingo (14.2.16). Hoy quiero evocar las dos obras “discutidas”. Triunfó la de enterrar a los muertos. Quizá hubiera sido mejor que quedara la de ayudar a las mujeres. Opinen los lectores.
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