Palabra del día
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mburucuyá
La pasionaria es una flor americana, conocida en el Cono
Sur por su nombre indígena de mburucuyá o, en Brasil, por el de maracujá.
No conocemos el origen de esta denominación, pero una leyenda indígena
cuenta que Mburucuyá era una joven blanca, que llegó con su padre –un
capitán español– al Virreinato del Río de la Plata, donde se enamoró
perdidamente de un muchacho guaraní. Mburucuyá no era, por
supuesto, su nombre español, sino el apodo que le daba tiernamente su
amado. El capitán no aprobó la pasión de su hija y asesinó al joven
indio. Desesperada, Mburucuyá tomó una de las flechas de su enamorado
muerto y se la clavó en el corazón. A medida que se escapaba la vida de
su cuerpo, la pluma de la flecha se iba convirtiendo en la primera flor
de mburucuyá, que dio origen y nombre a esa especie botánica.
Hasta aquí la dulce leyenda guaraní, pero lo cierto es que al llegar los
jesuitas a América, observaron que la flor de mburucuyá tenía tres
estambres –que identificaron con los clavos de Cristo–, cinco pistilos
–en los que vieron las cinco heridas de Cristo– y una corona de
filamentos –que hicieron corresponder con la corona de espinas–. Por esa
razón, la llamaron en latín flor passionis y en español, pasionaria,
nombre por el cual son conocidas fuera del Cono Sur tanto la planta
como la flor del mburucuyá.
El nombre español del mburucuyá es, pues, de origen religioso y no tiene
ninguna relación con la trágica pasión del romance de la joven blanca y
su amante guaraní. En inglés, la flor es conocida como passion flower,
y el fruto, como passion fruit.
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Otras entregas de Ricardo Soca se pueden leer en En
perspectiva. Esta semana, el vocablo alcohol.
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