Se celebra hoy, 24 de marzo, la “Jornada de oración y ayuno en memoria de los misioneros mártires”, promovida por el Movimiento Juvenil de las Obras Misionales Pontificias, en el aniversario del asesinato de monseñor Oscar Arnulfo Romero, arzobispo de San Salvador, que será beatificado el 23 de mayo. La iniciativa tiene como objetivo recordar, con la oración y el ayuno, a todos los misioneros que fueron asesinados en el mundo y a los agentes pastorales que derramaron su sangre para dar testimonio del Evangelio.
Según la información recogida por la Agencia Fides, durante los años 1980-1989 murieron de forma violenta 115 misioneros. El resumen de los años 1990-2000 cuenta con un total de 604 misioneros asesinados. El número es significativamente mayor que en la década anterior, sobre todo debido al genocidio de Ruanda, que causó al menos 248 víctimas entre el personal eclesiástico.
En los años 2001-2014 el número total de agentes pastorales asesinados fue de 343 personas.
En 2014 fueron asesinados en el mundo 26 agentes pastorales, 3 más que en el año 2013. Por sexto año consecutivo, el número más alto de agentes pastorales asesinados se registró en América. En los últimos diez años (2004-2013) fueron asesinados en el mundo 230 agentes pastorales, de los cuales 3 obispos.
No podemos dejar de mencionar a los que han muerto no a manos de un criminal sino asesinados por el virus Ébola, que se está cobrando miles de víctimas en África occidental, donde las estructuras católicas, y no sólo las sanitarias, se movilizaron desde el primer brote de la epidemia.
La familia religiosa de los Hermanos Hospitalarios de San Juan de Dios perdió en Liberia y Sierra Leona cuatro hermanos, una hermana y trece empleados de los hospitales en Monrovia y Lunsar, al haber contraído el virus en su generoso compromiso de cuidar a los enfermos.
“Nuestros hermanos dieron su vida por los demás, como Cristo, hasta el punto de morir infectados por esta epidemia”, escribieron Fray Jesús Etayo, prior general. Una suerte similar a la que corrieron las seis religiosas misioneras italianas de las Hermanas Poverelle de Bergamo, que murieron en el Congo en 1995 por haber contraído el virus Ebola al no dejar a la población sin atención sanitaria. Para ellas, en 2013 se abrió el proceso de beatificación.
Como sucede desde hace algún tiempo, la lista de Fides no trata sólo de los misioneros ‘ad gentes’ en sentido estricto, sino de todos los agentes pastorales asesinados de forma violenta. No se utiliza el término “mártires”, si no en su sentido etimológico de “testigos” para no entrar en el juicio que la Iglesia podrá dar a algunos de ellos, y también por las pocas noticias que se consigue recoger sobre su vida y las circunstancias de la muerte.
Una vez más la mayor parte de los agentes pastorales asesinados en el 2014 encontró la muerte como resultado de intentos de robo o hurto, y en algunos casos agredidos con ferocidad, una señal del clima de decadencia moral, de pobreza económica y cultural, que genera violencia y desprecio por la vida humana.
Algunos fueron asesinados por las mismas personas a las que ayudaban, otros abrieron la puerta a quienes pedían ayuda y fueron atacados, otros fueron asesinados durante un robo, para otros el motivo de los asaltos y secuestros que terminaron trágicamente no esta claro, y tal vez nunca se sepa las verdaderas causas.
Sigue siendo motivo de gran preocupación el destino de otros agentes pastorales secuestrados o desaparecidos, de los cuales no se han tenido noticias, como es el caso de los tres sacerdotes congoleños Agustinos de la Asunción, secuestrados en Kivu del Norte, en la República Democrática del Congo en octubre de 2012, o del jesuita italiano padre Paolo Dall'Oglio, secuestrado en Siria en 2013, o del padre Alexis Prem Kumar, que fue secuestrado el pasado 2 de junio en Herat, Afganistán.
A las listas provisionales elaborados anualmente por la Agencia Fides, de hecho, siempre hay que añadir la larga lista de muchos, de los cuales tal vez nunca se tendrá noticia o de quienes no se sabe el nombre, que en todos los rincones del planeta sufren y pagan con la vida su fe en Jesucristo.+
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