lunes, 16 de marzo de 2015

El peor silencio

El 25 de junio de 1942 el diario conservador ‘The Daily Telegraph’, publicaba una de las mayores primicias de la historia: “Los alemanes asesinan a 700.000 judíos en Polonia”

En junio de 1942, The Daily Telegraph informó en primicia de los asesinatos masivos en Auschwitz: la noticia pasó desaparcibida. / JUERGEN ESCHER (CORDON)
Suelo creer que los refranes son una colección de clichés, un florilegio de lugares comunes y, sin embargo, hay uno que respeto: no hay peor sordo que el que no quiere oír, dice –y mudo que el que no quiere hablar, diría.
El 25 de junio de 1942, cuando los ataques alemanes flaqueaban y la guerra se volvía indecisa, un diario conservador de Londres, el Daily Telegraph, publicaba una de las mayores primicias de la historia: “Los alemanes asesinan a 700.000 judíos en Polonia”, decía el título, y el artículo empezaba abundando: “Más de 700.000 judíos polacos han sido aniquilados por los alemanes en la mayor masacre de la historia del mundo. Además, han puesto en marcha un sistema de hambreamiento que, según admitieron los mismos alemanes, puede haber matado al menos otro tanto. Los más horribles detalles de este asesinato masivo, incluyendo la utilización de gas venenoso, fueron revelados en un informe enviado secretamente al señor Zygielbojm, representante judío en el Consejo Nacional Polaco en Londres, por un grupo activo en su país. Se tiene la fuerte sensación de que se debería actuar para impedir que Hitler cumpla su amenaza de que cinco minutos antes del final de la guerra exterminará a todos los judíos de Europa”.
La noticia, en dos columnas, incluía datos y detalles terribles: “Niños en orfanatos, pensionados en geriátricos y enfermos en hospitales han sido fusilados. En muchos sitios los judíos fueron deportados adestinos desconocidos y asesinados en los bosques cercanos. En Vilna, 50.000 judíos fueron ultimados en noviembre. El número total de los masacrados en este distrito ronda los 300.000”.
La noticia era una de las primerísimas informaciones sobre uno de los grandes hechos del siglo. Y, además, tenía la rara calidad de que podía servir para algo. La masacre estaba, entonces, sucediendo –varios millones más serían asesinados en los años siguientes–; saberlo podía llevar a intervenir. Pero el Telegraph la publicó, pequeña, perdida en la página cinco de un periódico que tenía sólo seis –y ningún otro medio la retomó. Pasarían años antes de que la humanidad decidiera horrorizarse por el Holocausto: en esos días no le daba la gana.
Así que el silencio era macizo. Sólo unos pocos intentaban romperlo, con riesgo de sus vidas. Lo contó el propio Telegraph hace unos días, cuando se cumplieron siete décadas del “descubrimiento” deAuschwitz: la información les había llegado a través de Szmul Zygielbojm; su esposa, Manya, y su hijo Tuvia seguían prisioneros en el gueto de Varsovia y allí murieron –abril de 1943– cuando los alemanes reprimieron la rebelión final. El 11 de mayo, en Londres, Zygielbojm se mató como último gesto de protesta; sabía que su denuncia no había tenido ningún efecto –y lo decía en su nota final: “La responsabilidad por el asesinato de la nación judía en Polonia recae antes que nada en los que lo están cometiendo. Pero indirectamente cae también sobre el conjunto de la humanidad, sobre los pueblos y los Gobiernos de las naciones aliadas, que hasta ahora no han dado ningún paso real para detener este crimen. Al mirar pasivamente cómo se asesina a millones de niños, mujeres y hombres indefensos, se han convertido en partícipes de esta responsabilidad”.
El Holocausto fue un momento excepcional de la historia. Ahora –dice el secretario general de la ONUBan Ki-moon– sólo mueren ocho millones de personas al año por causas ligadas al hambre, y las guerras producen multitudes de refugiados y miles de migrantes se ahogan o se pierden buscando una vida más digna. No nos sucede, claro, a los que leemos estas líneas. Suelen ser otros, como eran otros los judíos. Y sus historias siguen saliendo en la penúltima página, cuando salen.

No hay comentarios:

Publicar un comentario