Doce países castigan con
la pena de muerte el cambio de religión
En pleno siglo XXI todavía se sigue muriendo
por blasfemia y religión.
Un estudio del Centro de Investigaciones estadounidense Pew Research Center,
ha revelado que el 29% de los países del mundo castigan con la cárcel, multas o
pena de muerte por cambiarse de religión, incumplirla u ofenderla.
En 2012, nada menos que el 22% de los países, la mayor parte de Oriente Medio
y del Norte de África penalizaban la blasfemia y el 11% la apostasía.
Cambiar de religión se castiga con la pena de muerte en países como Mauritania, Nigeria, Sudán, Somalia, Maldivas, Malasia,
Arabia Saudita, Yemen, Catar, Irán, Afganistán y
Pakistán.
Los países que castigaban la apostasía con sentencias 'menores', tales como penas de prisión o multas
eran Egipto, Comoras, Siria, Jordania, Irak, Kuwait, Omán, Emiratos Árabes Unidos
y Baréin.
El estudio evidencia que en el año 2012 la blasfemia podía llevar a la
muerte en las mismas regiones de Oriente Medio y el norte de África en Nigeria,
Somalia, Arabia Saudita, Irán, Afganistán y Pakistán.
Mientras que penas de prisión se aplican en: Dinamarca, Alemania, Polonia, Grecia, Turquía, Marruecos, Argelia, Túnez, Mauritania, Sudán, Egipto, Malta,
Líbano, Siria, Irak, Jordania, Kuwait,
Yemen, Omán, Emiratos Árabes Unidos. Catar, Maldivas, Malasia e Indonesia.
Por ejemplo, en Pakistán el castigo contra la blasfemia tiene su origen en
el pasado colonial, cuando los británicos introdujeron por primera vez
sanciones por las creencias religiosas que no tenían que ver con las suyas.
Estas leyes se han mantenido en el país hasta hoy, incluso después de la
independencia en 1947, y son aún más severas que antes.
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