lunes, 1 de agosto de 2016

Dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia (Lc 12, 13)

Xabier Pikaza
Así comienza el evangelio del domingo pasado (Dom 18 C), planteando el tema eterno del padre y de la herencia que debe repartirse entre sus hijos, los hermanos:
‒ ¿A todos lo mismo, pues hijos somos del mismo Padre Dios y de la misma especie humana? ¿Lo mismo para el chino y el pigmeo, el hijo de “buena familia” y el “don nadie” de la calle?
‒ ¿Y qué pasa si un hermano ha trabajado y el otro malgastado? ¿Qué pasa con la propiedad particular de cada uno? ¿Tendrá que haber una propiedad común, repartida por igual a todos, en Castilla y Finlandia, en Siria y Argentina? Éstos algunos de los problemas que recuerda el Eclesiástés: Uno se ha matado trabajando y su herencia se la lleva otro... Éste es el tema de la parábola del evangelio: Uno se ha hecho rico y cuando va a organizar su inmensa fortuna se muere ¿para quién será todo ello?
‒ En el fondo, ésta es la historia de los primeros hermanos (Caín y Abel), que se mataron por un tipo de herencia, y la parábola del Hijo Pródigo que malgastó la herencia y luego quiso tener la de su hermano…
Según este evangelio, parece que Jesús empieza por desentenderse (¿quién me ha nombrado juez de herencias entre vosotros…?)… pero después para plantea y resuelve el tema en un plano más alto, conforme a tres principios básicos:
1. Principio de desprendimiento: ¡Que nadie viva simplemente para tener, aumentando sus “graneros”, pues la vida es más que posesión, el hombre es más que lo que tiene!

2. Principio de responsabilidad. No es lo mismo trabajar que no trabajar.. Tampoco es justo repartirlo todo por igual en sentido material, pues no todos somos iguales...¿A cada uno según sus necesidades, como dice el libro de los Hechos? Pero ¿cuales son las verdaderas necesidades y donde empieza el "vicio"? ¿Y qué hacer con la envidia y los ladrones...?

3. Principio de comunión: Que todos puedan tener para compartir, enriqueciéndose así los unos a los otros. De esa manera la herencia particular puede convertirse en principio de enriquecimiento mutuo en plano personal y social, económico y político, cultural y religioso.
Un tema importante

Este evangelio planta un asunto de grandes implicaciones, como evoca el mismo texto del evangelio (Lc 12, 13-21), que deberá leerse entero, para situarlo después en el conjunto del evangelio y de la historia humana:
1. Plano familiar: Dos hermanos disputan por una herencia que puede unirles, pero también enfrentarles, incluso de un modo sangriento.
2. Plano jurídico: La sociedad ha surgido y se ha estabilizado en torno a unas leyes de herencias, que han marcado gran parte del derecho social.
3. Un campo múltiple… Pero no hay sólo herencias económicas, sino también (y sobre todo) de tipo genético y lingüístico, cultural y social, político y religioso: Herencia de territorios, legados de costumbres, de estilos de vida, de experiencias espirituales…
Diez reflexiones sobre la herencia
Para seguir leyendo:
http://blogs.periodistadigital.com/xpikaza.php/2016/08/01/p387719#more387719

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